Arantxa Tirado: “el Gobierno y el pueblo venezolano le están ganando la jugada a EEUU”
Arantxa Tirado Sánchez es hija orgullosa “de barrio“, de clase obrera, politóloga doctorada en Relaciones Internacionales por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y en Estudios Lationamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), también camarera, vendedora de zapatos, escritora y administrativa.
Para comenzar y poder contextualizar los últimos acontecimientos es importante retrotraernos a los orígenes haciendo uso de la, normalmente, desprestigiada y maltratada memoria histórica: ¿Como surge el chavismo? ¿Es una dictadura?
El chavismo surge como un movimiento de masas que aglutina las esperanzas de cambio de los venezolanos desencantados con el periodo conocido como IV República. Durante esa época se dio, tras el fin de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958, un pacto de élites que se vendió ante el mundo como ejemplo de democracia pero que, en la práctica, solo integraba a una parte de la población, pues amplios sectores de las clases populares vivían en la miseria y ni siquiera tenían derecho a voto al no estar censados.
El “chorro petrolero” no llegaba a toda la población por igual y los altos niveles de corrupción, más las políticas neoliberales de choque aplicadas por Carlos Andrés Pérez, provocaron un estallido social en 1989, el Caracazo, reprimido por el Gobierno de Pérez y que dejó al menos centenares de muertos. Este fue un momento de inflexión de la política venezolana sin el cual no puede entenderse la rebelión de Hugo Chávez y otros militares en febrero de 1992.
Tras esta rebelión y su paso por la cárcel, Hugo Chávez, más otros sectores civiles, algunos provenientes de una parte de la izquierda venezolana, decidieron conformar un movimiento electoral para presentarse a las elecciones en 1998. Su victoria, con el 56% de los votos, fue seguida de una sucesión de victorias electorales en los años posteriores que dieron respaldo a un proyecto revolucionario que fue buscando su propio camino de transformación.
Solo estas victorias electorales serían suficientes para refutar las versiones que interesadamente tildan al chavismo de dictadura sin ningún tipo de sustento lógico ni material. Venezuela sigue siendo una democracia que, si bien trata de superar los parámetros de la democracia liberal a través de una democracia participativa y protagónica, construyendo en paralelo un Estado comunal, todavía sigue rigiéndose por ciertas normas de la democracia liberal. Allí sigue habiendo elecciones, supervisadas por acompañantes internacionales, a las que concurren todos los partidos de oposición que libremente se quieren presentar.
La oposición ha jugado la carta de no presentarse a algunos comicios para forzar esta imagen de la “Venezuela dictadura” pero no le ha beneficiado siempre esa estrategia. De hecho, la oposición ha ganado espacios en Estados y alcaldías por la vía electoral, incluso ganó las elecciones a la Asamblea Nacional de diciembre de 2015. ¿En qué dictadura sucede eso? Pero ha tirado por tierra todos sus avances electorales al optar por la vía golpista.
En una entrevista usted afirmó que en los medios de comunicación se explica que hay crisis en Venezuela pero que nunca exponen las causas de esta crisis, ¿Hasta qué punto lo que se refleja en los medios se asemeja a la realidad? ¿Hay crisis actualmente en Venezuela? ¿Cuáles son las causas de esta? ¿A qué se debe esta hiperinflación?
Los medios llevan años distorsionando la realidad venezolana porque saben que Venezuela es el “mal ejemplo” del que podrían aprender los pueblos de América Latina y el Caribe, pero también del mundo, como antes lo fue (y sigue siendo para muchos) Cuba o el Chile de Allende.
Por eso EEUU, como Estado emblema del capitalismo mundial, ha tratado de abortar todas estas experiencias políticas y económicas alternativas que cuestionan su dominio en lo que ellos consideran su “reserva estratégica”, esto es, todo el continente latinoamericano-caribeño donde se concentran riquezas naturales y minerales vitales para el funcionamiento del sistema tal y como lo conocemos.
El capitalismo tiene en la explotación de los hidrocarburos uno de sus pilares energéticos, y Venezuela no por casualidad tiene las principales reservas probadas de petróleo del mundo, es fácil darse cuenta de por qué EEUU no puede tolerar que ese petróleo esté en manos de un gobierno no afín.
Esto pone a EEUU en una situación vulnerable pues recordemos que una de las primeras cosas que hace Hugo Chávez al llegar al poder es ir a hablar con los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para concertar una subida de los precios del barril de crudo, más favorable a los países productores.
Sin duda Venezuela atraviesa una crisis económica que viene desde hace años cuando le impactó el descenso del precio del barril de petróleo, igual que a otros países latinoamericanos les pegó el descenso del precio de las “commodities” o materias primas, que habían garantizado unos años de bonanza económica mientras EEUU y Europa ya estaban en crisis.
Ese descenso afectó gravemente su economía, que depende en un 95% de los ingresos de divisas del petróleo, con los que se financiaron las políticas sociales del chavismo. Es bueno decir que, a pesar de ese descenso, las políticas sociales no han desaparecido, se han mantenido haciendo un gran esfuerzo por parte del Gobierno.
A este hecho se ha de sumar la guerra económica que el capital internacional y los comerciantes locales llevan desplegando contra el Gobierno venezolano y que se traduce en una hiperinflación inducida con pretensiones de desestabilización política, como ha documentado la profesora Pasqualina Curcio.
La economía venezolana, por sus características estructurales propias al ser Venezuela un país petrolero, siempre ha tendido a la inflación, desde antes del chavismo. Sin embargo, en el último período, el poder adquisitivo de los venezolanos ha sido pulverizado a través de un ataque continuado al bolívar. Según explica la profesora Curcio, desde 2013 se ha devaluado el bolívar 7.000 millones por ciento con respecto al dólar.
Quizás sea más gráfico entenderlo sabiendo que ahora mismo en Caracas el salario mínimo que puede cobrar una camarera de piso en un hotel está en 40.000 bolívares y un desayuno en el aeropuerto puede costar eso mismo. Los intentos del Gobierno de aumentar los salarios son respondidos por el capital con aumentos de precios al día siguiente. Una espiral sin fin que es insostenible para los bolsillos del venezolano de a pie.
También detrás de esta crisis hay un cerco y bloqueo financiero, por parte de EEUU y otros países, que impide al Gobierno venezolano operar con normalidad en los mercados internacionales y ha supuesto el robo de activos y reservas del Gobierno por valor de más de 30.000 millones de dólares. Además, pese a pagar su deuda de manera puntual, Venezuela ha obtenido malas calificaciones de las empresas calificadores de riesgo por motivos políticos, lo que ha restado la posibilidad de tener financiamiento internacional para sus operaciones.
En definitiva, se ha tratado de asfixiar financiera y económicamente al Gobierno venezolano, lo que sin duda tiene un impacto en la vida cotidiana del pueblo venezolano. Y, de hecho, ése es el objetivo buscado: socavar a las bases del chavismo por medio del desgaste económico, convirtiendo la vida cotidiana en un suplicio para que la Revolución Bolivariana implosione. Una receta ya aplicada con el bloqueo a Cuba, también sin éxito en ese caso, pero que se cobra miles de víctimas.
En torno a esta crisis en Occidente se nos vende la imagen de desesperación constante de la gente de a pie. Usted ha realizado varios viajes recientemente a Venezuela ¿qué es lo que ha visto? ¿Que está pasando actualmente en las calles de Venezuela?
Las calles de Venezuela están tranquilas. Y así lo han estado en los últimos meses, a pesar del golpe mediático de Juan Guaidó y sus pretensiones de instaurar un gobierno paralelo de facto a finales de enero, rematándolo con una fallida operación de llamado a la insurrección militar el 30 de abril.
Quitando los conatos de guarimbas del inicio, que fueron muy focalizados y no prendieron realmente, y las movilizaciones de opositores que se han ido desinflando en la medida en que la figura de Guaidó también lo ha hecho, se podría afirmar que Caracas vuelve a la cotidianidad en sus calles.
El chavismo se sigue movilizando para respaldar su proceso y la gente va y viene a sus trabajos, con mayores dificultades por el impacto de esta crisis en la cotidianidad. Por ejemplo, como se hizo en el Chile de Allende, hay “fuerzas oscuras” que están pagando a algunos dueños de autobuses 20 o 30 dólares por día para que no salgan a trabajar, mucho más de lo que ganarían si salieran de hecho a trabajar, con la finalidad de dificultar el transporte cotidiano y exasperar a los venezolanos con su Gobierno.
Es cierto que el metro, que sí es público, ha empeorado su servicio en los últimos años, y esto se suma a las dificultades de movilidad, creando una sensación de “anormalidad” también inducida en la misma lógica que se induce la hiperinflación. Se trata de presentar al proyecto bolivariano como a un Estado fallido, que demostraría el “fracaso del socialismo”.
Lo cierto es que, por desgracia, en Venezuela no existe el socialismo, apenas se está tratando de construir en unas condiciones muy difíciles porque no conocemos ningún caso en la Historia en que a una sociedad se le haya permitido apostar por el socialismo sin padecer estos ataques en forma de sabotajes, boicots y bloqueos por parte del capital internacional.
Dices que la figura de Guaidó se ha ido desinflando con el paso de los días pero ¿qué rol ha desempeñado dentro de este entramado?
Guaidó ha sido el peón de EEUU en esta última fase del libreto golpista contra la Revolución Bolivariana, un libreto que no es nuevo y es de larga data y aplicación. Creo que hubo un error de cálculo por parte de los asesores de seguridad y otros altos funcionarios estadounidenses que se creyeron la lectura de la oposición venezolana sobre una supuesta debilidad del Gobierno de Nicolás Maduro, cosa que se ha demostrado no ser tal.
Seguramente esos asesores y funcionarios también se han creído las manipulaciones de los medios de comunicación internacionales que llevan años, como decía, dando una imagen sesgada y distorsionada, cuando no directamente basada en mentiras, de la realidad venezolana.
>>Juan Guaidó: expectativa contra realidad<<
En esto tienen tanta culpa los dueños de los conglomerados mediáticos, que sabemos que son grandes capitalistas con unos intereses contrarios a los de las mayorías y a quienes conviene no mostrar una realidad que cuestiona su imaginario, como los periodistas que saben de la manipulación y se callan la boca o no hacen bien su trabajo periodístico.
El periodismo ha sido un brazo ejecutor más del golpismo de la oposición venezolana, con sus jaleos a la oposición, sus medias verdades o su silencio a la hora de denunciar lo que está pasando realmente, que es una guerra declarada contra todo un pueblo por atreverse a construir un modelo político y económico alternativo al neoliberal.
A día de hoy, ¿cuál cree que será la solución para resolver estas crisis económica y política de Venezuela?
La solución en el corto plazo está siendo el diálogo político, como está sucediendo estos días en Oslo. El Gobierno venezolano siempre ha estado abierto al diálogo, a diferencia de lo que dice por ahí. Eso es muy poco dictatorial, de hecho, cabe recordar que el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero estuvo, junto al presidente dominicano Danilo Medina, liderando unas conversaciones que finalmente no llegaron a buen puerto porque la oposición se levantó de la mesa por una llamada de EEUU.
>>La oposición venezolana decide no firmar el acuerdo de paz en el último momento<<
En el mediano plazo, teniendo en cuenta que la oposición venezolana no va a dejar de ser golpista porque atiende a un guión de EEUU, cuya estrategia de control del petróleo venezolano no va a acabarse, igual que no va a cejar en su voluntad de derrotar al chavismo, el Gobierno venezolano ha de ser consciente de que tiene que reforzarse todavía más internamente para seguir resistiendo las posibles variables futuras de la guerra híbrida que está padeciendo Venezuela, adelantando escenarios.
Eso pasa por cohesionar su respaldo popular mejorando la eficiencia de la gestión pública, poniendo freno a los abusos de los comerciantes, límites a las grandes corporaciones que boicotean las cadenas importadoras, recuperando el salario y también luchando contra la corrupción interna de manera ejemplarizante. Esto es sólo una parte y ni siquiera solucionar estos problemas económicos internos garantiza que la crisis política se resuelva, porque sabemos que las fuerzas que quieren acabar con el chavismo van a inventar nuevos problemas con los que hacer política de desestabilización.
Lo único claro, por el momento, es que el Gobierno y el pueblo venezolano le están ganando la jugada a la mayor potencia del mundo, a pesar de la brutalidad de los últimos ataques, como fue por ejemplo el sabotaje de la industria eléctrica que dejó a un 70% o más del país sin luz ni agua durante días en el mes de marzo.
Pensemos en cuántas horas aguantaríamos en Europa sin luz ni agua antes de salir a la calle a protestar. En cambio, el pueblo venezolano tenía muy claro el origen de ese ataque y actuó, en términos generales, con gran templanza, lo que habla del nivel de conciencia de la mayoría de venezolanos sobre el momento histórico que están viviendo.
En caso de complicarse la situación ¿Qué papel deberían jugar Rusia y China en el conflicto?
China y la Federación de Rusia ya están jugando un papel muy activo en este conflicto que, por cierto, no es solo un conflicto interno entre oposición y chavismo, ni siquiera un conflicto bilateral entre el Gobierno venezolano y el estadounidense. Se trata de un conflicto que trasluce la pugna geopolítica mundial por los recursos del planeta y en esta disputa Venezuela juega un papel central al detentar las principales reservas probadas de petróleo del mundo.
Además, Venezuela es aliada estratégica de Rusia y de China en América Latina, lo que pondría cualquier enfrentamiento armado entre Venezuela y EEUU (o cualquiera de sus Estados “proxies” como Colombia, si EEUU optara por una guerra delegada) en un nivel que traspasaría lo meramente hemisférico.
Hay quien duda de que Rusia o China se vayan a meter a defender a Venezuela en el terreno militar. Creo y espero que no vamos a ver ese día porque a EEUU no le interesa una incursión militar abierta en Venezuela. Sin embargo, la defensa del Gobierno de Venezuela que ambos países, pero sobre todo Rusia, están haciendo en los organismos multilaterales es muy importante.
En el Consejo de Seguridad de la ONU tienen poder de veto y han impedido que prosperen declaraciones que empujarían a algún tipo de intervención de carácter “humanitario” bajo la excusa de la responsabilidad de proteger (R2P). Rusia ha conversado de manera bilateral con EEUU al respecto al máximo nivel, dejando muy claro que no va a permitir que EEUU invada Venezuela.
Y China, renuente a declaraciones tan directas en su accionar diplomático, también se ha pronunciado recientemente a favor de unir esfuerzos con Rusia para apoyar a Venezuela. Esto nos habla de una realidad geopolítica multilateral donde EEUU ya no tiene tan fácil imponer su agenda golpista, ni siquiera en lo que considera su “patio trasero”.
La foto de portada es de Vicent Xanzà, al que agradecemos su permiso para que hayamos ilustrado la entrevista con ella.