Tras el resultado de la larga acumulación de desequilibrios, fallas institucionales y problemas de gobernabilidad por parte de las autoridades, los chilenos y las chilenas salía a las calles con largas jornadas de manifestaciones iniciadas durante el 2019, demandando principalmente la renuncia del actual presidente Sebastián Piñera y la redacción de una nueva Constitución.
Logrando avances con esta última demanda a través de un referéndum del 25 octubre de 2020 que resultó con el triunfo por mayoría democrática de la opción Apruebo (78,27%) y de la opción Convención Constitucional (78,9%).
El órgano electo para redactar la nueva constituyente estará integrado en su totalidad por los miembros convencionales constituyentes (155), mitad hombres y mitad mujeres que serán electos mediante voto popular directo el 11 de abril del presente año, sin participación de representantes del Congreso y asumiendo sus escaños en el mes de mayo.
El panorama preelectoral muestra que la derecha se ha aglutinado en una sola lista “Vamos Chile”, integrando por sectores de centroderecha hasta los más radicales de la ultraderecha. Por su parte los partidos del progresismo y la izquierda buscan participar en varias listas, de las cuales destacan dos, la “Lista del Apruebo”, liderada por el progresista miembro fundador del Grupo Pueblo Marco Enríquez Ominami, “Apruebo Dignidad”, que reúne al Partido Comunista y al Frente Amplio. Fuera de esas dos grandes agrupaciones, existen otros sectores minoritarios de la izquierda como la “Lista del Partido Humanista”, la Lista del “Partido Ecologista”. el resto con candidaturas independientes conformados dentro de 74 listas.
De los 155 escaños constituyentes, 17 están reservados para representantes de nueve (9) pueblos indígenas. Así mismo serán las primeras elecciones en el mundo con total paridad de género. La presión del movimiento feminista logró que en marzo de 2020 el Senado aprobara la Ley N° 21.216 que garantiza la paridad de género para el proceso constituyente. La ley obliga que las listas estén encabezadas por mujeres alternadas sucesivamente con hombres. Si el total fuera impar, un sexo no debe superar a otro en más de un escaño.
La Convención Constitucional tendrá un plazo de 9 meses para presentar el texto constitucional, con la opción de ampliar el plazo a 3 meses más en una sola oportunidad. Los integrantes deberán aprobar los diferentes aspectos del contenido de la Constitución por al menos dos tercios de sus integrantes, si en un dado caso no logren acordar una propuesta dentro del plazo máximo de 12 meses, se mantendrá la actual Constitución.
Toda vez la Convención Constituyente logre su único objetivo de redactar la Nueva Constitución, se disolverá una vez cumplida la tarea que le fue encargada, después de que termine el proceso, los miembros del órgano constitucional no podrán ser candidatos y candidatas a cargos de elección popular por un año. Asimismo se volverá a convocar a un nuevo plebiscito ratificatorio o de salida, en el que chilenos y chilenas elegirán si aprueban o rechazan la nueva Carta Magna propuesta.
Si los chilenos y chilenas rechazan el nuevo texto constitucional permanecerá vigente la actual Constitución de 1980 de la dictadura de Pinochet, y si estos aprueban el texto constitucional el Presidente de la República debe convocar al Congreso Pleno para que, en un acto público y solemne, se promulgue y se jure o prometa respetar y acatar la Nueva Constitución. Dicho texto será publicado en el Diario Oficial dentro de los diez días siguientes a su promulgación y entrará en vigencia en dicha fecha.