Octubre de 2019, Evo Morales gana. La derecha se agarra a un clavo ardiendo y señala los últimos datos en ser procesados como evidencia del fraude, porque favorecen a Evo Morales, le dan la victoria.
Todo el que haya seguido la actualidad electoral de Bolivia más allá de cuando los grandes medios ponen su foco mediático, sabrá que en Bolivia viven muchos Pueblos Indígenas, en zonas de difícil acceso, por lo que sus votos son los últimos en llegar. Históricamente son bastiones del MAS de Evo Morales.
Esa información no la dieron los medios de comunicación que fabricaron en dos telediarios expertos en Bolivia que clamaban por la salida de Evo Morales creyendo que hubo fraude.
Tampoco las llamadas de los militares y los golpistas a el ex presidente y a sus ministros, amenazando de muerte a sus familias. Ni la represión de la dictadura de Áñez a quienes se levantaban pidiendo el reconocimiento de los resultados ofrecidos por las urnas. Ni las alteraciones del proceso electoral que ha preparado un fraude que se ha producido, pero que ha resultado ineficaz ante el apoyo abrumador a la izquierda liderada hoy por Luis Arce.
Esta situación ataca críticamente la hegemonía cultural del sistema neoliberal, en cuanto a que muestra que varias ideas-fuerza que sustentan en sentido común del actual imaginario colectivo no son ciertas.
La primera de ellas tiene que ver con el socialismo como agente redistribuidor de la pobreza. Se ha establecido que ningún pueblo volvería a votar por el socialismo si pudiera elegir, pero los socialistas, al tocar poder, instauran una dictadura que hace las trampas necesarias como para no perder las elecciones, si es que las realiza.
Eso se expresó en Bolivia. La derecha golpista lo dijo. La Organización de Estados Americanos, Estados Unidos (EEUU), la Unión Europea (UE) y los gobiernos conservadores lo dieron por bueno, ya que permitieron el golpe de estado contra Morales, revistiéndolo como un mal menor para recuperar la democracia.
¡Menudo oxímoron! Quienes no aceptan el resultado y dan un golpe de estado para imponerse por la fuerza se convierten en los mejores conductores de un nuevo proceso electoral. Pues aún así, con los bolivianos probando las mieles de la democracia neoliberal han dado la victoria a Luis Arce en primera vuelta, un candidato escogido a la carrera y sin apenas tiempo de darse a conocer. Con una propuesta igual que la de Evo Morales, siendo ambos de la misma organización, Movimiento Al Socialismo (MAS).
La segunda de ellas muestra cómo hemos normalizado el fascismo. Los militantes “invitan” a Evo Morales a abandonar el poder con amenazas de muerte a sus familiares si no lo hace -no a él, atención a lo que implica esa diferencia-, la derecha más radical alcanza el poder y comienza a fabricar muertos, represión brutal de la oposición e imposición de un proyecto político que ha perdido en las urnas.
No hubo manifestaciones masivas a lo largo y ancho del mundo pidiendo el regreso de la democracia por el bienestar de la mayoría de los bolivianos. Nos creímos el relato que construyeron, asumimos la violencia como algo normal en el nuevo orden por las razones que nos dieron -son radicales; el nuevo gobierno debe establecerse y garantizar la paz para poder gobernar-.
La tercera de ellas es la credibilidad de las instituciones que gobiernan las vidas de la ciudadanía. Dijeron que hubo fraude y no presentaron pruebas. Se organizan unas nuevas elecciones -por el empuje de la izquierda de Evo Morales, ya que los golpistas las han ido retrasando para no celebrarlas sin recibir por ello ningún reclamo- y las gana en mejores términos la fuerza que supuestamente hizo fraude anteriormente.
¿Nadie se está preguntando nada? Sobre esto algo como esto: ¿Cómo es posible que gane con tanto apoyo quienes hicieron fraude por tener tan poco apoyo hace apenas unos meses?
La Organización de Estados Americanos (fundada, tutelada y dirigida por EEUU) y la Unión Europea sirven como instrumentos para sepultar a las opciones rupturistas de la región, para volver a tener a sus empresas expoliando los recursos hidrocarburos y naturales de todas las naciones de América Latina.
¿Nos las volveremos a creer cuando señalen el fraude en Venezuela o esta vez sabremos ver que depende de los resultados que obtengan los suyos? Con el mismo árbitro electoral han reconocido elecciones, o no, dependiendo de si las ganaba la oposición.
En Bolivia les ha salido tan mal que ahora el MAS se ha vuelto a legitimar, y Evo Morales tiene un futuro político mucho más claro que antes, además de haber ayudado a la creación de nuevos cuadros políticos del MAS que servirán en un futuro para impedir que la derecha vuelva a tocar el poder en ese país por mucho tiempo.
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