El escenario tras la crisis
La crisis provocada por el coronavirus está poniendo a prueba también la calidad de nuestro sistema democrático. Se aproxima un escenario de crisis económica y recesión que exigirá una rápida adecuación de los sectores de izquierda, para amoldarse a un escenario de alta conflictividad social. Hay que evitar que ese conflicto nos coja, otra vez, a contrapié y perdamos la iniciativa, como pasó en 2008.
El apoyo económico y social a las familias, a las personas trabajadoras, es tan importante, de cara al futuro, como garantizar el apoyo sanitario para salir de la crisis del coronavirus. Por eso, no debemos caer en la misma trampa de la austeridad y los recortes que fueron la “fórmula mágica” de la crisis de 2008.
El problema real al que nos enfrentamos, como sociedad, es también el hecho de que venimos de una situación ya altamente precarizada, a raíz de las consecuencias de la crisis de 2008, con barrios en nuestras ciudades que se han empobrecido hasta niveles nunca vistos.
Es necesario que la disminución de la demanda laboral y la falta de liquidez de las empresas tengan el menor impacto posible sobre el mercado de trabajo. Una vez superada la crisis, los niveles de empleo deberían volver a niveles anteriores a la crisis, sin que la pandemia sirva como excusa para la reducción de las plantillas. Por tanto, debe condicionarse el acceso a la herramienta de los ERTE a que las plantillas se regularicen posteriormente.
>>Los ERTE del coronavirus pueden convertirse en ERE encubiertos<<
El gobierno debe plantearse también la introducción de estímulos económicos más potentes para, una vez pasada la crisis, ayudar a fomentar la recuperación. Pero también replantearse qué hacer si la crisis se alarga demasiado y la afectación económica sigue creciendo.
No podemos consentir que la salida a esta nueva crisis pase por empobrecer aún más a sectores que ya son muy precarios. Porque si la crisis de 2008 fue traumática para muchos, la salida de la crisis del coronavirus puede ser un shock sin precedentes, porque el punto de partida en 2020 es mucho más frágil que el anterior.
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