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Claves del proceso constituyente en Chile, una salida a la violencia de Estado

Chile avanza hacia un proceso constituyente, que podría marcar un quiebre en la continuidad de la violencia de Estado heredada por Pinochet.

El proceso constituyente sigue su curso. Las tensiones de la izquierda con el neoliberalismo que buscará mantenerse intacto, es el rasgo más visible de este episodio de la historia política y social de Chile.

El proceso constituyente en Chile tiene actores precisos y fecha de inicio. A partir de julio, 155 representantes elegidos por el pueblo chileno acordarán un nuevo pacto social que le ha costado sangre desde las primeros “mochilazos” del 2001.

Se trata de una nueva etapa cargada de inmensas expectativas. La Constituyente que sacó a Chile de la última ola de protestas de 2019, está compuesta por representantes de todos los sectores políticos y por un grueso grupo de independientes.

Chile debatirá sobre cual modelo de Estado regirse 30 años después de Pinochet. Esto implicará, no solo nuevos métodos de gobierno sino nuevos desiderátums. Motivaciones que hoy día son las que realmente el Pueblo posee y que deben convertirse en mandato constitucional.

La tensión sobre el poder

Dos extremos tensarán la discusión. Como será la nueva configuración del Estado chileno y sobre cual figura recaerán las principales decisiones. El neoliberalismo reduce el Estado a su mínima expresión. Uno de los asuntos que llama al consenso es la ampliación del papel del Estado, un Estado social.

Para el acuerdo sobre el nuevo régimen de gobierno, se abre una discusión fundamental entre la figura presidencial o el mando colegiado. Parlamentarismo o presidencialismo.

Acudiendo al argumento de la rigidez y el hiperpresidencialismo, algunos expertos opinan que es idóneo un semipresidencialismo, la democracia parlamentaria podría permitirle mayores poderes sobre asuntos vitales a los representantes del pueblo en el parlamento.

Esto suena bastante atractivo. Sin embargo, esta tensión no necesariamente se resuelve con contrapesos o desconcentraciones. En opinión del comunicador chileno Alfonso Ossandon, los representantes del neoliberalismo podrían estar “viendo como dejar engranajes legales para un golpe blando”.

La discusión sobre el régimen de gobierno resulta un punto álgido en momentos donde sube la popularidad de Daniel Jadue como candidato presidencial por la izquierda chilena.

Por su parte, el Partido Comunista Chileno aspira demoler el modelo de desarrollo económico neoliberal, pero para ello tendrá que luchar, dentro de la propia asamblea, contra la votación de dos tercios que podría obstaculizar la aprobación de las nuevas normas programáticas.

La constituyente es un escenario logrado para defenderlo ganado en organización de lucha popular sin delegar el protagonismo a nadie”, acota  Alfonso Ossandon. 

Las tensiones sociales

Asuntos complejos como las demandas emergentes del feminismo y las disidencias sexuales, así como la legalización de la droga, forman parte de las agendas que se acuerdan de cara a la instalación de la Convención Constituyente.

Sobre la base de la defensa de la progresividad de los Derechos Humanos, Chile tendrá que ponerse al día en el reconocimiento de derechos sexuales y reproductivos. Para las mujeres incluyen el derecho a un aborto seguro y legal, el acceso a tecnologías de reproducción asistida y a la educación sexual temprana.

El Estado chileno deberá convertirse en garante de derechos como la salud, la vivienda y una renta mínima. Estas son las demandas de la lista “apruebo dignidad”, que recoge el sentir de los chilenos que se rebelaron contra el neoliberalismo.

La exigencia de una institucionalidad “robusta”, que proteja los Derechos Humanos de los chilenos resulta de la experiencia que por décadas ha marcado la historia de ese país. Ejemplo de ello son las desapariciones, asesinatos políticos, la persecución y recientemente la represión de las manifestaciones.

Sobre la droga

Por otra parte, la consideración de la droga como un asunto sanitario y no policial, conlleva un fuerte en el debate. Este es uno de los extremos de tensión social que caracterizará la creación colectiva del nuevo pacto social de Chile.

Aquí la libertad de las personas tiene que estar al centro y efectivamente que hay que hacer es dejar de gastar plata en una guerra que está perdida y poner todos esos recursos en prevención, en rehabilitación y desarrollo de oportunidades”, afirma Daniel Jadué, uno de los líderes de la lista Apruebo Dignidad.

Jadué opina que el problema de la droga esta asociado a la ausencia de derechos.

La falta de garantías al emprendimiento, al trabajo y al acceso a la cultura y al deporte acaban por dejar a los individuos sin proyectos de vida. “Son los sectores que no tienen un horizonte en el que ellos perciban que pueden ser felices”, acota Jadué.