Menores hacinados y abandonados por la Comunidad Autónoma de Madrid
Nos tenemos que remontar a 2016 para recordar la noticia que a finales de ese mismo año saltó a la actualidad, en la cual se nos contaba que varios menores estuvieron durante semanas pernoctando en la calle, en las inmediaciones del Centro del Primera Acogida que la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) tiene ubicado en el distrito de Hortaleza. Esto coincide en el tiempo con las reclamaciones y denuncias de los cuidadores del mismo centro, que ponían el foco en la falta de medios para atender como es debido a estos menores.
Actualmente descubrimos que el centro sigue en condiciones precarias y observamos con estupor cómo en un centro con capacidad para 35 usuarios conviven hacinados unos 140. Las imágenes que se pueden ver nos muestran a menores durmiendo en colchonetas, sillas o directamente tirados en el suelo. Esta situación no solo afecta al sueño de los menores, pues hay trabajadores del mismo centro que declaran que las necesidades de los niños a duras penas se cubren: no hay escasez de comida porque hay que racionarla. Las necesidades sociales de estos menores también arrastran graves carencias, ya que actualmente solo hay seis educadores sociales por turno, y se estima que faltarían unos siete más para cubrir las necesidades de los pequeños.
¿Por qué se produce esta masificación en el centro? Esta pregunta se puede responder desde distintos ángulos. Si la respuesta la da la administración, en este caso la Comunidad de Madrid que reconoce la sobreocupación del centro, echa balones fuera expresando que en el momento de la llegada del “Aquarius” a costas españolas, el centro contaba con una ocupación de 56 menores – recordemos que el centro tiene una capacidad de 35-. Añaden los voceros de la CAM que después de la llegada del buque los usuarios sobrepasan los 100, aunque no hablan en ningún momento de hacinamiento.
La otra respuesta a la pregunta planteada es la de las entidades sociales que niegan esa avalancha de migrantes y culpan a la CAM de restringir las plazas en estos centros. Son las mismas entidades sociales las que denuncian incumplimientos en el protocolo de acogida. Por ejemplo la estancia de estos menores deberían ser como máximo de tres meses, pero se dan casos de menores que están en el centro seis e incluso nueve meses debido a la falta de promoción del acogimiento familiar o el traslado a pisos tutelados o residencias infantiles. Se remarca también la existencia de casos de traslados de menores a otras comunidades realizados de forma “alegal” en el que el menor solo recibe un billete de autobús pagado por el centro para ir a otra ciudad al no tener sitio en Madrid.
Ante esta situación el PSM dirigió dos escritos, uno dirigido a la Fiscalía General de Madrid y otro al Defensor del Pueblo para poner en conocimiento de las instituciones la situación del Centro de Primera Acogida de Hortaleza. En los escritos se solicita que se recabe información ante una posible vulneración de derechos fundamentales, y aporte recomendaciones oportunas a la administración.
Por su parte el Ayuntamiento de Madrid ofrece el inmueble que posee en el municipio de Tres Cantos -que pensaba destinar a la acogida de refugiados-, pero se encontró con trabas por parte de la CAM y el consistorio tricantino, que en este caso también emitirá un informe negativo a tal respecto alegando cuestiones técnicas, haciendo de esta manera que la situación quede en manos de la Comunidad de Madrid y aplique el articulo 161 de la ley del suelo para “imponer” un cambio de uso temporal del suelo por razones de emergencia, cuestión que todavía no se ha debatido, lo que retrasará la reubicación de estos menores.
Pese a que la Comunidad de Madrid está consiguiendo plazas para que su dignidad no se vea menoscabada -algo que sucede desde hace años-, algo que tuvo que haber empezado a hacer hace muchos años, debería no usar a los menores que están aquí sin su familia, que no sabemos lo que pasaron para llegar a nuestro país, como arma arrojadiza para manchar o difamar al contrario político. Estos niños no merecen nada más que una vida normal que por desgracia se les arrebató en algún momento.