Las elecciones eslovacas del sábado podrían dejar a Kotleba el liderato de la oposición
El partido se alimenta de desinformación, euroescepticismo y del desencanto ciudadano con la política
Si hubiera que buscar un denominador común en la política europea durante los últimos años este sería, sin duda, el avance de la extrema derecha. Se trata de una pandemia tan contagiosa como el Coronavirus, pero mucho más letal.
Durante el 2019 la ciudadanía española acudió tres veces a las urnas, lo que reflejó una mejora progresiva de VOX, nuestra ultraderecha ibérica. Tras conocerse los resultados era habitual escuchar eso de “a Hitler también le votaron los alemanes”, a modo de advertencia y buscando que, tanto electorado como partidos de izquierdas se pusieran las pilas.
Es evidente que se trataba de una exageración; Abascal no se parece a Franco, Salvini no es Mussolini y Meuthen, presidente de Alternativa para Alemania, no se inspiró en Hitler. Se trata de tres ejemplos perfectos de lo que es el modelo de la nueva extrema derecha, en cuyos cimientos encontramos xenofobia y conservadurismo extremo en el plano social, neoliberalismo en el económico y, presente en todo momento, la aporofobia (fobia a las personas pobres).
Actor protagonista en la política eslovaca
Sin embargo, diferente es el panorama en Eslovaquia, donde sí existe la posibilidad de que un partido neofascista consiga un poder enorme: los comicios que tendrán lugar el sábado 29 podrían dejar al Partido de la Gente-Nuestra Eslovaquia como segunda fuerza política.
El nombre ya muestra claramente las intenciones, el populismo extremo se deja notar en la denominación de Partido de la Gente y su racismo deja huella en el adjetivo Nuestra Eslovaquia (de nadie más). Sin embargo, aún llamándose partido de la gente, el culto o sometimiento al líder que existe es evidente. Se incluye tanto delante del nombre de la formación como en su logo el apellido Kotleba, que proviene de Marian, su presidente.
La línea del partido la marca un personaje del pasado, Jozef Tiso. Este sacerdote católico fue presidente de Eslovaquia desde 1934 hasta 1945, cuando se encontraba al frente del fascista y clerical Partido Popular Eslovaco, que fue disuelto tras perder la presidencia. Evidentemente, tuvo muchísimo que ver el contexto internacional, puesto que la caída de este líder colaborador de Hitler tuvo mucho que ver con el declive nazi y el avance de la URSS y de los aliados.
Con esto, no sorprende la retórica racista y anti-gitana tan habitual en el reciente partido Kotleba. Además, el partido sigue en todos los ámbitos la línea fascista. Quiere retirar al ejército eslovaco de misiones extranjeras, romper con la UE y OTAN, defiende el paternalismo económico, se opone a las ayudas sociales, al matrimonio civil y al de personas del mismo sexo. Y para expresarse, utiliza siempre mensajes vulgarizados y simplificados al máximo.
El fascismo crece en de descontento con el establishment, como así señala Peter, de 34 años. Se muestra preocupado por el auge de este partido, al que considera un peligro. “La gente está descontenta con los políticos actuales y quiere una solución fácil, alguien a quien culpar por todo lo malo”. También critica su populismo: “No tienen asesores ni expertos, todo lo que tienen es discurso de odio. Es lo que son y, por desgracia, mucha gente lo sigue”, comenta preocupado cuando ve un sondeo en el que aparece Kotleba como la potencial segunda fuerza política.
Peter es también un reflejo de ese descontento general por la política; a un mes de las elecciones no tiene claro a quién votar y dice que se guiará por quien vea más útil en las encuestas con el fin de impedir que el partido neonazi avance.
Un líder que no se esconde
Siendo sinceros, el adjetivo neonazi viene como anillo al dedo al líder del partido, Marian Kotleba. Su posición con respecto al holocausto no está clara y deja ver un fuerte sentimiento antisemita. Cree en la conspiración de la Ocupación sionista de los gobiernos, teoría según la cual todos los gobiernos occidentales están controlados en la sombra por personas judías. Además, considera a los seguidores de esta religión “demonios en piel de hombre”.
La guinda a toda su trayectoria la pone una donación que realizó a la caridad. Curiosamente, la cantidad elegida fueron 1488 euros, una clara referencia a la simbología nazi, donde el número 14 referencia a las 14 palabras (fueron pronunciadas por el filósofo nazi Lane y piden asegurar la existencia de su pueblo y un futuro para los niños blancos) y el 88 se identifica con Heil Hitler (por la posición que ocupa la letra H en el alfabeto).
Esto también lo tienen claro los jóvenes. Dentro del grupo de amigos de Samuel, de 18 años, hay varios que pretenden votar al partido Somos Familia. Se trata de la formación que más a la derecha se encuentra dentro del espectro político. Populismo de extrema derecha apoyado en el conservadurismo y en la familia. Al preguntarles si existen similitudes, lo tienen claro: “No tienen nada que ver. En Kotleba son realmente neonazis.”
Parece que en la calle, por lo menos en los casos con los que nos topamos, hay consenso con respecto a que este partido no puede ser aceptado ni normalizado, sin embargo, no deja de crecer. Tras ser fundado en 2010, sus resultados no hecho más que mejorar. En 2010 y 2012 no consiguieron representación en el parlamento eslovaco, pero el ascenso en 2016 fue meteórico: multiplicaron sus votos por cinco y consiguieron el 8% de los apoyos. El año pasado, en las elecciones al Parlamento Europeo siguió la misma tónica, alzándose como tercera fuerza con el 12% de los votos.
Si este sábado no hay una sorpresa mayúscula, lo peor que le puede pasar a la formación fascista es consolidarse en la tercera posición, pues las últimas encuestas muestran una dura carrera por la segunda plaza.
¿A qué se debe este continuo crecimiento del populismo extremista? Veronica, de 24 años, se traslada desde su Bratislava natal a Praga, donde cursa sus estudios. Considera un peligro a Kotleba, y achaca su subida a la desinformación y al desinterés, especialmente por parte de la gente joven. “En general, la gente se interesa y lee poco, y no ven el riesgo que esto conlleva”. Además, considera el euroescepticismo como un atractivo con mucha importancia en este partido. Ella, en cambio, tiene pensado votar a Most-Hid, un partido liberal que está actualmente dentro del gobierno.
Un panorama peculiar
Dicho gobierno consiguió salir adelante gracias a la unión de cuatro partidos; el partido socialdemócrata SMER-SD, el Partido Nacional Eslovaco (SNS), cuatro parlamentarios independientes y el ya mencionado Most-Hid. No obstante, parece imposible que esta fórmula consiga sobrevivir a esta legislatura. Tras conseguir más del 32% de los votos en las últimas elecciones, la intención de voto hacia Dirección Socialdemócrata ha caído a casi la mitad (las encuestas les otorgan un 17%), y todos los entrevistados negaron en rotundo que hubieran pensado si quiera en votarles. Por su parte, el SNS sigue la misma dinámica y podría perder a dos de cada cinco votantes, obteniendo en torno a un 5% de los votos.
Dicho panorama, con un parlamento muy repartido, podría dar pie a que las formaciones que se encuentran ahora en la oposición buscasen entrar en el gobierno. En esta fórmula Kotleba y su estimado 13% de apoyos desempeñarían un papel fundamental. Bien es cierto que cuentan con el rechazo de la mayor parte de la ciudadanía, pero cabe esperar de todo en un país en el que todos los partidos políticos tienen una tendencia nacionalista y donde se suceden pactos tan rocambolescos como el que conforma el gobierno (el partido SMER-SD se encuentra dentro del grupo europeo del PSOE y el SNS en el de la Lega de Salvini).
Sus relaciones internacionales
Por último y, habiendo sido mencionadas las afiliaciones europeas, cabe destacar la de Kotleba. Como se señalaba al principio, es importante diferenciar entre las extremas derechas que nos suele rodear y el neofascismo que encarna el partido eslovaco. Kotleba está afiliado a la Alianza por la Paz y la Libertad, que es el irónico nombre bajo el cual se agrupan los partidos neofascistas europeos, siendo el eslovaco el único con representación. En España, su partido hermanado es Democracia Nacional, partido neonazi de sobras conocido por sus vinculaciones con miembros del Ku Klux Klan, por entonar el Sieg Heil en numerosas ocasiones y por perpetrar en 2007 el asesinato del joven antifascista de tan solo 16 años Carlos Palomino.
Como señalaban los jóvenes eslovacos entrevistados, el fascismo se expande valiéndose del hastío y de la desinformación de la ciudadanía. Además, avanza si no se le combate, y ante esto, sin importar el país en el que nos encontremos, es fundamental más periodismo y más organización.