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Pacto Histórico en Colombia: antecedentes de la izquierda que se asoma al poder

Para llegar a esta proposición de pacto histórico, se revisó todo un proceso histórico cargado de aciertos y desaciertos políticos.

El pasado viernes 10 de septiembre, Gustavo Petro presentó oficialmente el Pacto Histórico ante una multitud de aproximadamente 15.000 personas en la plaza de Paz de la ciudad de Barranquilla, para lanzar su candidatura ante las elecciones presidenciales de 2022 en Colombia.

El Pacto Histórico es un pacto con la historia y con el pueblo de Colombia. Por eso estamos para iniciarlo, con el fin de reunir al pueblo y que dialoguemos para construir conjuntamente el camino y el momento del quiebre de la historia del país. Lo que queremos es que en el territorio colombiano podamos convivir sin matarnos los unos a los otros“, afirmó Petro durante la actividad.

Lo que le proponemos a la sociedad colombiana es construir la paz, la posibilidad de convivir en armonía. Pero la paz implica cambiar las políticas, cambiar los gobiernos, no para maquillar las masacres, sino para cambiar en realidad la historia de Colombia. Gustavo Petro.

Con masiva asistencia en Barranquilla, seguidores del Pacto Histórico apoyaron la presentación del movimiento. Foto: Twitter @petrogustavo

La particularidad de esta propuesta está en ser una alianza que conjuga a varias fuerzas políticas cercanas a Petro, incluidas Colombia Humana, Polo Democrático, Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS) o la Unión Patriótica, entre otros movimientos.

Conscientes de que para transformar la práctica tradicional se requiere la participación de toda la sociedad colombiana, un esfuerzo que va más allá de la unidad de los partidos, movimientos y grupos políticos existentes, así fueran todos los llamados alternativos.

Para llegar a esta proposición se revisó todo un proceso histórico cargado de aciertos y desaciertos. Recordando reveses como el de 1946, cuando el Partido Comunista apoyó al candidato liberal de la oligarquía en contra de Jorge Eliécer Gaitán, o el de 1991 donde el M19, después de ser la principal fuerza de la Asamblea Constituyente, hizo parte del gobierno neoliberal de César Gaviria, prestándose a una serie de acuerdos con la oligarquía que le quitaron el empuje al proceso de cambio.

Rafael Pardo y Carlos Pizarro, en las conversaciones del gobierno Gaviria y el M19. Foto: Semana

La unidad de las fuerzas progresistas y de izquierda hoy, son conscientes de que existe una fuerte oligarquía que, aunque monopolizan el poder en Colombia, no tienen un proyecto político de futuro que incluya al pueblo.

Esas castas dominantes que instrumentalizaron la Constitución de 1991 para fortalecer sus bancos y empresas con dineros del narcotráfico. Fernando Dorado.

Así, en la Carta Magna del 91 se incluyó la apertura económica y privatización como norma. El artículo 335 autorizó la enajenación o liquidación de las empresas del Estado. La Ley 100 estableció la intermediación financiera en salud y seguridad social. La Ley 142 privatizó la gestión de los servicios públicos.

Son diversas dinámicas las que han llevado a la unidad del Pacto Histórico, reconocer las trampas neoliberales cuando en agosto de 1991, al pueblo colombiano le vendieron la idea de la apertura económica y democrática con la frase “Bienvenidos al futuro” del expresidente colombiano César Gaviria. No obstante, este “heredó el capital político del inmolado Luis Carlos Galán, asesinado por ellos mismos”, afirma Dorado.

Con la frase “Bienvenidos al futuro“, se abría las puertas de la globalización. Como indica Consuelo Ahumada, “en ese futuro no cabían las empresas estratégicas del Estado, por lo que se transfirieron a los privados o se liquidaron, a pesar de la resistencia de los trabajadores y trabajadoras. Las de servicios públicos esenciales, como agua, luz y saneamiento básico; salud y seguridad social, educación, fomento agrario, energía y petróleo”.

Portada El Colombiano, Lunes 28 de Mayo de 1990. Foto: https://www.elcolombiano.com

Como saldo, el gobierno de Gaviria “modernizó” el país con tratados de libre comercio, y destruyó su producción; políticas que incrementaron las ganancias de un insaciable sector privado y multiplicaron las oportunidades e incentivos para la corrupción, un saqueo del Estado. Además, se profundizó el retraso de muchas regiones históricamente marginadas y golpeadas por la violencia, explica Ahumada.

En 2001 se forzó otra jugada política con el expresidente Álvaro Uribe Vélez, quien se benefició de los errores de las FARC, y convenció al pueblo colombiano de que con la derrota de la guerrilla se arreglarían todos sus problemas.

Luego, el no lograr derrotar militarmente a la guerrilla (2014-2018), hace que acompañen a Juan Manuel Santos en la búsqueda de la “paz”, que “para ellos solo era la desmovilización y el desarme de sus integrantes”, dice Dorado.

La lucha por un Pacto Histórico se puede registrar desde mucho tiempo atrás, desde los años 40 con las luchas del líder popular Jorge Eliécer Gaitán, quien mostró la brecha entre el “país nacional” y el “país político”, un concepto que tiene vigencia en la actualidad.

En Colombia hay dos países, el país político y el país nacional, el país político que piensa en sus empleos, en su mecánica y en su poder y el país nacional que piensa en su trabajo, en su salud, en su cultura, desatendidos por el país político. El país político tiene rutas distintas a las del país nacional. ¡Tremendo drama en la historia de un pueblo! Eliécer Gaitán en su alocución del 20 de abril de 1946.

Desde muy joven Gaitán participó activamente en la política y mostró su convicción de luchar por la igualdad social. Foto: Telesur.

En la década de los 60, el sacerdote y sociólogo Camilo Torres Restrepo con su reivindicación de la lucha social e igualitaria así como su aporte a la incipiente Teología de la Liberación, se convierte en un referente vigente en el imaginario colombiano (que sigue buscando hacer de la paz su camino), ya que promovió unificar las bases populares para luchar por la transformación social.

Camilo Torres, fue propulsor de la creación del Frente Unido del Pueblo, que constituyó un escenario de encuentro y de política, de acción para la construcción fraterna de la colombianidad y una alternativa política a la oligarquía tradicional colombiana que se ha repartido el poder históricamente.

Camilo Torres. Foto: http://www.colombiainforma.info

En los años 80, el fundador y máximo dirigente del M-19, Jaime Bateman Cayón propuso el “Sancocho Nacional” como forma de llegar a un Diálogo Nacional, invitando a todos los sectores sociales, económicos y políticos de Colombia, con el propósito de buscar una salida a la crisis de aquel entonces e iniciar un proceso de refundación de la Nación en democracia y en paz.

El Pacto Histórico que se impulsa en el 2021 busca retomar diferentes aspectos y propuestas de esas importantes experiencias políticas. No obstante, es un gran reto en el contexto de un país con unas venideras elecciones presidenciales en el 2022 y que atraviesa no solo la crisis desatada por la pandemia del COVID-19, sino el descontento social tangible en las fuertes jornadas de manifestaciones ciudadanas y en el Paro Cívico Nacional de casi cinco meses en distintas partes del país.