Se fue el 2020, pero queda un 2021 igual de triste
No podemos seguir inmóviles, viendo cómo, en apenas un mes, el 2021 se ha convertido en un calco del 2020. O, incluso, en algo peor.
Todos esperábamos el final del año 2020 con una gran ansia. Hemos perdido a amigos, a familiares. En algunos casos pudimos despedirnos de ellos. En otros no. 2020 ha sido un año duro, pero parece que 2021 no va a ser muy diferente.
De 2021 esperábamos cambios. Esperábamos unos cambios, unas mejoras que, aunque sabíamos que no serían automáticos, parecían la única forma de cambiar la tendencia de estos meses. Sin embargo, en apenas unos días ya quedó claro que las cosas no iban a cambiar, ni pronto, ni fácilmente.
Abrimos el año con las vergonzosas imágenes del asalto al Capitolio, por parte de lo peor de la sociedad norteamericana. Se fue Trump, pero sigue muy presente el cáncer neoliberal que ha extendido, con una fuerte carga antidemocrática, racista, homófoba, machista, etc. Además, amenazó con volver, ya sea él o alguien a él cercano.
Salvamos la Navidad, pero no hemos podido salvar a miles de personas que se han infectado y han muerto, disparando la “tercera ola” hasta unos límites incluso peores que los de abril de 2020. Lo único que se ha conseguido ha sido colocar a España como el tercer país del mundo en infectados por COVID en la última semana.
Vimos a Filomena, una tormenta de nieve que azotó el centro de España, dejando en evidencia el papel de postureo y mala gestión de las instituciones públicas controladas por el neoliberalismo del PP, que no tiene nada que ofrecer a la sociedad. Por el contrario, vimos cómo se pusieron en marcha redes improvisadas de ayuda entre las personas, especialmente en los barrios más desfavorecidos que, además, fueron los barrios más abandonados por la administración de los impresentables Almeida y Díaz Ayuso.
Estos mismos “personajillos”, junto a sus socios de Ciudadanos y la extrema derecha de VOX, son los que están intentando eliminar el mural feminista del polideportivo de Ciudad Lineal.
Se trata de un mural que sólo muestra las imágenes de 15 mujeres que hicieron historia, de una forma o de otra, en la historia de los avances del feminismo, frente al patriarcado: Rigoberta Menchú, Lucía Sánchez Saornil, Rosa Arauzo, Angela Davis, Valentina Tereshkova, Chimamanda Ngozi, Emma Goldman, Frida Kahlo, Kanno Sugako, Liudmila Pavlichenko, Nina Simone, Billy Jean King, Gata Cattana, Rosa Parks y la Comandanta Ramona.
Almeida ha declarado que esa retirada no es un “ataque al feminismo”. Supongo que se lo ha creído. Igual que se creyó que quitar los nombres de los represaliados en el cementerio de la Almudena no era atacar a la memoria de los republicanos asesinados por la dictadura.
Hemos visto cómo el régimen del 78 ha vuelto a impedir que se investigue al “emérito” por sus chanchullos, a pesar de los intentos de los repetidos intentos de otros partidos políticos no adscritos a la terna de defensores del “comisionista” que forman PP, VOX, Ciudadanos y, sorprendentemente para algunos, pero que ya no engaña a la mayoría, PSOE.
Se aprobó el decreto del gobierno de coalición sobre la pobreza energética, para impedir que las grandes energéticas puedan cortar el suministro a los hogares más desfavorecidos. Pero es un decreto que se queda corto. Tampoco se ha conseguido evitar que la electricidad haya subido, en poco tiempo, a cotas inasumibles por los hogares más vulnerables.
Esas subidas han demostrado que la “liberalización” del mercado que nos vendieron en los 90 los gobiernos del PP y del PSOE no han servido más que para liberalizar el abuso de las energéticas. Mientras tanto, seguimos teniendo la vergüenza de la Cañada Real Galiana, donde miles de personas tuvieron que capear el temporal de nieve sin tener acceso a la electricidad.
Hemos visto a las grandes farmacéuticas derivar las vacunas, que estaban reservadas y pagadas, hacia aquellos países que pagan aún más por ellas, en un nuevo ejemplo del capitalismo salvaje y sin escrúpulos.
El lobby farmacéutico en las instituciones europeas ha permitido que se investigue con dinero público, sin que se puedan regular sus actividades. Eso sí, los beneficios son sólo para las empresas. Sus contratos son secretos, sus patentes (de corso) están protegidas, no cumplen con sus compromisos legales…
Por eso, en caso de no cumplir con sus deberes hacia la ciudadanía, deben ser intervenidas y hacer públicas esas patentes que, en su gran mayoría, se han investigado con dinero público. También hemos visto el mapa de los países que están vacunándose y los que no pueden acceder a esas vacunas. Como siempre, somos los mismos los que tenemos acceso a ese bienestar, y los mismos los que van a quedar al margen de todo.
Hemos visto a lo más rastrero de la sociedad española vacunarse, saltándose todos los turnos, evitando todos los protocolos, por encima del personal que, de verdad, es imprescindible para luchar contra la pandemia. No faltan vacunas, sobran sinvergüenzas, enchufados y aprovechados: la rapiña de siempre, por parte de políticos, curas y militares. Ya sólo falta que nos digan que van a vacunar a los toreros…
Hemos visto que la situación en el ejército ha llegado hasta tal punto que se ha impulsado una investigación sobre la presencia de la extrema derecha entre sus filas. A esto se ha llegado después de los numerosos escándalos protagonizados por sus mandos en sus chats, que han derivado en la defensa por parte de algunos partidos políticos de esas posturas violentas, y en el silencio por parte de la casa real y el “preparado”, que ni siquiera se ha molestado en desmarcarse de esas posturas.
Y muchas más cosas que me quedan en el tintero.
Ante todo esto, ¿qué le pedimos al 2021?
Es necesario fomentar la protección social, ante la crisis económica y social que se nos viene encima, como consecuencia de la pandemia. Es necesario fomentar una renta básica universal para el conjunto de la población. Y cuando nos digan que “no hay dinero”, responder que es necesaria una profunda reforma fiscal, que haga que las grandes multinacionales, las grandes fortunas, tributen de verdad, pero no en paraísos fiscales; y que luego no nos hagan “donaciones” amañadas.
Hay dinero si impedimos que las puertas giratorias sigan beneficiando a políticos y empresarios sin escrúpulos, que dejan a la ciudadanía a merced de los mercaderes más despreciables. Hay dinero si impedimos que se siga robando impunemente a la sociedad.
Es necesaria la retirada de la reforma laboral del PP y del PSOE, que tan lesivas han sido para el bienestar de la clase obrera, luchar contra la precarización de los trabajadores y fomentando el trabajo digno y de calidad. Esta fue una de las medidas estrella prometidas por el gobierno de coalición, pero que aún no ha sido acometida.
Es necesaria la defensa del aumento del Salario Mínimo Interprofesional, más allá de los niveles actuales. Es necesario acabar con la pobreza infantil, con la pobreza energética y con todas las demás pobrezas que nos asolan, hay que mejorar el acceso a la asistencia pública, a la transparencia, al estado del bienestar.
Para conseguirlo vamos a tener que fomentar la movilización ciudadana en la calle, en la medida que la pandemia lo permita. Pero no podemos seguir inmóviles, viendo cómo, en apenas un mes, el 2021 se ha convertido en un calco del 2020. O, incluso, en algo peor.