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Maulets i Botiflers

El 25 de abril es una fecha en la que ocurre la caída del Reino de Valencia ante las tropas borbónicas en la conocida Batalla de Almansa en 1707, hecho que tuvo lugar durante la Guerra de Sucesión Española (1701-1714).

Este acontecimiento dio como resultado que, a los que habían apoyado a los austracistas en el trono de España, perdieran sus fueros y leyes establecidos desde la edad feudal en plena campaña de las cruzadas, en la península ibérica.

Sin importar de dónde provenga la corona, sea del Reino de Valencia, del Reino de Mallorca, del Reino de Aragon o de los Condados Catalanes, todos se encontraban viviendo episodios muy violentos, propios de la guerras entre los distintos imperios y coronas del siglo XVIII -con sus claras patologías en el mercado de esclavos el colonialismo por las Américas y África-.

La Guerra de Sucesión Española fue una contienda de carácter no solo civil entre austracistas y borbones, ya que abarcó gran parte del territorio europeo, cambiando a su paso la forma de un mundo que empezaba a globalizarse.

Ajedrez

El 1 de noviembre de 1700, Carlos II de España moría sin dejar ningún heredero al trono. El trono de un Imperio con una metrópoli muy extensa que llegaba desde el Sicilia hasta el Caribe, desde Filipinas hasta México incluyendo California en Norteamérica.

En su testamento, Carlos II pasa el trono a Felip de Anjou (1683-1746), conocido en la historia como Felipe V de España y primo de Luis XIV de Francia (1638-1715).

Mientras que una parte de la dinastía de los Habsburgo se extinguía, los Borbones amenazaban con hegemonizar el poder en una gran parte del mundo conocido y ocupado por los imperios occidentales.

Aunque no eran los únicos jugadores de este ajedrez -donde se repartía el mundo como una gran tarta de fresas-, en Viena el emperador austriaco Leopoldo I de Habsburgo (1640-1705) proclama como Rey de España a su hijo, el archiduque de Austria Carlos Francisco de Habsburgo y Neoburgo (1685-1740).

El mismo, sería conocido como Carlos III de España recibiendo el apoyo de Holanda, Gran Bretaña y Portugal durante la Guerra de Sucesión Española. Por parte de los Borbones, estarían Francia y España.

Ya nombrado Felipe V rey de Castilla, Carlos III pide la lealtad de la Corona de Aragón -que aún mantiene sus leyes como sus instituciones propias- y ésta declina a favor de los austracistas.

Estamos en el recién nacido siglo XVIII, aunque las condiciones de vida son deplorables en los países Europeos -incluida la Corona de Aragón- el general austracista Juan Bautista Basset (1654-1728), nacido en una familia de artesanos de Alboraya (provincia de Valencia), logra con sus discursos y experiencia como destacado oficial en el ejército austriaco, levantar al Reino de Valencia.

Este hallazgo se convirtió en un recuerdo de la revuelta de la Segunda Germanía (una rebelión campesina de 1693), a favor de Carlos III, quien había jurado mantener y respetar los fueros del reino contra los Borbones. Desde ese momento se conocerá entre la población valenciana la diferencia de las tropas valencianas austracistas de las castellanas borbónicas (Maulets i Botiflers).

Valencia

Tras la derrota en la Batalla de Almansa en 1707, el Reino de Valencia se queda sin tropas ni aliados para proteger sus pueblos y comarcas de los franco-españoles.

Un general y aristócrata francés Claude François Bidal d’Asfeld (1665-1743), inicia lo que pasó a la historia como la quema de Xàtiva, ordenada por Felipe V tras asediar el pueblo valenciano durante 22 días, defendido por sus habitantes, procediendo a la eliminación del nombre del pueblo de los mapas nacionales.

Esta represión quedó tan clavada en la memoria del pueblo de Xàtiva y de las provincias de Valencia, que en la actualidad se ve el retrato de Felipe V de España volteado en el museo de historia la ciudad.

James Fitz-James Stuart (1670-1734), conocido como el duque de Berwick, fue un militar francés e hijo de la nobleza inglesa, quien entró a la ciudad de Valencia el 9 de mayo para dar apoyo con sus tropas a Felipe V. Con ello se alcanzó la ocupación total del Reino de Valencia el 29 de junio de 1707, aunque Alicante resistió hasta 1709.

Las tropas castellanas llevaron a cabo un traslado forzoso en Alicante con una represión fortísima: ahorcamientos diarios de leales a los austracistas, exilio a los imperios de leales a Carlos III, la eliminación de los fueros, privilegios y leyes de los Reinos de Valencia y Aragón.

Aplicándose así, un colonialismo ultra centralista castellano en los antiguos reinos mediterráneos de Levante en la península Ibérica.

Los Decretos de Nueva Planta concedían derechos a los conquistadores, llegando incluso a prohibir el color amarillo (símbolo austracista), el caracol marino que se usaba como forma de comunicación entre los campesinos, (muchos simpatizantes de los maulets), fue prohibido por el nuevo Rey Felipe V. El miedo llegó tal nivel que se dejó de jugar entre la población a “Maulets i Botiflers”.

Poco podemos conectar, no existe relación alguna entre el nacionalismo valenciano (progresista, republicano, laico, liberal, antifascista…) con los anacronismos imperialistas de la casa Habsburgo.

El estallido de la Revolución Francesa, unido al inicio de la Guerra de Independencia de España (2 de mayo de 1808), y al Trienio Liberal Español (1820-1823) supusieron una carga histórica en la memoria, tanto de nuestro pueblo como en la del español. De ahí surgieron unas reivindicaciones mantenidas hasta ahora en las tres provincias del País Valencià, desde que se constituyeron como un solo reino.

Personajes

El origen de la lucha de nuestro pueblo se enriquece por grandes poetas y dramaturgos como Miguel Hernández y Vicente Blasco Ibáñez; Vicente Doménech (conocido como El Palleter) valenciano nacido en Paiporta protagonista de las revueltas en Valencia contra la invasión napoleónica en la guerra de independencia de España (1808-1812); por militares como Rafael de Riego y Don Vicente Rojo Lluch; por los partidos como Esquerra Valenciana -muy importante durante la Segunda República Española-; por actores y cantautores como Ovidi Montllor; por escritores como Joan Fuster, figura del nacionalismo valenciano contemporáneo que sufrió la posguerra, y el terrorismo blavero españolista.

El ejemplo de compromiso de personas como Miquel Grau, militante del Movimiento Comunista Valencia que fue cruelmente asesinado por el fascismo. También está el asesinato del joven antifascista e independentista Guillem Agulló en Montanejos, el primer valenciano español y de los poemas del republicano Vicent Andrés Estellés -perseguido por su línea ideológica contra los Borbones-.

Muchísimos personajes y grupos que han contribuido -desde sus despachos o el exilio, desde las bellas plazas o las sombras de los escondites-,, a la defensa renovada y mejorada de lo que ahora llamamos País Valencià.

La lucha por nuestro estatuto de autonomía durante los años de la Transición, así como por la defensa irrenunciable de la nostra llengua, es adalid de importantísimas luchas sociales, de derechos laborales, sindicales y políticos que hacen ver al País Valencià como una tierra de trabajo, poesía romántica, cultura, solidaridad y de demostrada resistencia contra enemigos nacionales o extranjeros.

No debemos olvidar nuestra historia, porque solo recordando nuestro pasado, entenderemos los problemas del presente, ligados a nuestras ataduras con España (en sus luces y sombras), al neoliberalismo que ahora globaliza el mundo entero y nos hace comprender la lucha para un futuro mejor, para todo aquel que vive y trabaja en el País Valencià.

Sería necesario, a mí parecer, una correcta reflexión de nuestra situación actual basada en cuestiones como la lucha contra la pandemia del COVID-19, enfrentada por nuestro personal sanitario, la solidaridad con nuestros hermanos de Cataluña, la desaparición total de los CIES que incluyera una investigación para juzgar los delitos allí cometidos contra inmigrantes.

Enseñar que el republicanismo es el mejor y más democrático sistema de gobierno, mantener nuestras zonas más agrícolas sin violar nuestro ecosistema, aseverar que la conciencia de la lucha por la igualdad -otorgando a nuestra tierra una generación que luche condenando al machismo y el sexismo-, es más que necesaria, ya que la violencia de género es el pan de cada día de muchas mujeres.

Promover desde la educación la normalización de la lengua valenciana, y su unidad con sus mismas lenguas hermanas del estado (Cataluña y Baleares), detener los desahucios empoderando nuestro derecho constitucional a una vivienda digna, contra los valores vacíos del individualismo que enseña la sociedad capitalista.

Per un País Valencià de present i amb molt de futur!

País Valencià i socialsme!

 

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