Chile: el éxito del progresista Gabriel Boric consiste en la ruptura con lo establecido
Boric se presenta como la oportunidad de cambio histórico, que permitiría a Chile acabar con un sistema desigual heredado de la dictadura.
Chile se prepara para celebrar las venideras elecciones presidenciales en noviembre del 2021 sobre una realidad bien particular. Un pueblo que demanda cambios importantes en el sistema político, económico y social.
Al analizar lo que ha ocurrido y lo que posiblemente vaya a ocurrir en Chile, es imposible no revisar los sucesos mas recientes del estallido social en 2019. Desde el anuncio del alza de los pasajes del Metro el 4 de octubre de 2019 (que posteriormente llevó al estallido del 18 de octubre, con el incendio de 7 estaciones de Metro y un gran edificio céntrico) hasta lo que sucedió una semana más tarde, la concreción de una marcha pacífica de más de 1.2 millones de manifestantes, incluyendo abuelas y nietos solo en Santiago de Chile, que impactó al país y al mundo. Sumándole al descontento, el discurso de “orden público” a través de la represión de carabineros.
En Chile se dio una crisis de representatividad y de credibilidad de los partidos políticos, esto último con un descrédito total.
Según las sucesivas encuestas del Centro de Estudios Públicos (CEP) de Chile, en el 2002 la confianza en el Congreso era de 16% y en los partidos políticos 9%. En 2020, fue de 3% y 2%. Este derrumbe no es gratuito por lo demás, por sus actos de corrupción, luchas absurdas de poder por el poder personal, poca sensibilidad con las demandas y necesidades de la ciudadanía, servilismo al poder económico, y bajo profesionalismo en su rol legislativo. Ciertamente no todos los parlamentarios son así, pero en mi estimación, es un buen 50-70%, sobre todo en la Cámara. Mario Waissbluth.
Adicionalmente, Sebastián Piñera carga sobre sí un pasado como empresario que incluye el haber sido declarado reo en 1975 y estar prófugo durante 24 días por fraude en el Banco de Talca.
Trabajadores, estudiantes, movimiento sociales, comunidades organizadas y pueblo chileno en general tomaron las calles y lograron acorralar a la élite y al Estado a un plebiscito. Por primera vez en la historia y como resultado del estallido social, el país logró iniciar un proceso constituyente único, presionando así la institucionalidad política establecida hasta el momento.
Es importante no olvidar que el Chile que despertó, es un país que es capaz de actuar incluso más rápido que el propio Estado y que incluso puede coordinar más capacidad técnica y científica que los gobiernos. Macarena Valenzuela Beltrán y Sergio Toro Maureira.
La población chilena apuesta por la construcción de una nueva relación Estado-Ciudadano y aspira a vivir en una sociedad basada en la equidad y la solidaridad.
Ante la existente desconfianza y falta de legitimidad hacia el poder político, el escenario de Chile es un escenario de pre-revolución, es decir, de ruptura y no un escenario de cambio o de reforma. Así, se refleja claramente un nuevo momento del país donde las bases sociales toman las riendas e inician un proceso de reemplazo a la institucionalidad.
Es la ruptura ante un gobierno dictatorial que inició reformas para liberar a la economía y reducir el intervencionismo estatal. Con las siguientes consecuencias (referidas por Damien Picot y Alexandre Châtel en el artículo “El plebiscito en Chile: la ruptura final con la dictadura permite una revolución política y social”):
- La inversión pública disminuyó de manera muy fuerte.
- Prácticamente todas las empresas públicas fueron privatizadas, al mismo tiempo que los bancos, la industria minera, las telecomunicaciones, la distribución de agua, la educación, la salud y el sistema de jubilación.
- Una hiper inflación que subió hasta el 300%.
- Un paro de 30% después de la crisis de 1982.
- La precariedad se encontraba por todas partes en el país, excepto en las clases dirigentes.
- La desregulación del mercado de trabajo y las disparidades eran fuertes.
Muchos sectores de la sociedad chilena dicen no más a las inequidades ejercidas durante cuarenta años. “Con la crisis del COVID-19, esas inequidades siguen siendo evidentes. Actualmente el país presenta una tensión importante sobre su real capacidad para resolver la vulnerabilidad sanitaria de las personas, en un sistema económico basado en servicios y con alta precariedad laboral. La cuarentena como única medida eficaz para detener la pandemia, entra en colisión con las necesidades materiales de individuos que viven de comisiones, que no tienen seguridad social y que presentan inestabilidad en el empleo. Para muchos chilenos hoy, la vulnerabilidad no es solo la presencia del virus, sino que la obligada exposición a esta enfermedad producto de un sistema económico con fuertes deficiencias en su seguridad social”, expresan Macarena Valenzuela Beltrán y Sergio Toro Maureira en su artículo “Chile en el punto de quiebre: la nueva organización ciudadana en momentos de ruptura con el Estado”.
Existe una voluntad de romper con el modelo neoliberal extremo de Chile. La principal reivindicación del pueblo es: “abandonar la privatización de los servicios públicos fundamentales para asegurar a los servicios de salud; e implementar a una educación pública de calidad y accesible a todos, garantizada por el Estado. Mejor dicho, se pide el abandono del sistema ultra liberal construido por el dictador A. Pinochet [1973-1990]. Pero eso no se puede hacer sin una nueva Constitución. De hecho, ella asegura la predominancia del neoliberalismo en la sociedad”, aseguran Damien Picot y Alexandre Châtel.
En este escenario, el programa electoral de Gabriel Boric se muestra acertado ya que concientiza que el pueblo chileno quiere una ruptura con el anterior sistema que lo lleva a decidir por una nueva Constitución (que es rechazada por la derecha conservadora y la extrema derecha).
Entre las propuestas mas rupturistas de Gabriel Boric insertas en su programa de Gobierno denominado “Propuestas Programáticas para un Nuevo Chile” se tiene:
Respecto al agua y la escasez hídrica
Esa escasez producto del modelo económico extractivista, y la prolongada sequía que azota a Chile ha traído consecuencias para los ecosistemas también ha afectado la disponibilidad de agua para consumo. La crisis climática exacerbará este fenómeno, poniendo también en riesgo el suministro de las grandes ciudades.
El programa de Boric expresa que la situación es crítica, “hoy tenemos 101 comunas con decretos de escasez y 47,2% de la población rural en Chile no tiene abastecimiento formal de agua potable, a pesar de que es un derecho humano desde el año 2010”.
De allí que Gabriel Boric, candidato presidencial de “Apruebo Dignidad“, plantea “un nuevo modelo de aguas para Chile, que se haga cargo también de la gran dispersión institucional existente, contabilizando 43 organismos que agrupan 102 funciones”.
“Para esto nuestra propuesta para el corto plazo se basa en dos ejes centrales: 1) Agua Para Todos Hoy; y 2) Calidad y Cantidad del Agua y Salud de la Naturaleza. Con esto buscamos abordar las necesidades urgentes del ecosistema y del abastecimiento de las comunidades”.
Trabajo y los derechos laborales
Propone “refundar el ordenamiento laboral chileno y promulgar un nuevo Código del Trabajo que apunte a un nuevo modelo de derechos laborales individuales, que cumpla con la definición de trabajo digno, entendido como un empleo formal, que asegure y sostenga una vida digna, y que en materia contractual consolide mayores niveles de estabilidad”.
En la salud
Boric plantea “Actualizar el sistema de salud” realizando una “reforma estructural del financiamiento de la salud, creando un fondo universal de salud (FONASA universal), sacando a las ISAPRE de la seguridad social, así universalizar la atención primaria de la salud para el cuidado de la salud de la población”.
Asimismo, en el apartado de “Reforma de Salud” detalla crear el Servicio Nacional de Salud que, en base a redes integradas de salud de acceso universal, pueda responder con equidad a las demandas de atención de la población.
Reforma al Modelo de Política Social
Propone un nuevo modelo de política social, eficiente y que garantice igualdad e inclusión social. Plantea un cambio de paradigma en la forma en que se concibe el régimen de bienestar y el sistema de protección social actual (el desarrollo de un Estado de bienestar basado en derechos sociales garantizados).
A fin de combatir la pobreza y la desigualdad, el candidato presidencial de “Apruebo Dignidad” plantea un esquema donde coexista la provisión universal de derechos sociales por parte del Estado en áreas medulares, así como la existencia de programas públicos especializados en la reducción de brechas en materias específicas.
La creación de un Fondo Solidario Colectivo de previsión social, un Sistema Universal de Salud, un Sistema Nacional de Cuidados y el acceso universal a atención de salud mental y a internet, son algunas de las propuestas universales que su programa contempla para lograrlo.
En el plano de la protección del ambiente
Se suma, la creación de medidas para avanzar hacia la carbono neutralidad, en este aspecto se habla de invertir en obras de infraestructura con “impactos virtuosos” en materia ambiental, priorizando aquellas que puedan ser ejecutadas por micro, pequeñas y medianas empresas.
Algunos ejemplos de misiones a considerar:
- Uso del cobre y el litio de maneras innovadoras.
- Innovación en la producción agroindustrial.
- Generación de energías renovables como la energía solar o el hidrógeno verde.
- Innovación en la producción de tecnología y uso de datos en astronomía.
Su programa tendrá tres perspectivas transversales para su posible Presidencia, a saber: feminismo, transición ecológica justa y descentralización, las cuales recorren cada una de las propuestas y que “marcan el proyecto político enmarcado en la búsqueda de justicia social y desconcentración del poder”.
Se presenta con Boric una oportunidad de cambio histórico y nunca visto desde la caída de Salvador Allende. Permitiría al país acabar con un sistema desigual heredado de la dictadura, todavía sinónimo de trauma para Chile y los chilenos.