Se esperaba una Gran Coalición. No un gobierno conjunto entre los dos principales representantes del Régimen del 78, pero sí un apoyo del Partido Popular a la investidura de Pedro Sánchez, y acuerdos en los principales asuntos del estado.
Pero Pedro Sánchez y Pablo Iglesias dieron un vuelco a la situación presentando un preacuerdo programático más a la izquierda de lo previsto en el escenario más posible, y con la certeza de que el líder de Unidas Podemos sería el vicepresidente de España si las negociaciones seguían el curso iniciado.
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En los diez puntos que forman el preacuerdo no hay nada que ponga en duda el actual Régimen del 78. No se toca la herencia franquista del actual sistema -jerarquía social con origen en el expolio republicano, policía y ejércitos sin depurar, sistema judicial con la Audiencia Nacional como eje-, ni la monarquía, ni las relaciones con la iglesia.
Pero sí se recogen puntos interesantes en materia tanto económica (reforma fiscal progresiva), como social (apuesta por el feminismo) y laboral (recuperación de derechos perdidos por los trabajadores en los últimos gobiernos del PSOE y del PP). Una situación que no ha gustado al IBEX35, que ya dejó claro en el pasado mes de abril que “con Unidas Podemos no”.
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Lo que incluye el preacuerdo son intenciones de medidas que mejorarán el poder adquisitivo y las condiciones de vida de la mayoría de la sociedad española, suponiendo una reducción mínima de las ganancias de los principales empresarios, los cuales no consienten que se redistribuya la riqueza creada por sus trabajadores, como ya demostraron con la subida del salario mínimo a la cantidad de 900 euros al mes.
A causa de esto, la élite económica ha comenzado a mover la maquinaria mediática para evitar que el preacuerdo se concrete en un acuerdo que supere la sesión de investidura, conformando así el nuevo gobierno de España. El expresidente Felipe González ha sido el primer representante del poder económico en aparecer en el espacio público para censurar este acuerdo como uno que podría romper las reglas de convivencia social.
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El histórico dirigente del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha señalado a Pedro Sánchez, que la mejor opción sería una alianza estratégica con el PP, una organización de derechas que cuenta con “sentido de estado”, por lo que a juicio de González es un socio que otorgaría mayor estabilidad al gobierno de Sánchez, además de llevar la política por los cauces democráticos.
El movimiento oligárquico avisa de que el sistema español, un régimen de libertades formales nacido del franquismo, se posiciona contra el posible gobierno de coalición de centro-izquierda, pero que también está presionando tanto socialmente como políticamente en lo interno del PSOE, para que el pacto se produzca por la derecha.