Honduras: la represión gubernamental se cobra sus primeras víctimas
Tras la sublevación de gran parte de la Policía Nacional (PN) contra la dictadura de Juan Orlando Hernández, el escenario político de Honduras ha dejado de estar en una tensión permanente -a causa de la movilización constante del movimiento liderado por Manuel Zelaya-, para sufrir una rotura democrática que ha precipitado una lucha por el poder que se mantenía, a grandes rasgos, oculta tras las estrategias políticas que se encauzaban en la normalidad del país.
El líder de la oposición, Manuel Zelaya, consciente de su gran poder de convocatoria, pero limitado entre diferentes sectores sociales por la manipulación mediática que ha sufrido intensamente desde antes del golpe de estado que lo depuso en 2009, ha rechazado instrumentalizar la Plataforma de maestros y médicos que ahora mismo es la que lidera el movimiento contra la dictadura, como le pedían liderazgos secundarios de la oposición, como Luis Zelaya y Salvador Nasralla, ambos colaboradores de Juan Orlando Hernández en cuanto que han aceptado diferentes ofrecimientos del régimen, que éste ha usado para legitimarse ante la sociedad.
>>¿Qué está pasando en Honduras?<<
Que la organización de Mel Zelaya (Partido Libertad y Refundación, Libre), apoye y acompañe desde un papel secundario las protestas de la Plataforma, mientras mantiene la insurrección popular pacífica (toma de carreteras y avenidas principales), garantiza un aumento de las movilizaciones que ya solían ser masivas.
Una vez que el escenario ha sufrido cambios importantes, como el abandono de la dirección de la Iglesia Católica y la Policía Nacional en su apoyo a JOH, dos de sus pilares fundamentales, ha impulsado a los sectores contrarios a la dictadura a redoblar la presión social en las calles, en un esfuerzo para derribar al régimen, que va a cumplir diez años en el poder.
El líder del ejecutivo, que además controla de facto el resto de los poderes del Estado hondureño, ha desplegado a las Fuerzas Armadas para reprimir a la población, circunstancia criticada por la Organización e las Naciones Unidas (ONU), que ha recordado que los militares no pueden participar en tareas de orden público, de acuerdo con la doctrina de los Derechos Humanos.
La represión ordenada por JOH se ha cobrado la vida de Eblin Noel Corea Maradiaga, joven de diecisiete años que se encontraba protestando pacíficamente en favor de la caída de la dictadura en Yarumela, La Paz. También la de Luis Antonio Maldonado de 29 años, por un disparo en la cabeza por parte de los militares.