Este artículo de opinión es la continuación de una primera parte en la que se hacía referencia y se explicaba al detalle lo acontecido con el Caso Arroz Verde. Se recomienda su previa lectura para entender el contexto que rodea a este nuevo contenido. Si quiere leerlo, haga click aquí.
La maquinaria infernal del odio y la traición, liderada por Moreno, encontró quienes lleven adelante la ejecución de sus protervos deseos en la espuria sentencia dictada por los pérfidos jueces, con la venia de una incompetente y complaciente Lady Diana.
Todos ellos finalmente, aún a pesar de no haber probado procesalmente la existencia del delito acusado, prefieren apartarse de la acusación de la incompetente fiscal, e inventarse otro delito para dar por terminado el proceso en esta etapa.
Resulta que la sentencia pronunciada por el infame tribunal, que obligatoriamente por mandato legal debe notificarse en forma escrita debidamente motivada, fue notificada fuera de los términos legales establecidos en la normativa procesal, y además se notificó incompleta.
Sí, aunque parezca que no ha habido suficiente bochorno en el proceso, la sentencia notificada por escrito vía electrónica, después de otros once días desde su notificación, pretende ser modificada a través de una razón del secretario del Tribunal, que le agrega otras trescientas páginas a las iniciales 400 que tenía la sentencia dictada.
Sin ningún tipo de sustento procesal; este despropósito jurídico, judicial y procesal, constituye en sí mismo otro bochorno nivel apocalíptico, la violencia contra el debido proceso penal contra el expresidente del Ecuador Rafael Correa, es más que evidente.
Los jueces, vendidos a su evidente venalidad, dejan evidenciado el delito de prevaricato y abuso del derecho en perjuicio de Rafael Correa y otros procesados. La falta de motivación en la sentencia inicial, evidencia también que los jueces no estudiaron las piezas procesales de lo que resultó la falta de motivación, lo que adecua la conducta de los jueces a la transgresión de la norma Constitucional ecuatoriana contenida en la letra l) del numeral 7 del artículo 76, por lo que el fallo dictado es nulo.
Además, los abogados patrocinadores que han presentado los debidos recursos a nombre de sus defendidos, no han podido considerar en sus escritos las 300 páginas adicionales, por lo que sus defendidos han quedado en la indefensión al no poder ejercer su derecho a defenderse de manera legítima. Esto constituye una nueva violación constitucional a la norma contenida en el numeral 1 del artículo 76 y en las letras a) y b) del número 7 del mismo artículo 76, lo que además supone un vicio insubsanable.
También otro derecho que la Constitución de la República del Ecuador consagra en su artículo 82 ha sido violentado, este es el que refiere el derecho a la Seguridad Jurídica, que en este caso, con este infame acto, se ha negado su ejercicio a los procesados.
Evidentemente este caso, como otros llevados adelante en Latinoamérica en contra de los líderes progresistas, no responde sino al lawfare, así coinciden respetables juristas especializados en derecho constitucional y penal, que dan cuenta de todas las arbitrariedades cometidas en la tramitación de este miserable proceso. Que ya es objeto de estudio por la academia jurídica nacional e internacional y solo ha encontrado hasta ahora el repudio de los estudiosos del derecho, por todos los atropellos cometidos tanto en contra del proceso, como en contra de los procesados.
Lo más sorprendente de este caso fundado en supuestos sobornos, es que entre los procesados no se encuentra ninguno que haya sido acusado como actor, o “sobornador”, “cohechador”. Supuestamente serían algunas empresas y empresarios nacionales, y la tristemente famosa empresa constructora brasileña Norberto Odebrecht.
Incluso ninguno de los empresarios que “declararon” en el proceso afirmaron la existencia de sobornos en los que hubiera participado Rafael Correa. Incluso negaron conocerlo personalmente. Tampoco hay rastro alguno que pruebe la existencia de haber entregado dinero, especies o favores como sobornos requeridos por los procesados, para la asignación de contratos con el Estado ecuatoriano.
Esta gran farsa es solamente otro fiasco del Peor Gobierno de la Historia liderado por el traidor Lenín Moreno, quien a esta fecha está tan solo y abandonado que ni siquiera el COVID-19 lo quiere tener, pues ya hay fuertes rumores del distanciamiento con el actual e ilegítimo vicepresidente fOtto Sonneholzner, quien aspira a que Lenín abandone la presidencia, para asumir el cargo y facilitar las elecciones de 2021 para dirigir las acciones electorales a favor de los candidatos neoliberales de la derecha, Nebot y Lasso, quienes al igual que el deseoso Sonennholzner solo cuentan con el repudio popular.
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