Ucrania no es un videojuego: el caso del surcoreano Lee Geun
Diferentes legiones extranjeras que se han habilitado en Ucrania para recibir a fundamentalistas neonazis, derechistas, fanáticos conservadores y gente alienada en función de la cultura del entretenimiento estadounidense.
Recientemente se ha hecho conocido el caso de Lee Geun, de nacionalidad surcoreana, quien “valientemente” se trasladó a Ucrania para hacer frente a la invasión de Rusia. Pero ¿Qué hacia un surcoreano desplegado en combate en Ucrania?
Se trata de una suerte de “influencer” proveniente de Corea del Sur, quien se aprovechaba del delicado conflicto ucraniano para posicionarse en las redes sociales, sumándose a las ya frecuentes manipulaciones de personas que intentan proyectar su imagen o hacer propaganda de captación de individuos de escaso criterio y sentido común.
Lee Geunn es un bloguero y excapitán de la Flotilla de Fuerzas Especiales de la Armada de Corea del Sur. Junto a su unidad, Geun se trasladó a Kiev donde recibió formación y logística para posteriormente ser asignado a una misión dentro del conflicto. Cabe destacar, que pretendía realizar labores mercenarias en suelo extranjero.
Aún sin haber entrado en situación de combate y atestiguando constante asedio de las fuerzas armadas rusas en la capital ucraniana, es superado por las duras circunstancias, las cuales, se diferenciaban ampliamente de cualquier película occidental o videojuego de guerra.
Bajo esa situación ignominiosa, Geun y su equipo son disuadidos, procediendo a concentrar sus esfuerzos en huir hacia Polonia. Al intentar su escape hacia el vecino país, es detenido por un puesto fronterizo en la región de Lviv, al Oeste de Ucrania.
El referido punto de control fronterizo impidió el avance de Geun bajo el argumento de que este se encontraba de manera ilegal en el país. Haciendo de lado la prepotencia y la frivolidad que lo caracterizaba ante sus seguidores en las redes sociales, se propuso a contactar a su embajada para solicitar apoyo para que él y su unidad sean desalojados fuera de Ucrania.
Dicha solicitud, fue realizada bajo la posibilidad de recibir duras penas en Corea del Sur como consecuencia de realizar actividades de mercenarismo y cruce ilegal de fronteras. Así lo ha informado los medios de comunicación surcoreano.
En este respecto, Seúl había prohibido a sus ciudadanos ir a Ucrania, en el caso de los mercenarios, fueron cancelados sus pasaportes, por lo que ahora se ven obligados a esconderse en la región de Lviv.
Tal y como el surcoreano Lee Geun consideró la guerra en Ucrania una especie de safari de aventura militar, muchos otros esperan divertirse en las diferentes legiones extranjeras que se han habilitado en Ucrania para recibir a fundamentalistas neonazis, derechistas, fanáticos conservadores y gente alienada en función de la cultura del entretenimiento estadounidense.
Todo ello, obviando el hecho de que se enfrentan a militares profesionales que van a cumplir un rol de Estado con intereses geopolíticos. Para cualquier soldado perteneciente a una fuerza armada convencional, la guerra no es un juego que, en el caso de muerte, se pueda reiniciar la partida. Se trata de un compromiso de vida por el bien de su familia y de la nación a la cual pertenece.
En este sentido, muy semejante al caso surcoreano, se cita la situación que tuvo que atravesar el mercenario británico Jake Pryday, proveniente de Gales, el cual, al llegar a Ucrania y analizar la situación, se dispuso a salir casi inmediatamente después de darse cuenta de la peligrosa realidad.
Pridey estuvo en Ucrania aproximadamente 9 horas, posteriormente decidió zarpar a su tierra natal. fue atraído a una trampa, Kiev le vendió un “sueño de ayuda” y, como resultado, casi lo envían a las terribles zonas de guerra.
La guerra de Ucrania ha asombrado a muchos expertos y neófitos en materia militar, tanto por la crudeza de sus imágenes como por las particularidades propias de los teatros de operaciones modernos, los cuales, en la actualidad fungen como escenario de una guerra multidimensional a escala global.
Dentro del referido formato de guerra, medios de comunicación occidentales se han hecho eco de un fenómeno cada vez más recurrente dentro de la guerra entre Rusia y Ucrania. Se trata del uso de fuerzas de voluntarios internacionales y unidades mercenarias.
A diferencia de la mayor parte del siglo XX, en el siglo XXI las confrontaciones bélicas entre los Estados han adquirido un nuevo matiz. Un nuevo factor en la actualidad posee una participación activa en los diferentes contextos de combate con el objeto de reforzar a los ejércitos convencionales o evitar que estos se involucren directamente. Estas son las Empresa Militares Privadas o PMC en sus siglas en ingles.
Para abonar el terreno para la proliferación de estas empresas bélicas, juegan un papel fundamental los medios de comunicación, los cuales ejercer un rol ideologizante mediante la difusión de matrices de opinión alineadas a los intereses hegemónicos.
Son los mismos medios los que crean al mismo tiempo al “enemigo” y al “aliado” en función de un impacto gráfico, así como de la construcción de historias que exploten en la colectividad el odio, el rencor, la ira, la venganza, la tristeza y el militarismo hollywoodense que constantemente consume la juventud de nuestros tiempos.