I
En un año tan extraño
repleto de cataclismos,
descalabros, paroxismos,
en fila, como en rebaño
los meses se han ido al caño
y esperar que algo cambiara,
que una tregua se acordara
más que optimismo es locura,
es bajar de la montura
antes que el río se acabara.
II
Por causa de la pandemia
han quedado recluidos,
silenciosos y abatidos,
sin esa vida bohemia
que a los poetas agremia.
Encerrados en sus casas
Con provisiones escasas
Sin luz, sin gas y sin agua,
Se puso alta la piragua,
se enloquecieron las tasas.
III
Es todo un predicamento
que a la gente desconsuela.
Sumiso o comecandela
maneja el mismo argumento
¡Que esto ya es un excremento!
¿Cómo decir que es mentira?
Sin desatarles la ira
a quienes sufren a diario
penas que ni el diccionario
con tantas letras inspira.
IV
Aquí comemos de todo
iguanas, babos, acures,
cachicamos y picures,
bichos que salen del lodo
Pero les digo y no jodo
murciélago no he escuchado
que alguno por este lado
se haya atrevido a comer,
mucho menos con placer
así se encuentre rascado.
V
Lo cierto es que desde China
nos ha llegado otra plaga,
una enfermedad aciaga
peor que la fiebre porcina.
Y el mundo ha dejado en ruina
mirando hacia los rincones
implorando en oraciones
en busca de un dios ausente
que nuestra salud aliente
y conceda curaciones.
VI
¡Pero surgió una vacuna!,
de Rusia nos ha llegado,
“Sputnik V” la han llamado
seguramente por una
remembranza inoportuna.
No es uve como en España,
no es ve como en Venezuela,
es un cinco que se cuela,
desde Roma hasta la escuela,
señal de victoria entraña.
VII
Con la polémica en torno
iniciaron su epopeya
los duros del Gamaleya
sin temor y sin bochorno,
sacando un frasco del horno
y enfrentándose a la prensa,
comenzaron su defensa
explicando que la prisa
por culminar su pesquisa
incluyó una suerte inmensa.
VIII
Encontrar una vacuna
en un tiempo tan preciso
requirió de compromiso,
de una actuación oportuna…
y de un toque de fortuna.
Un éxito de mercado
la vacuna ha resultado
y a los señores obtusos
que se rieron de los rusos
un pescozón les ha dado.
IX
Cuando inicia la alegría
y comienzan los festejos
volvemos como cangrejos
o niño de guardería
al punto del cual partía
antes que el virus golpeara
y el temor nos abrumara.
Ya íbamos andando chuecos
los bolsillos hechos flecos
y el alma en una tapara.
X
Cuando todos festejaban
el hallazgo de los rusos,
felices pero confusos
por saber con qué contaban,
las respuestas que esperaban
se fueron volviendo ingratas.
Científicos con sus batas
nos han dejado perplejos
como a unos mismos pendejos
como a viejas mojigatas
colgando en las alcayatas.
XI
Resulta que ha habido un fallo
en sus cálculos primeros,
ellos no fueron sinceros,
¡Más claro no canta un gallo!
Y a continuación detallo.
La vacuna es efectiva
contra esa plaga nociva,
pero hay que dejar la caña
y eso la alegría empaña
de manera repulsiva.
XII
¡Eso ha sido un cataclismo
pa’ criollos y moscovitas,
pues caña y comidas fritas
asumidas con cinismo
son para ambos lo mismo!
Entre salvarse y perecer,
sesenta días sin beber
después de cada inyección,
es algo que de corazón
será muy difícil de hacer.
XIII
No hay remedio, está descrito,
usar siempre el tapabocas,
cuidarse de lo que tocas,
bañarse de hipoclorito
saludar desde lejito.
Se contaminan por gusto
bailando “Jerusalema”.
Esto ha sido un gran problema
y el gobierno siendo justo
debería darles un susto.
XIV
Si a las pruebas me remito,
la mitad de la población
no se encuentra en condición
de aplicarse el pinchacito
por borracho y “trimardito”.
Con estas cuentas tan largas
con razones tan amargas,
en eso de la abstinencia
el que tiene la experiencia
¡es el poeta Hermes Vargas!