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Desmontando algunos mitos sobre Franco (II)

En el anterior artículo de Desmontando algunos mitos sobre Franco hablamos y nos centramos en tres mitos, pero nos centramos más en el de “Franco creó la Seguridad Social“, quedando demostrado que es completamente falso. Es de obligada tarea seguir hablando, al menos en una segunda entrega, sobre algunos mitos más de Franco y su dictadura.

Mientras siga existiendo esa creencia sociológica que enarbola la bandera de unas “bondades” que no lo fueron, seguirá siendo necesaria la tarea de aportar datos que demuestren que aquella costumbre es obra de la propaganda del régimen dictatorial franquista.

En este artículo, nos gustaría centrarnos en dos de los también grandes mitos más repetidos por la propaganda: la falsa prosperidad y el falso argumento de que la República fue un desastre.

Con Franco había prosperidad

Mito muy manido que una vez más, y como no podría ser de otra forma, la propaganda franquista -y la que vino después- tuvo mucho tiempo para esculpir lenta y cuidadosamente la falacia de que el franquismo trajo la modernización de la economía española, atrasada a la de Europa durante siglos. Uno de los mayores expertos en historia de la economía mundial, Angus Maddison, ha demostrado que es completamente falso.

Para empezar con un dato, hablemos del PIB comparándolo con el porcentaje del PIB francés. En 1850, el PIB español se encontraba al 68% del francés, dato que demuestra como falso el atraso crónico español que usó la propaganda franquista para dar un valor comparativo que sirviera de justificación. Pero la realidad es que en 1850, a pesar de que nos hicieron creer que España era un país atrasado, no era para nada cierto.

Los países puramente agrícolas, tenían un PIB que correspondía a la mitad del PIB español. Ya durante las siguientes décadas y hasta 1895, el PIB español estaba entre el 70% y el 80% con respecto al francés. Tras el “Desastre del 98“, que supuso la pérdida de las últimas posesiones españolas en ultramar, la economía nacional sufrió un durísimo varapalo: la renta bajó en torno al 60-70% con respecto a la francesa.

A partir de 1923, casi toda Europa se recuperó de los efectos de la “Gran Guerra“, pero cómo no, España volvió a quedarse rezagada, con muchos años en los cuales la renta española era menos del 60% respecto a la de Francia. Esto desmonta la narrativa franquista de que la dictadura de Primo de Rivera fue beneficiosa para la economía española.

En 1930, el último año de la dictadura, el PIB español estaba por debajo del 58% del francés. España sobrellevó bastante bien los años de la “Gran Depresión“, y en 1935 el PIB había subido hasta un 63% del francés, y en términos absolutos, el PIB per cápita estaba al nivel de 1928, lo cual si lo comparamos con los malos resultados de otros países de nuestro entorno, es todo un éxito.

Tras el golpe de estado de Franco y la Guerra Civil subsiguiente, el PIB se hundió colocándose en un 40% del francés, el mínimo histórico de España. Poco después del fin de la Guerra Civil, comienza la Segunda Guerra Mundial. En este tiempo, a pesar de que nuestra economía no mejoraba, existe un pico debido al hundimiento de la economía francesa.

Las vergüenzas comienzan a aparecer tras el fin de la guerra, cuando Francia, cuatro años después del fin de la guerra, comienza a recuperarse rápidamente y en 1949, su PIB per cápita, ya superaba el de 1939 e incluso el de 1929. Mientras nuestra renta no crecía y se quedaba en poco más del 40% de la francesa.

En 1950 comienza un lento crecimiento, pero en 1960 nuestra renta seguía siendo un 40% de la francesa, y no fue hasta 1955 cuando se superó el PIB per cápita de 1929. En 1961, y tras el cambio de rumbo de la política económica autárquica y con el apoyo de EEUU, es cuando se comienza a recortar terreno a Francia en materia económica. Pero a la muerte del dictador, solo habíamos conseguido alcanzar la modesta cifra del 63% de la renta francesa, es decir, estábamos en el mismo punto que en 1935.

Lo único próspero durante el franquismo fueron los beneficios empresariales, al alza desde 1940. Frente a ellos los salarios de los trabajadores del campo se desplomaba durante las décadas de los 40 y 50. A lo largo de toda la década de los 40, se asiste a una deteriorización de los salarios reales pagados por la agricultura. La diferencia entre los precios obtenidos por los productos agrícolas, se manifiesta en una fuerte acumulación durante los años considerados. En la industria fue peor. Los salarios caen un 50% y el nivel de 1936 no se alcanzaría hasta 1967. La inflación en España durante el franquismo, llegó a cotas históricas: de un 30% y un 32% con sueldos bajando.

En conclusión, se puede afirmar que la economía española antes de la Segunda República, nunca tuvo el subdesarrollo que le achacan los “historiadores” franquistas. Fue una economía que se incorporó tarde a la industrialización, pero que siempre estuvo integrada en Europa como una economía de un nivel medio-bajo de riqueza. Seguramente, y enfrentados a la miseria que trajo el franquismo, el mito del subdesarrollo histórico español fue inventado por la propia dictadura para justificar las penurias que vivía la población.

Lo que es cierto es que hubo un retraso importante en la economía a causa del franquismo que en su tramo final, dejó una situación relativamente similar a la que se encontró cuando tomó de forma violenta el poder, y provocó grandes penurias a dos generaciones de españoles. Hubo prosperidad para la oligarquía, y miseria y muerte para el pueblo.

La República fue un desastre

La República no fue un fracaso que conducía necesariamente a una guerra, sino que fue destruida por un golpe militar que contó, desde el principio, con la connivencia de dos países extranjeros, y que, al no tener éxito en la mayor parte del país, condujo a una guerra mal llamada “fratricida“.

La II República fue una democracia de entreguerras, de nueva creación, que tuvo que lidiar por un lado con la derecha más extrema, fascinada por el crecimiento del fascismo en Europa, y por el otro con la izquierda obrera, que consideraba habitualmente que la democracia burguesa era incompatible con el capitalismo.

Durante los años de la dictadura, la propaganda franquista se jactó de justificar el golpe militar con el argumento del “peligro comunista“. Sin embargo estas justificaciones conservadoras han ido evolucionando de tal manera que hoy solemos escuchar perplejos a muchos políticos de derechas, nombrar el supuesto fracaso de la República como causa de la guerra, y no por un golpe de estado militar que degeneró en una guerra civil.

Llama la atención que en la actualidad, las justificaciones por parte de la derecha de la guerra civil, ya no son los “rojos y marxistas”, sino los propios políticos de la República. Prueba de ello es lo que dijo Manuel Fraga en una entrevista concedida a El País en 2007 en la que dijo: “Pero los muertos amontonados son de una guerra civil cuya responsabilidad es íntegramente de los políticos de la República. ¡Toda!“. Es evidente que negar o esquivar un golpe de estado que dejó varios cientos de miles de muertos y 500.000 exiliados es aberrante.

Es evidente que la Segunda República no fue un desastre, básicamente porque sus dos primeros años, el llamado “bienio azañista“, fue bastante tranquilo con respecto al “bienio derechista”. Un bienio, el azañista, lleno de grandes reformas como la agraria, la educativa o la del ejército, necesarias todas ellas por la mejora de las condiciones de millones de trabajadores agrícolas y por mejorar la educación y cultura de un país necesitado de la misma.

Ni la II República iba camino de convertirse en una dictadura comunista, ni fue un desastre. Más bien una democracia reconocida internacionalmente como tal, y que puso en jaque a los colectivos que aglomeraban un poder y privilegios inconmensurables y que decidieron usar las armas y violencia contra su propio pueblo.