Afganistán: ¿Y si “Rambo” era de los “malos”?

Las coyunturas sociopolíticas no son binarias, ni buenos ni malos, ni blanco ni negro, pero efectivamente, “John Rambo luchó en Afganistán” contra el legítimo gobierno de aquel país. Al lado de los muyaidines (talibanes entre ellos).

Probablemente no fueras un niño o una niña en los 80 y necesitas una explicación, ahí va:

John Rambo es un personaje ficticio del “Hollywood” de los ochenta. Un veterano de la “Guerra de Vietnam” al cual, a saber por qué, le entran ganas de ir a jugarse la vida de nuevo a Afganistán, nada menos.

En su tercera entrega (es una saga que tuvo enorme éxito de taquilla) el “personaje” lucha con lo que el guión pinta como jóvenes “libertadores” luchando con el invasor externo. La realidad era otra.

Afganistán, 1978: desde la llegada al poder del Partido Democrático Popular de Afganistán, el sistema casi feudal de relaciones entre sexos y clases es eliminado, se prohíben los matrimonios forzosos y se inician campañas de alfabetización (había 90% de analfabetismo) y de carácter social. Con todo ello es un país pobre, por hacer, cuya fuente principal de sustento es el opio, el cual por cierto es prohibido.

El nuevo gobierno es reconocido internacionalmente, incluidas la Unión Soviética (URSS), la cual es fronteriza, y los Estados Unidos (EEUU), las dos superpotencias de la época. Pero la tregua dura poco, la República Popular de Afganistán firma acuerdos de colaboración con la URSS y a diferencia de Cuba no es una isla, el acceso desde montañas es fácil y dado a la guerra de guerrillas.

Sede de la CIA, 1979: se aprueba la “Operación Ciclón”. El objetivo es armar, formar y financiar a los islamistas, que están en contra de las medidas laicas y sociales de la República Popular de Afganistán.

Y así será hasta 1992. Miles y miles de millones de dólares con el único objetivo reconocido de “dar a los rusos un Vietnam” en su ayuda al gobierno afgano, es un dato a destacar este, durante los 80 en cada telediario y reportaje los jóvenes españoles oíamos “invasión soviética de Afganistán” cuando realmente es el gobierno el que pide auxilio a la fronteriza URSS, incapaz de contener a los islamistas.

Durante toda la década de los 80, Afganistán libra una guerra civil. A pesar de ella, las mujeres y la población goza (siendo un país pobre, semi-analfabeto y por desarrollar), del mejor nivel de vida que haya conocido ese país.

Rescatemos al citado Rambo: resulta que el joven musculado que derriba helicópteros con ametralladora en el bíceps, en realidad está luchando contra el legítimo gobierno de Afganistán cual terrorista infiltrado. Luchando codo con codo con quienes años más tarde lapidarán a mujeres por no llevar burka y cosas peores. Sí, EEUU fue aliada de los Talibanes, y de un tal Osama Bin Laden. Junto con el resto de la OTAN.

En 1989 Gorbachov en su línea “entreguista” decide sacar las tropas de Afganistán, el gobierno afgano está a su suerte y lo estará más aún con la disolución de la URSS en diciembre del 91.

En 1992 el gobierno de Afganistán, que a esas alturas ya no es laico, es derrocado. A estas alturas los EEUU y la OTAN no tienen interés alguno en lo que allí ocurra, miles de millones de dólares después, los islamistas estaban en el poder. Es entonces cuando empieza la lucha entre ellos.

Durante años la guerra entre estas facciones siguió sumiendo al país más y más en la pobreza. Los derechos civiles y sociales vuelven a la etapa feudal, entre señores de la guerra y una nueva rama aún más radical: “Los Talibanes” (estudiantes, es su significado). Entre estos el Mula Omar: “El Tuerto”. Con el juntos, y a veces revuelto, otro nombre que os va a sonar también a post “11-S”: Osama Bin Laden.

Si, querido lector/a, es fácil imaginar al ver la cinta de “Hollywood” que ese joven musculado tenía a estos entre sus compañeros de armas y no a idealistas libertarios como presenta la película.

Aeropuerto de Kabul, 2021: gente agarrándose a los aviones para no caer en manos de los talibanes. Tras la invasión y la imposición del gobierno títere posterior a las “operaciones post-11-S” EEUU no quiere poner más dólares allí.

Desde hace unos meses, en Doha, se reúnen con los emisarios talibanes para pactar una salida y una colaboración con el gobierno afgano  (saben que no se va a cumplir por parte de los talibanes, pero que importa).

Volvemos pues a la casilla de inicio, y feudalización de la sociedad en unas condiciones para la mujer que todos sabemos cuál es.

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