Recuperación del “Estado del Bienestar”, el proyecto para Ecuador de Andrés Arauz
Con una reforma fiscal progresiva, un nuevo modelo productivo más cercano a las cooperativas y las pymes, entre otras propuestas, Andrés Arauz quiere recuperar el nivel social anterior al gobierno de Lenín Moreno.
Con la clara intención de romper con el neoliberalismo, el binomio compuesto por Andrés Arauz, candidato a la presidencia, y Carlos Rabascall, candidato a la vicepresidencia, propone en su plan de gobierno de cara a las próximas elecciones del 7 de febrero, emprender el camino hacia una economía productiva y sostenible, que permita el surgimiento de un estado de bienestar sólido y soberano para el Ecuador.
Entre otras líneas estratégicas, la denominada justicia económica y productiva dejará a un lado a los monopolios y la concentración de la riqueza en pocas manos, apostará por la diversificación de la economía, la soberanía tecnológica y la recuperación de la demanda efectiva de bienes y servicios, así como a la consolidación de un régimen tributario progresivo.
Es indudable que la gran estrategia de Arauz-Rabascall no es otra que la de “poner dinero en los bolsillos de los ecuatorianos”, pues ello implicaría el resurgir de una economía que en la década del correísmo, se encaminaba a convertirse en una de las más estables y fuertes de América Latina.
Contra los monopolios y oligopolios
El neoliberalismo actualmente impuesto por Lenín Moreno, ha fomentado la concentración de la oferta de bienes y servicios en pocos grupos empresariales que han ido depredando a empresas más pequeñas, obligadas a vender a los grandes conglomerados los cuales, bajo esquemas de competencia desleal, privan de materia prima y de mecanismos de distribución a otros proveedores de bienes y servicios.
Las 20 empresas más grandes el Ecuador representan el 0,023% del total de las existentes, y este selecto grupo acumuló el 17,6% de las ventas nacionales e internacionales. Esta situación ha sido precisada por el binomio Arauz-Rabascall identificándola como una amenaza para el desarrollo sostenible del Ecuador.
Se propone la intervención del Estado a través de la banca pública para el impulso de créditos y microcréditos con tasas de interés favorables para el desarrollo de la pequeña y mediana empresa.
En contraposición a todo ello, Arauz-Rabascall proponen la creación de mecanismos que regulen la competencia a través de la democratización en el acceso a los financiamientos y a la tecnología, así como la creación y aplicación de instrumentos legales que reduzcan la competencia desleal.
Otra forma de intervención propuesta por UNES es la regulación de las condiciones de contratación con la finalidad de evitar cláusulas abusivas que promuevan la arbitrariedad en las relaciones comerciales al mismo tiempo que manifiestan la necesidad de fortalecer los instrumentos de protección al consumidor, lo cual le pone freno al “dejar hacer”, clásico del neoliberalismo.
Fortalecimiento de la dolarización
Desde 1999, en un duro golpe a la soberanía ecuatoriana, Jamil Mahuad dolarizó la economía como medida frente a la creciente inflación que había deteriorado la capacidad adquisitiva de los ecuatorianos, originando con ello una de las olas migratorias más grandes que conozca la historia de ese país.
A pesar de la polémica orientación de una medida económica como la de la dolarización, actualmente para el Ecuador significa la posibilidad de mantener condiciones estables que garanticen la inversión, los ahorros y el poder adquisitivo de los ecuatorianos.
El binomio Arauz-Rabascall propone la repatriación de capitales, entendiendo que la oferta de la divisa permite mantener la dolarización. En la diagnosis que el equipo de la Unión por la Esperanza ha realizado, la oferta de dólares actual en Ecuador es de 9 mil millones de dólares, mientras 30 mil millones siguen en el exterior.
El objetivo es mantener el flujo interno de divisas, e inyectarle a su vez liquidez a las empresas, Gobiernos Autónomos descentralizados y a las universidades. Trabajo y dinero en el bolsillo de los ecuatorianos.
En clara aplicación de la teoría keynesiana, uno de los ejes centrales de la propuesta Arauz-Rabascall consiste en la generación de empleo y de otros mecanismos que faciliten la demanda efectiva de la población ecuatoriana. La intervención del Estado a través de la banca pública para el impulso de créditos y microcréditos con tasas de interés favorables para el desarrollo de la pequeña y mediana empresa.
En el mismo sentido, la propuesta de copago de la nómina de la pequeña y mediana empresa es otra de las medidas de corte keynesiano que busca colocar dinero en el bolsillo de los ecuatorianos, de forma tal que puedan con su capacidad adquisitiva dinamizar otros sectores de la economía.
De forma más directa, Arauz-Rabascall proponen la entrega de mil dólares a un millón de madres de familia que han visto mermado su ingreso tanto por la pandemia como por los desatinos en la gestión macroeconómica de Lenín Moreno que han traído como consecuencia mayores niveles de desempleo.
Esta oferta no constituye una consigna demagógica, el binomio de la esperanza ha verificado que en los fondos que posee el Banco Nacional del Ecuador fuera del país, están disponibles 5600 millones de dólares que pueden ser utilizados para este programa de transferencia monetaria temporal dirigido a recobrar el equilibrio perdido durante el mandato de Lenín Moreno.
Economía solidaria y producción nacional
A través de la creación de una nueva institucionalidad que impulse la agricultura familiar en distintos rubros -incluyendo la acuacultura y la pesca-, y en general fomentar la agricultura en cualquier modalidad procurando garantizar la comercialización, distribución y almacenamiento, alcanzar la satisfacción de la demanda interna de bienes y servicios, y por ende, asegura mayor soberanía alimentaria.
Sobre la base de la realidad existente en el Ecuador, en la que los niveles de desigualdad se han incrementado desestabilizando social y políticamente el país, la consecuencia lógica es la implementación de medidas que frenen la expansión abusiva de la acumulación de capital en pocas manos.
Para generar mejores condiciones para la producción del Ecuador, el llamado binomio de la esperanza se plantea defender a los productores agrícolas. A tal efecto, Carlos Rabascall afirma que tienen previsto generar 300 mil empleos a través de un sistema de cooperativas de pequeños agricultores.
Complementariamente, proponen al pueblo ecuatoriano procurar la divulgación de las tecnologías no protegidas por patentes vigentes, para ir progresivamente sumando valor agregado nacional paralelamente a una agenda de calidad que facilite el acceso de productos ecuatorianos al mercado internacional.
Reforma tributaria progresiva
Bajo la premisa de “el que más tiene más paga”, Arauz y Rabascall se trazan como objetivo recaudar impuestos imponiendo obligaciones a quienes más generan riquezas, con el propósito de elevar los niveles de liquidez interna.
Aumentar la liquidez interna va de la mano con una política de repatriación de las divisas que se encuentran fuera del país, al mismo tiempo que tienen previsto poner los dólares “cuarentena” evitando la fuga de divisas hacia el exterior.
Domar al capitalismo salvaje
No se trata de una cuestión meramente ideológica. Sobre la base de la realidad existente en el Ecuador, donde los niveles de desigualdad se han incrementado desestabilizando social y políticamente el país, la consecuencia lógica es la implementación de medidas que frenen la expansión abusiva de la acumulación de capital en pocas manos para procurar mejores condiciones de vida a los ecuatorianos.
Por otra parte, asumir seriamente el desarrollo de la producción nacional sobre la base del apoyo económico y tecnológico del Estado, en términos complementarios y cooperativos, permite pensar en la sostenibilidad de un modelo alternativo que no solo impulsaría al Ecuador, sino también al mercado internacional desde América Latina.
El drama de la migración, cuya causa subyace en la grave situación económica que ha sufrido Ecuador, es una variable que demanda la aplicación de medidas viables, de tal manera que la utilización de fórmulas cuyo éxito está comprobado, como es el caso de las medidas keynesianas y la apertura a la intervención del Estado como ente regulador del mercado, son vitales para la consolidación de estados de bienestar como el que Ecuador efectivamente consiguió establecer en la década del correísmo.