Francia Márquez, la nueva rostralidad de la política colombiana
Francia, una mujer negra nacida en la Colombia pobre, rural, invisible, representa en sí misma un elemento disruptivo y a la vez renovador dentro del quehacer político del antiguo virreinato.
Corregimiento de La Toma, una joven mujer forma parte de una tarea colectiva impostergable: detener la inminente desviación de un río que es parte vital de su comunidad y supervivencia. El nombre del río La oveja, el de la niña Francia. Así se inicia el encuentro con lo político y lo social en la vida de la mujer que hoy día le ha cambiado el rostro al escenario electoral colombiano, Francia Márquez.
Francia, una mujer negra nacida en la Colombia pobre, rural, invisible; representa en sí misma un elemento disruptivo y a la vez renovador dentro del quehacer político del antiguo virreinato. En ella se levanta la posibilidad de cristalizar esa idea fuerza que enuncia que los sujetos surgen y se levantan históricamente, consecuencia de las contradicciones mismas del sistema dominante, que para dar un salto histórico-político cualitativo deben existir unas condiciones materiales y subjetivas mínimas que sirvan como asidero al proceso de transformación.
Esta ex candidata presidencial inscrita dentro del pacto histórico, hoy día hace formula con Gustavo Petro. Él, hombre considerado por la mayoría y la gran prensa el candidato con mayores posibilidades de asumir la presidencia de ese país latinoamericano, ella un signo inequívoco de cambios en ese país.
Historia Breve
Mirando rápidamente hacia atrás en la historia colombiana, hallamos una urdimbre compleja y vertical en su conformación social y política, haber sido en la época de la colonia el virreinato de la Nueva granada impuso una cadencia en la vida diaria de sus pobladores, marcada por diferencias de clase-color.
Esta gran imposición de la racialidad como elemento sustantivo dentro de la biopolítica de las colonias, trajo consigo el blanqueamiento no solo de las estructuras políticas, jurídicas, educativas y religiosas; sino también las formas de pensar y ver el mundo.
Esta construcción implantada, generó una intersubjetividad en los pueblos subalternizados que permitió durante largos años que se gestara una relación de dominación y dependencia que aún hoy pervive en el imaginario colectivo de estos grupos.
La sola presencia de una mujer negra, humilde, con altísimas posibilidades de erigirse como la nueva vicepresidenta del país granadino; es en sí misma un sujeto con un objetivo claro que es determinar e impulsar nuevas formas de relaciones sociales, buscando y consolidando para ello, una conciencia transformadora capaz de ir contra el propósito de los grupos conservadores.
En sus propias palabras “Yo crecí con esas visiones del colonialismo, el racismo, las violencias armadas, las violencias estructurales, pero también con la resistencia de mi mamá, de mi abuela, que no aprendió ni una letra pero siempre nos enseñó que lo importante es cuidar la vida, ver el territorio como una herencia ancestral”.
Las mujeres
Dentro del discurso de Francia Márquez hay un tema recurrente, medular; abiertamente declarada feminista, encuentra en nosotras y nuestros derechos una fuente inagotable para su lucha. Colombia ha sido históricamente uno de los países más violentos el mundo, sus procesos de movilización y migración están signados por la violencia armada en todas sus expresiones. Las mujeres son la parte más frágil de ese trasiego humano deshumanizante. Ser la voz de esas mujeres es uno de sus postulados. Es también defensora del derecho al aborto, de las comunidades sexo diversas, los indígenas, en fin, ella representa los sin voz y esa es una de sus fortalezas.
La tierra como espacio de vida
Francia Márquez salta a la palestra pública cuando recibe el premio Goldman en abril de 2018, este premio de naturaleza ambientalista le permitió ir sumando espacios diversos que sirvieron para construir y visibilizar un discurso propio, lleno de realidad. A diferencia de los demás candidatos, esta mujer realmente ha sentido los avatares de la pobreza y todas sus determinaciones. La idea que le acompaña es generar una arquitectura que permita construir una nueva institucionalidad, es decir, esa nueva estructura jurídica-política que posibilite nuevas formas de gestión o nuevos espacios desde dónde hacer política para la gente y por la gente.
Nueva Institucionalidad
Dentro de esa propuesta, Márquez engloba lo sentido desde las regiones apartadas de Colombia. Temas como la desigualdad, factor brutal dentro de la centralidad bogotana, asoman esa necesaria discusión y re estructuración de los pesos y contrapesos territoriales. La relocalización y atención a las necesidades más sentidas por parte de los pueblos rurales y abandonados en la más abyecta miseria de los rancheríos negros e indígenas del país, son su mayor preocupación.
Desde su posible vicepresidencia, esta mujer, rompiendo con todos los prejuicios de una de las sociedades más clasistas y racistas del continente por razones ya expresadas en párrafos anteriores; tendrá la posibilidad de seguir resignificando la política latinoamericana, llena cada vez más de ideas y proyectos progresistas que avizoran vientos de cambios.