¡Mauricio Macri sufre 4 derrotas en un solo día!
Hoy es un gran día, no importa la lluvia que hace tres noches castiga nuestros techos y nuestras veredas, no importan los relámpagos e incluso el apagón sin precedentes que dejó a la Argentina, a Uruguay y a parte de Brasil, Paraguay y Chile sin luz por varias horas.
Hoy es un día feliz porque la ilusión empieza a marcar trazos gruesos en nuestros corazones, feliz porque la pesadilla que parecía eterna empieza a desmoronarse desde el techo hasta los cimientos, porque el pueblo abrió los ojos y el arco se despeja y nos brinda la oportunidad de meter un histórico gol.
No se equivoquen, no es triunfalismo, que nadie se duerma en los laureles porque aún no lo hemos conseguido, no son excusas para retardar la marcha, sino todo lo contrario, en la recta final se debe dejar hasta el último suspiro. No es euforia porque todavía las herramientas para llenar tantos estómagos famélicos no están en nuestras manos, y el hilo necesario para suturar la herida y frenar esta sangría está al fondo del costurero. Con meter la mano a ciegas no alcanza.
Pero estamos felices. Heridos y cansados pero felices. Dolidos, hambreados, pero felices. Las fuerzas, que siempre están al límite, hoy parecen brotar rebalsándolo todo, porque el hastío, la derrota y la incertidumbre hoy se transforman en esperanza y en un camino verosímil que puede llevarnos hacia la victoria.
Este domingo lo que pasó en la República Argentina, fue que el pueblo dejó de morder el polvo y se puso de pie. La alianza de gobierno (Cambiemos) constituida por lo peor de la oligarquía vernácula y el poder financiero internacional sufrió su peor jornada política electoral, siendo aplastada por el Peronismo unido y sus aliados en cuatro provincias, que se suman a otras tantas que le han dado la espalda.
El mayor festejo se vivió en Santa Fe, donde no sólo Cambiemos salió tercero y lejos, sino también donde el Peronismo al fin hermanado, vuelve a conducir la provincia luego de años de un gobierno provincial socialista, que de socialista solo tuvo el nombre, y hoy paga el precio de su histérico romance con los verdugos de la patria. (Sí sabrán mis amigos españoles de lo que hablo).
Luego fue San Luis, donde Alberto Rodríguez Saá, uno de los primeros dirigentes en arremangarse y ponerse a trabajar decidido a juntar las voluntades necesarias para derrotar a Mauricio Macri, vuelve a ser elegido por su pueblo. Ya en el año 2017 fue protagonista de un repunte histórico, donde en sus hombros cargó la responsabilidad de dar vuelta una elección legislativa de 15 puntos abajo, obteniendo la victoria en las definitivas, en contra del marketing y los dólares del endeudamiento brutal de Cambiemos en su apogeo.
Tierra del Fuego fue el brazo justiciero del país industrial, rebelándose contra la destrucción histórica del librecambismo rapaz, dándose el lujo de dirimir la elección entre dos candidatos del espacio que llevará a las elecciones presidenciales la fórmula Fernández/Fernández de Kirchner. La alianza Cambiemos en la provincia austral alcanzó solo el 4% quedando por debajo del porcentaje de votos nulos. El macrismo es enterrado en el sur, la justicia siempre es poética.
Por último, la provincia de Formosa llevó al pueblo a su cumbre más alta. Gildo Insfrán se impuso con el 76% de los votos ratificando su liderazgo desde 1995. El progresismo blanco, ese que de tan puro se mantiene virgen sin haber conocido jamás el goce de ganar una elección se anima a hablar de feudalismo.
Son esos personajes que están dentro o fuera del campo nacional y popular, que se horrorizan cuando un pueblo elige durante mas de 20 años a un mismo líder subestimando al electorado, con esa soberbia clásica del país unitario que desprecia a quienes viven lejos de la ciudad puerto, esa ciudad puerto que fue cuna del demonio neoliberal regente.
Esa misma ciudad que hace tan solo dos años le dio la victoria a la fascista y penosa representante de la embajada norteamericana Elisa Carrió por más del 50% de los votos. No señores y señoras… Tanto porteños como bonaerenses, aprendamos de nuestros hermanos de Formosa que no se comen ningún cuento, ni se deslumbran con tachos de basura de colores pasteles.
Esta cuádruple jornada electoral bañada en celeste y blanco es el hermoso fruto de la unidad. Es la confirmación del rumbo emprendido y de la capacidad de la conductora Cristina Fernández de Kirchner y el candidato Alberto Fernández de construir una fuerza capaz de recuperar el Estado y sobre todo, capaz de sacar al país de esta ciénaga de sumisión y desasosiego, para insertarlo nuevamente en un camino de justicia social y hermandad latinoamericana.
¡A trabajar el doble! La meta esta cerca y el Frente de Todos recién comienza.
¿Algo de música? La YEGUA ya está trotando.