Gabriel Boric, el niño soñado del capitalismo
De izquierdas pero maleable. Gabriel Boric es el sueño del sistema capitalista que busca lavarse la cara utilizando una figura que mantenga a las masas tranquilas, mientras la riqueza se sigue repartiendo “por goteo”.
Gabriel Boric es un sueño, pero para el sistema capitalista que en tiempos de la peor crisis civilizatoria, precisa de rostros nuevos que en nombre de la izquierda le ofrezcan esperanza a las mayorías, de vivir bien dentro del sistema que les oprime.
En un principio, Boric había emulado a Salvador Allende, al punto que algunos intelectuales reconocidos de la izquierda le igualaron. Lo que costó comprender, era que se trataba del nuevo rostro de esa concertación que solo busca refrescamientos, y casi nada de rupturas.
Las aspiraciones de la juventud indignada de Chile se han ido diluyendo por dos razones: 1. Porque no es lo mismo pedir agua que darla (gobernar es complicado), y 2. Porque en el fondo se trata de una clase política que desciende de otra que se sabe llevar bien con establishment, así utilice algunos códigos diferentes.
La estafa “Green”
Para salvar al mundo hay que cambiar el sistema. No se trata de una consigna de la izquierda trasnochada, ni un desiderátum imposible. El curso de los acontecimientos ha ido demostrando que los recursos son escasos; y que la tierra, el agua, el aire, no soportan la carga del modelo de desarrollo.
Si el objetivo es frenar el deterioro ambiental, se tiene que romper con el orden mundial que le permite “vivir bien”, a algunos; y condena a la miseria a otros, porque luego nadie tendrá como sobrevivir.
Por ello, no se puede pretender salvar al mundo de la catástrofe ambiental sin confrontar a los poderosos, sin cuestionar sus modos y acciones. En el caso de Gabriel Boric no hay confrontación real con el sistema.
“Boric es un líder que puede dialogar con las reglas del juego democráticas y del mercado”, afirma Mario Herrera, experto de la Universidad de Talca, a propósito del desempeño del mandatario chileno, en la Cumbre de las Américas.
Instrumento contra la integración latinoamericana
Una amenaza real para la hegemonía capitalista, y especialmente la norteamericana, es la integración latinoamericana; pues la complementariedad entre estos países reúne recursos naturales imprescindibles para la continuidad del modelo de desarrollo.
En este contexto, debilitar el bloque suramericano que se reúne en espacios como el ALBA-TCP, Unasur, y que revitaliza a la CELAC, es un objetivo que requiere a actores como Gabriel Boric.
Influir en Latinoamérica requiere de armas cada vez más sofisticadas, y actores políticos más soportables para una región que está harta de las desigualdades y de la demagogia de la derecha.
“Hoy por hoy, para Washington, Boric es un instrumento de combate entre los gobiernos del eje ALBA mucho más efectivo que cualquier felón de la derecha clásica continental”, opina el politólogo venezolano, William Serafino.
El giro
Algunos medios señalan un “giro” de Gabriel Boric con respecto a puntos delicados como el conflicto mapuche.
En mayo de 2022, Boric decidió militarizar La Araucanía a través de un decreto “acotado” que no le cayó bien a la izquierda, y tampoco a la mayoría que le eligió en 2021.
De igual forma, ha permitido que se mantengan algunas ataduras simbólicas con el golpismo de derecha.
“El gobierno (de Boric), a través de los Ministerios de Defensa y de Justicia y DDHH, validó la mantención de la estatua del cabecilla del golpe de Estado, y miembro de la junta dictatorial, Toribio Merino”, denunció Galo Eldstein, militante del Partido Comunista de Chile.
Estos detalles no refieren necesariamente a un giro, sino a todo un entramado dirigido a permitir que finalmente se muere la esperanza, y se cumple el sueño del poder norteamericano, que las cosas se queden tal cual y como están.