Venezuela se recupera y la derecha no sabe qué hacer
Los signos de recuperación económica de Venezuela, colocan a la derecha, y también al chavismo, en un territorio desconocido.
El bloqueo económico impuesto por los EEUU logró quebrar a Venezuela, pero no ha sido suficiente para borrar del mapa político al chavismo. Ahora, que el país comienza a mostrar signos de cierta recuperación, a la derecha venezolana le cuesta convertirse en una propuesta alternativa al gobierno de Nicolás Maduro.
La dolarización, un fenómeno promovido por Nicolás Maduro y fuertemente criticado a lo interno del chavismo, no ha frenado la inflación, pero si le permite al venezolano común al menos estimar ciertos gastos, con un poco más de anterioridad, la hiperinflación había puesto a los venezolano al borde de la pobreza extrema.
Los signos clínicos de la recuperación, se perciben en el incremento de la demanda efectiva, es decir, hay más venezolanos consumiendo en restaurantes, comprando bienes, y recorriendo los centros comerciales en busca de artículos no esenciales.
Es cierto que el gobierno de Venezuela abandonó algunas formulas socialistas, la gestión de las empresas estatales es cada vez más compartida con el capital privado, y la creación de zonas económicas especiales asoma una apertura a capitales internacionales de distinto signo, lo que implicaría la flexibilización y desregulación del régimen laboral.
Contradicciones difíciles de asimilar
El gobierno de Nicolás Maduro en ciertas ocasiones parece descender por la pendiente del neoliberalismo, esta es una dura afirmación que insinúan algunos expertos en economía que a lo interno del chavismo, identifican el signo neoliberal en algunas políticas económicas.
La trampa monetarista, que parece haber asumido la debacle del Bolívar, es uno de esos signos, la dolarización frenó la inflación pero apartó a los venezolanos del uso de su propia moneda, y puso al arbitrio del mercado del dólar los precios de los bienes y servicios.
El combustible, que nunca aumentó severamente en Venezuela en ninguna etapa de su vida republicana, esta hoy día más cerca del precio internacional. La defensa del precio del combustible fue parte de la oferta de al izquierda, y ha sido la propia izquierda la que ha puesto en marcha un incremento sin precedentes.
El bloqueo empujó a Venezuela a sincerar los precios de algo tan valioso como la gasolina, pero ello impactó la economía familiar, y al igual que la especulación en los alimentos, el venezolano ha tenido que ingeniárselas para sobrevivir.
Ante este panorama, la derecha no sabe como articular una propuesta neoliberal que no se acerque a lo que hace el gobierno y la coloca al borde del abismo.
¿Cuál dictadura?
Ricardo Koesling, uno de los rostros de la ultraderecha opositora, radicado en EEUU, es uno de los testigos de la crisis que atraviesa la oposición a Nicolás Maduro.
“¿como vamos a liberar una tiranía si todo el mundo esta feliz, y las ciudades se ven felices y los ciudadanos se ven felices? ¿Esa es tiranía en Venezuela (…) que falsedad es esa? ¿ que mentira nos están metiendo a quienes estamos en el exilio?”, cuestiona Koesling.
El drama de la oposición ha Maduro consiste precisamente en ello, su habilidad para sortear el bloqueo ha consistido en acudir a políticas que en algún momento formaron parte del paquete de la oposición.
Ese accionar heterodoxo, difícil de comprender para los radicales tanto del chavismo, como de la derecha, colocó a todos en un lugar desconocido y las estrategias de confrontación política tendrán que ser diferentes.
Entonces, en Venezuela no hay una dictadura castro comunista, pero tampoco existe un modelo económico radicalmente anti neoliberal.
La despolitización
Todo curso de acción conlleva un riesgo.
Efectivamente, el chavismo en gobierno ha sido hábil para sortear todos los intentos de golpe, pero se han sacrificado algunos símbolos, lo que antes le diferenciaba de la derecha en algunos no existe, y con el bloqueo, el venezolano ha procurado volcarse a ver como sobrevivir y a participar menos de los asuntos políticos.
Los signos de recuperación son, en algunos casos, magnificados por las redes sociales, pues todavía la mayoría social no logra levantarse completamente de los embates del bloqueo, y las desigualdades que se profundizan han minado la simpatía de un sector del chavismo hacia el gobierno.
La crisis de los servicios públicos también hizo lo suyo, y la mayoría social de Venezuela reclama resultados en su realidad inmediata y cotidiana. La forma de hacer política que quieren ver, es la que le ofrece mejor calidad de vida, si la población no ve que el voto le sirve para mejorar, simplemente no participa.
Las cifras de abstención del último evento electoral, rondaron el 60%, y parece un signo de la despolitización. Sin embargo, analistas como Pasqualina Curcio, afirman que ese silencio también es un mensaje.
Lo resaltante, es que la valoración del bienestar por sobre la aspiración de un país más soberano, podría costarle políticamente al chavismo, un precio muy alto.