En los últimos días en las calles bolivianas de Santa Cruz, seno de las movilizaciones contra el presidente Evo Morales y feudo consagrado opositor ante los mandatos del mismo, (pero también en La Paz y zonas andinas), destaca un nombre: Luis Fernando Camacho. Recientemente se jacta de haber conseguido unir las fuerzas contra el MAS, dio un ultimátum de 48 horas a Evo Morales para abandonar la presidencia.
Pero ¿quién es Luis Fernando Camacho? Es el presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, es un empresario de cuarenta años, accionista del grupo de inversores Nacional Vida S.A. del que su familia es dueña (su padre, José Luis Camacho Miserendino, es el propietario del grupo empresarial).
>>La derecha avanza en Bolivia hacia un escenario golpista al estilo de Juan Guaidó<<
Dicha compañía, como informa en su página web, distribuye sus inversiones: Nacional Seguros Vida y Salud; Nacional Seguros Patrimoniales y Fianzas; Conecta; Tecorp; Xperience; Fenix Seguros; y del proyecto de Clínica Metropolitana de las Américas.
Según declaraciones explícitas de la revista La Resistencia, “para que se tenga una idea aproximada del patrimonio de esta empresa, el padre del actual presidente del Comité Civico Pró-Santa Cruz, compró la empresa paraguaya Fénix de Seguros y Reaseguros, por 3,7 millones de dólares“.
Asimismo “José Luis Camacho era el dueño de la empresa que tuvo el monopolio de la distribución de gas en Santa Cruz, SERGAS, y ciudades próximas como Montero y Warnes por 20 años, desde 1989 hasta el 2009. Concesión otorgada en los procesos de capitalización y privatización por los gobiernos neoliberales“.
A parte de su prominente pertenencia a la élite empresarial, Fernando Luis Camacho, tiene como otra de sus claves de apoyo social en el entramado su confesa devoción religiosa, que le ha permitido alinear bajo su dirección a todas las fuerzas clericales, las corrientes homófobas, y a las favorables a la penalización del aborto.
>>¿Fraude en Bolivia? El neoliberalismo no consiente la rotura del «cambio de ciclo»<<
No obstante, a pesar de la protección eclesiástica y empresarial, en los últimos meses de verano, Luis Fernando Camacho fue señalado por la Comisión Legislativa, que investigó los papeles de Panamá. Allí se expone que su papel fue el de ‘intermediario‘ y “podría haber favorecido el ocultamiento de fortunas, el lavado de dinero y evasión de impuestos“. Según esta información, Camacho, como intermediario, creó tres sociedades: Medis Overseas Corp., Navi International Holding y Positive Real Estates.
En cuanto a nivel político, sus adeptos lo apodan como ‘el macho Camacho‘, porque aluden frecuentemente al coraje masculino que impone a través de sus estrategias de amedrantamiento y persecución: “tenemos que hacer, salvando las diferencias, y sacar la agenda como lo hacía Pablo Escobar, pero solo para anotar los nombres de los traicioneros de este pueblo porque queremos que el día de mañana vayan presos, pero no por rencor y odio, sino por justicia”.
Ahora, con sus últimas amenazas, la oposición representada y radicalizada con la figura de Camacho se ha adentrado en un escenario de no retorno y de compleja solución. ¿Qué sucederá si la OEA valida los resultados de la elecciones? O incluso, ¿qué pasaría si el organismo llama a una segunda ronda? ¿No se presentarían porque perdería legitimidad? ¿Golpe de estado o muerte?
ElEstado.Net no tiene por qué compartir todo el contenido de los artículos de opinión publicados en su Sección de Opinión.