Honduras: el papel que LIBRE está dejando de jugar en el Proceso Constituyente
El sistema neoliberal hondureño ha comenzado a desdibujar el proyecto rupturista de LIBRE, más preocupado ahora en mantener sus espacios de poder.
Libertad y Refundación (LIBRE) nace de la resistencia al Golpe de Estado de 2009 en contra del presidente Manuel Zelaya Rosales. La consigna fundamental de ese movimiento se centró en la refundación de Honduras, por mediación de una Asamblea Nacional Constituyente que reorganice el Estado bajo lineamientos antineoliberales.
Desgraciadamente, muy poco se ha escrito y hecho desde LIBRE para darle cuerpo a ese objetivo, y el aporte teórico al mismo se encuentra fundamentalmente en las líneas generales de sus planes de gobierno de las dos contiendas electorales pasadas de 2013 y 2017. Desde el Poder Legislativo la bancada de LIBRE no ha aportado nada al contenido del proceso constituyente.
De esta manera, el momento actual, adobado con las cuestionadas elecciones internas, nos alcanza sin tener una idea clara de la constituyente, y los objetivos que nos proponemos alcanzar con ese proceso y con las fuerzas políticas de oposición dispersas político e ideológicamente.
En ese sentido, dentro de LIBRE, no se tiene construcción teórica del proceso constituyente y se está más abocado a la supervivencia y vigencia política – electoral personal.
Ahora bien, es comprensible que, para llegar a la constituyente refundacional, primero se requiere alcanzar el control del poder ejecutivo, acompañado de una buena representación (cualitativa y cuantitativa) en el Congreso Nacional, y a ello se han orientado todos los esfuerzos en LIBRE, adoptando posiciones que no siempre consiguen el aval de la militancia en negociaciones con fragmentos del poder constituido y del poder fáctico.
La derrota de la narco-dictadura encabezada por JOH y su séquito es casi inminente, producto de las acusaciones que de manera continua trascienden desde los juzgados de Nueva York, aunque se aferrará al poder y ello induce a pensar en cualquier locura de último momento, como una tercera postulación presidencial o la revocación de los tratados de extradición con EEUU.
Así las cosas, es la continuación de las políticas neoliberales y la supeditación a los intereses del imperialismo norteamericano lo que está en juego. Sin embargo se va configurando un espectro político electoral que muy poco abona a la refundación del país. Ello, por cuanto, a lo que se aspira en espacios de oposición alejados a LIBRE, es a reformas que, aunque necesarias, no atentan contra el modo de producción capitalista y sus medidas neoliberales.
Por tanto, aún si se lograra iniciar un proceso constituyente, la correlación de fuerzas no garantiza la refundación del país en términos totalmente antineoliberales, hasta que el mismo se acompañe de la movilización popular.
Este último elemento, infortunadamente, no ha estado en la agenda de LIBRE de los últimos dos años, ya que ha focalizado sus esfuerzos en el proceso eleccionario que, al requerir de enormes presupuestos, ha impulsado el acercamiento a diferentes sectores, en la búsqueda de financiamientos, con sectores pudientes no siempre reñidos con la corrupción y no siempre alejados de la ruta que siguen las drogas ilegales en su camino a EEUU.
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