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Plan Cóndor del siglo XXI (VI): la imposición de supremacismo en Bolivia

Sexta y última parte de un contenido de análisis sobre los reiterados intentos intervencionistas en Latinoamérica bajo el formato de golpes de Estado. Durante las anteriores entregas se sentaron las bases argumentales que deben ser leídas para entender el texto que se reproduce a continuación. Para ello haga click aquí (cuarta parte) y click aquí (quinta parte).

El 20 de octubre de 2019 se celebraron las elecciones presidenciales que tenían como principales candidatos al presidente Evo Morales primer jefe indígena de Estado y al exmandatario y opositor de derecha Carlos Mesa.

Tras conocerse los resultados preliminares que le deban la ventaja Evo, los sectores de la oposición encabezados por Mesa y Camacho provocan estallar conflictos en el país, incendios en las Sedes del Tribunal Electoral y enfrentamientos contra simpatizantes de Evo Morales, tras darse los resultados finales.

Evo Morales es declarado oficialmente ganador con un 47.08% contra los 36.51% de Mesa. Esto genera que la oposición intensifique más las protestas y los enfrentamientos con la policía o entre simpatizantes y opositores de Evo.

Estos Grupos Radicales también, extienden sus acciones violentas y racistas en contra de cualquier autoridad que tenga relación con el gobierno constitucional de Bolivia. Dentro de esta situación la nefasta Organización de Estados Americano (OEA) comienza a realizar una auditoria por moción del gobierno.

Tanto el presidente Evo Morales como los golpistas Camacho y Mesa llaman a las Fuerzas Armadas a “servir al pueblo boliviano”, y parte de esos elementos de la policía comienza a apoyar a los golpistas.

Los insurrectos violentamente arremeten en contra de las comunidades indígenas, al punto de incendiar la alcaldía de una de la ciudad de Cochabamba en donde sacan a la alcaldesa Patricia Arce del oficialismo y la arrastran por la calle vilmente, golpeándola, cortándole el cabello y bañándola con pintura.

Ante toda estas tensiones y esta crisis que los golpistas han generado él mandatario, en busca de restaurar, la paz en su país, llamaba a diálogos, que son rechazamos por la oposición, sugiere a convocar a que se repitan las elecciones lo cual también rechazan a esa propuesta.

La violencia se intensifica que través de amenazas hacen que varias autoridades de gobierno se vean intimidados y presionados a presentar su renuncia. Y llegamos al momento del 10 de noviembre cuando las Fuerzas Armadas y la Policía Boliviana en plena democracia lanza un video en donde “recomienda” al mandatario electo democráticamente a renunciar a su cargo.

Evo Morales anuncia su renuncia en Conjunto con su vicepresidente Álvaro García Linares con el objetivo de poner fin a la violencia y lograr la paz social, y enfatiza que Bolivia estaba siendo víctima de un golpe de Estado: “Mi responsabilidad como presidente indígena y de todos los bolivianos es evitar que los golpistas sigan persiguiendo a sus dirigentes sindicales y maltratando y secuestrando a sus familiares”.

El 12 de noviembre la senadora Jeanine Áñez se autoproclamaba presidenta de Bolivia sin quórum en el Parlamento, sólo con el apoyo de la oposición golpista, siendo investida por el jefe del Ejército Boliviano en plena democracia.

Los medios de prensa desempeñaron un rol fundamental en la presentación de una operación mediática una narrativa para justificar y legitimar en golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia, los medios bolivianos no mostraron la violencia de los grupos radicales opositores, sino que solo argumentan que las Fuerzas Armadas actuaron para garantizar el orden interno del país,

Y es así como buscaron demonizar la figura de Evo Morales y del Partido Movimiento Al Socialismo (MAS), instalando la idea de quienes se están movilizando contra el golpe de Estado son bandas de delincuentes pagadas. Sus matrices principales seguían siendo un supuesto “Fraude Electoral”, cometido por Morales y por otro lado denunciaban supuestos de atentados terroristas cometidos por masistas.

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