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El activismo femenino cada vez con más alcance

El activismo femenino cada vez obtiene mayores referentes y figuras que lo representen. Lo cierto es que está lleno de historias de lucha con el propósito de obtener la igualdad.

El activismo social ha permitido que las sociedades sean escuchadas, puesto que sus demandas y exigencias han sido escuchadas por los gobiernos. No solo por canalizar todas las necesidades mediante una voz o un movimiento, sino por la presión que ejerce como grupo frente a la toma de decisiones pública.

Va más allá de las labores rutinarias que hacen los partidos políticos, enfocándose más de lleno en la ciudadanía y la colectividad, más que en cargos o candidatos.

Asimismo, simboliza una de las maneras más efectivas e indirectas de acceso al poder que tienen las personas, elevando sus perspectivas y materializándolas en obras, servicios, espacios, planes, programas y proyectos.

Para la construcción de un país es preciso que se identifiquen los diferentes tipos de activismo, bien sea pedagógico, científico, cultural, de salud, deportivo, ecológico, feminista, etcétera. Existen muchas esferas de la vida, tanto pública como privada, que presentan necesidades para lograr desarrollarse y participar en los asuntos colectivos.

Por tanto, si se tiene que destacar uno en particular, el activismo femenino es de los más activos en la actualidad, debido a su relación con el auge tecnológico, y las tendencias de la globalización.

Producto de la pandemia, internet también se ha vuelto escenario apropiado para hacer activismo, así que no solo se vislumbra en las calles. Lo cierto es que la ciudadanía se está empoderando y tomando conciencia sobre la capacidad que posee para ejercer influencia.

De esta manera, las plataformas y herramientas digitales son muy útiles, permitiendo la realización de actividades, manifestaciones y expresiones que son de fácil difusión. También propician el debate, generando mayor información y contenido de valor que lucha constantemente contra las fake news.

Activismo femenino como impulso de desarrollo democrático

Esta forma particular de activismo generalmente es practicada por mujeres, aunque dentro del movimiento hay participación de varones. Sus objetivos, aunque pueden ser distintos dependiendo de la corriente ideológica que sigan, coinciden en la idea de concientizar, defender y promover los derechos de la mujer en todas las dimensiones sociales.

Resulta lógico que se caractericen por su actitud crítica ante el poder tradicional, considerando que este fenómeno ha estado en manos del hombre desde la antigüedad. Por ello, el activismo femenino procura ganar espacios en este ámbito, dando visibilidad a las mujeres e impulsar el liderazgo de las mismas.

Al igual que contribuyen con nuevas vías de desarrollo integral, colectivo y personal, porque ayuda a romper barreras y estereotipos, así que todas las personas tienen la capacidad y la posibilidad de surgir sin trabas o limitaciones.

Esto quiere decir que genera conciencia sobre el rol de la mujer en el siglo XXI, rompiendo con esa estigmatización e imposición de conducta según el género.

La equidad se encuentra en este lado del camino, al igual que estimula el desarrollo sostenible y otras causas relacionadas que enfrentan los Estados modernos. En segundo lugar, se debe tomar en cuenta que las nuevas tecnologías han facilitado la democratización y la defensa de los Derechos Humanos.

Si se tuvieran que elegir tres mujeres que influyeron en la corriente feminista, y por consiguiente en sus realidades, debido a su activismo, estarían posicionadas:

Malala Yousafzai (Mingora, 1997)

Ella recibió el Nobel de la Paz en 2014 como reconocimiento a su activísimo en favor de los derechos civiles en Pakistán, siendo la persona más joven en ser reconocida.

Malala recibió un disparo en la cabeza mientras viajaba de la escuela a su casa en la ciudad de Mingora en el año 2012, evento que casi desencadena una trágica muerte. Sin embargo, en la actualidad vive como refugiada en el extranjero, logrando graduarse en la Universidad de Oxford, con una titulación en Filosofía, Política y Economía.

Frida Kahlo (Coyoacán, 1907-1954)

La mexicana Frida Kahlo es una fuente de inspiración para millones de personas, siendo recordada como uno de los íconos de la cultura del país azteca. A través de su arte indígena y surrealista cuya pasión compartía con su marido, el muralista Diego Rivera, dio una visión diferente sobre la femineidad.

Su activismo rechazó la óptica tradicional masculina de la época, yendo en contra de la idealización de “la mujer debe ser perfecta“. Ella muestra que una persona debe amarse con todo y sus lados más “feos“.

Tawakkul Karman (Taiz, 1959)

Esta mujer oriunda de Yemen fue premio Nobel de la Paz en el año 2011, puesto que se convirtió en una luchadora emblemática por los derechos de las mujeres en el mundo oriental. Su activismo político y profesión periodística le ha permitido luchar contra las leyes que aún aprueban el matrimonio infantil.

Karman cambió su niqab tradicional por una hiyab en colores vivos y ha invitado a las mujeres a seguir sus pasos, pues considera que la práctica de cubrir la totalidad de la cara es algo impuesto por el sistema patriarcal.