El pasado domingo 12 de julio en Euskadi se celebraron los comicios electorales autonómicos. La participación fue del 52,86%, dejando una abstención del 47,14 %. Fueron contabilizados un total de 908.328 votos.
De los votos recibidos 6.735 han sido nulos y 8.515 votos blancos. El reparto los setenta y cinco escaños que forman el Parlamento Vasco sería el siguiente (a falta de contabilizar los votos CERA):
El PNV obtiene 31 escaños, tres más que la anterior convocatoria electoral. EH Bildu consigue 22 escaños, cuatro más que en los comicios anteriores. El PSE sería tercera fuerza con diez escaños, uno más que en 2016.
Elkarrekin Podemos pasa a ser la cuarta fuerza con seis escaños, cinco menos que las anteriores. El PP, que se ha presentado con C’s, ha perdido cuatro escaños quedándose con cinco. Y Vox entra en el Parlamento Vasco con un escaño, conseguido con tan solo 4.722 votos.
La entrada de la ultra derecha se ha producido por el funcionamiento del sistema electoral, que en un contexto de mayor abstención, con un menor número de votos se obtiene un mayor porcentaje y por ende, más representación.
Las elecciones autonómicas de 2020 se han celebrado en un contexto de crisis sanitaria. Un proceso electoral en medio de una pandemia exige condiciones previas y unas medidas que garanticen la seguridad sanitaria. Una abstención de casi la mitad del electorado es un dato a tener muy en cuenta.
Las razones de la misma pueden ser variadas (no creer en el sistema, no sentirse representado por ninguna formación, apolítica, miedo al contagio). Esto hace que no sea posible atribuirle a la abstención ninguna razón concreta y principal.
Ese alto porcentaje de abstención ha hecho que resulte más “barato” obtener diputado, y a su vez que el porcentaje obtenido sea superior al de las anteriores elecciones en las que la abstención fue menor.
Este también ha sido un dato usado, junto con el aumento de escaños, para que la mayoría de formaciones celebre su “victoria”. Las cosas varían si se analizan los votos obtenidos, y se comparan con los de los comicios de 2016. El PNV ha conseguido 349.429 votos, ha perdido 48.739 votos.
EH Bildu obtiene 248.688 votos, sumando 23.516 votos más que en los anteriores. El PSE, aunque ha obtenido un escaño, ha obtenido 121.859 apoyos, 4.551 menos. Elkarrekin Podemos es la formación que más votos ha perdido, 85.575 votos menos, ha obteniendo 71.759 sufragios.
El PP, que se presentaba junto a C’s, consigue 60.299 votos, 47.472 menos que en los anteriores comicios.
Elkarrekin Podemos ha perdido 85.575 votos, comparando los resultados con los obtenidos en las anteriores elecciones autonómicas de 2016. Para entender este descenso de votos hay que analizar los factores estatales y los locales, que en ocasiones van unidos.
Una de las cuestiones que más polémica ha levantado en la sociedad vasca, ha sido la actitud de Unidas Podemos en referencia al GAL. Ni la postura inicial respecto a la investigación sobre la responsabilidad de Felipe González, ni las palabras de alguna de sus dirigentes, como Pablo Echenique, fueron del agrado de la sociedad vasca.
Tampoco ayudó que, a raíz de esta polémica, Pili Zabala, la hermana de Joxi Zabala que fue secuestrado, torturado y asesinado por los GAL, dejara Elkarrekin Podemos.
Elkarrekin Podemos no ha acabado de cuajar en la sociedad vasca. Entró en el panorama político vasco y con el tiempo, el proyecto político y social empezó a chocar y a verse limitado por el proyecto político estatal.
La equidistancia mostrada con temas como la autodeterminación y el derecho a decidir no han jugado en su favor. El centralismo no es un camino que atraiga a los votantes de izquierdas en Euskal Herría. También hay que tener en cuenta las divisiones internas que se dieron por apoyar los presupuestos del PNV.
En cuanto a estas últimas elecciones, Elkarrekin Podemos ha presentado una campaña poco potente y que no demuestra querer arañar votos a otras formaciones, más bien presentó una especie de acuerdo de gobierno basado en el tripartito (PSE, EH Bildu y Elkarrekin Podemos).
En Euskadi, no existe un frente político fuerte que vaya a quitarle la hegemonía al PNV, ya que el PSE siempre es el socio del PNV. Algo que la sociedad vasca tiene muy claro.
La formación morada y roja no ha presentado un proyecto fuerte y propio, sino una propuesta de compartir proyecto con quien, siendo su socio en el Estado, no lo será en el Parlamento Vasco.