Cultura de la violación: la protección de los medios y sistemas de justicia
Desde los medios de comunicación, de mayoría conservadora, se ha llevado un discurso blando cuando de violación y agresiones sexuales se trata.
Recientemente están siendo habituales las noticias sobre violaciones múltiples, como lo que sucedió en San Fermín de España, las crueles casos de violación con empalamiento de Argentina e innumerables casos más por todo el mundo.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 736 millones de mujeres (es decir, una de cada tres), sufren violencia física o sexual infligida por un compañero íntimo o agresiones sexuales perpetradas por otras personas, unas cifras que se han mantenido estables a lo largo del decenio más reciente.
Razón por la que Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, manifiesta que “La violencia contra la mujer es endémica en todos los países y culturas”.
Ante tal situación es necesario responderse si estos son casos aislados o se puede hablar de una cultura de la violación
La cultura de la violación es una expresión empleada para describir a las sociedades que normalizan y justifican la violencia sexual de varias formas: al ignorarla, minimizarla e incluso fomentarla con actitudes misóginas. El origen del término se remonta a la década de los 70 con la Segunda Ola Feminista.
Ahora bien, el término no solo se limita a la agresión sexual o a la violación. El portal “RebeliónFeminista.org” en su trabajo “La Cultura de la violación“, define el concepto como “todos aquellos comportamientos destinados a menospreciar y culpabilizar a las mujeres sobre su sexualidad o su elección vital en torno a su planificación familiar, y disculpar aquellos comportamientos masculinos que atenten contra las mujeres infantilizándolos y restando importancia a dicho suceso”.
Casos como el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina son ejemplos de cultura de la violación. Se refiere a una sentida problemática social y cultural que afecta el bienestar integral de las mujeres, en esos entornos sociales se alimenta de las constantes desigualdades de género. La cultura de la violación se normaliza debido a actitudes sobre el género, el sexo y la sexualidad.
A lo largo de la historia, la violación ha sido utilizada como arma de guerra y opresión. Se ha utilizado para degradar a las mujeres y a sus comunidades, y en la limpieza étnica y el genocidio.
La cultura de la violación siempre está arraigada en un conjunto de creencias, poder y control patriarcales, es decir, la cultura de la violación es consecuencia del sistema patriarcal.
Kate Millet enuncia en “Política Sexual” la siguiente frase, “El dominio sexual es tal vez la ideología más profundamente arraigada en nuestra cultura, por cristalizar en ella el concepto más elemental de poder”.
El machismo, como un estadio más del capitalismo, es un elemento que se expresa mediante la cultura de la violencia, de allí la importancia de redefinir la masculinidad según principios feministas.
Asimismo, Sergio Hernández en su trabajo “Cultura de la violación, un análisis del continuo en la violencia sexual que viven las mujeres”, indica que la cultura de la violación encuentra fomento desde las estructuras sociales e industriales, las cuales generan ingresos y recursos monetarios con la promoción de esta cultura transgresora.
Como muestra de ello se puede referir a la industria pornográfica, algunos vídeos juegos, industria musical, proxenetismo y trata de mujeres. Sin embargo, también se retrata en ámbitos más coloquiales y propios del folk que se incluyen dentro de la idiosincrasia local de algunos países.
Se puede mencionar dos casos de actualidad vinculados a este tema de la Cultura de la Violencia. El caso de la Manada de los Sanfermines y el caso de la Manada de Manresa.
El caso de La Manada de los Sanfermines trata sobre el hecho de violación múltiple cometido por un grupo de cinco hombres (que se autodenominaban “La Manada”), contra una joven española de 18 años ocurrido durante las fiestas de los Sanfermines en la ciudad española de Pamplona, acaecido en la madrugada del 7 de julio del 2016.
Este acto de La Manada estuvo marcado por un extenso y doloroso proceso judicial, ya que primero fue sentenciado en dos tribunales de Navarra como abuso sexual; luego de toda la polémica desatada, finalmente el caso fue revisado y sentenciado por el Tribunal Supremo como violación, condenando así a sus autores: José Ángel Prenda Martínez, Alfonso Jesús Cabezuelo Entrena (militar), Antonio Manuel Guerrero Escudero (guardia civil), Jesús Escudero Domínguez y Ángel Boza Florido. Este caso se convirtió en símbolo contra la violencia machista en España.
Otro caso de violación grupal en España es el llamado La Manada de Manresa que también generó indignación por la condena establecida. Cinco hombres de entre 19 y 26 años, violaron por turnos de una adolescente de 14 años que estaba bajo los efectos del alcohol y las drogas.
Los hechos ocurrieron en octubre de 2016 en Manresa (Cataluña), durante un botellón, un encuentro generalmente realizado en la calle en la que se consumen bebidas alcohólicas.
La sentencia del Tribunal para el caso de “la Manada de Manresa“, fue de abuso sexual y no agresión sexual con lo que rebajaron sustancialmente las penas bajo la “justificación” de que no se puede tipificar como agresión sexual porque la menor estaba inconsciente y no hubo violencia ni intimidación.
Desde los medios de comunicación masiva, en mayor parte dentro del campo conservador, suelen verse “legitimado y difundido discursos estigmatizadores y se ha contribuido a perpetuar los estereotipos de género, dando lugar a una especie de disciplina del terror sexual” refiere de las Heras, p.68 en su trabajo “El caso de ´La Manada´: cultura de la violación y Derecho penal. El Cronista del Estado Social y Democrático de Derecho (2018).
En el periodismo y demás áreas de la comunicación, es fundamental la capacitación en perspectiva de género, sexualidad y diversidad, además de violencia de género para el abordaje de este tipo de realidades y no cometer errores en la transmisión de la información, considerando que la formación de profesionales se hace en general bajo la idea patriarcal con respecto a la condición, situación y roles de hombres y mujeres en la sociedad.