Inclusión forzada: eufemismo de la discriminación
Así como ha crecido la representación social, también lo ha hecho en el mundo y por eso, es importante la diversidad y combatir la discriminación.
En los últimos años, el gremio del cine y el entretenimiento han cambiado notablemente, incorporando historias cada vez más distintas, abordando nuevas perspectivas y reinventándose. Quizás como efecto directo de un público que va creciendo y diversificándose, pues, las producciones audiovisuales eran dominadas por cierto tipo de rasgos físicos y también se aplicaban temas como roles de género, estereotipos y ciertas conductas provenientes de un sistema patriarcal, blanco y heterosexual, de ahí parte el concepto de “inclusión forzada” que es un eufemismo utilizado por personas intolerantes con el fin de acentuar la discriminación.
Cuando se habla de inclusividad en los medios de entretenimiento implica la representación de diversidad e individualidad de los personajes, lo cual tiende a ser percibido y malinterpretado como “forzado” porque incorpora a la escena a audiencias pertenecientes a las minorías o grupos no “estándar“.
Ello no debe ser confundido con el hecho de que responde a determinada agenda o solo está enfocado en estrategias de marketing, ya que esas historias son de cierta manera el reflejo de la sociedad que está en constante evolución y en camino hacia la igualdad.
De esta forma, no resulta sorprendente que cierto tipo de proyectos reciban más ataques que otros, considerando los que tienen cierto contenido feminista, racial y religioso. En un primer momento, no captan ese enjambre de señalamientos si son más de carácter histórico o reflexivo —y esto último también depende—, porque basta con que se deje ver que un personaje es homosexual o feminista cuando ya se está hablando de ese término.
Ha sucedido con Eternals, Capitana Marvel, la mayoría de las películas y series producidas por el gigante del streaming Netflix, entre otras más. Así que de una vez, como efecto bola de nieve, empieza la marea de interrogantes como si no estuviesen ante una sociedad que está siendo más diversa e inclusiva, considerando los diferentes movimientos sociales, el activismo y los cambios a nivel de sistema que están experimentando los países.
Dicha conducta es un rasgo que caracteriza a los intolerantes, machistas, homofóbicos, xenófobos y esa serie de clasificaciones que, en la mayoría de las ocasiones, son compartidas entre sí. Porque para nadie es un secreto que las comunidades y nichos de las plataformas virtuales donde se dan foros de discusión, acogen a personas que tienden a radicalizar sus ideas y compartir un discurso de odio.
Mis derechos terminan cuando empiezan los del otro
Antes de continuar, es preciso recalcar la connotación y definición equivocada que se le ha dado a este término compuesto: inclusión forzada, que supuestamente “consiste en cambiar características de los personajes reconocidos para incorporar una narrativa políticamente correcta aunque la historia no cumpla con las expectativas ni justifique este cambio drástico en su elenco“. Si bien es cierto, en el caso de representaciones históricas, emblemáticas o con propósitos específicos, no se puede reemplazar por algo totalmente distinto, como lo es la Ana Bolena de piel negra.
No obstante, el centro de este artículo es que incorporar dichas características a personajes en este aspecto no tiene porqué ser tomado como algo “forzoso“, al menos, colocando la lupa sobre la sociedad y el contexto en el que se desarrollen los acontecimientos de la historia.
Otro caso es el de los personajes que tienen algunas discapacidades como es el caso de Matt Murdock (Daredevil) que es ciego y Clint Barton (Hawkeye) quien queda sordo en algún punto de los cómics. Actualmente todo debe ser así, inclusivo y promover la tolerancia, porque es lo que va a marcar una diferencia en tiempos llenos de populismo, desigualdad y odio.
La sexualidad, género, color, religión, ideología y raza de un personaje no se puede considerar forzado por representar a personas que existen, y que a su vez, forman parte de esa audiencia. Por tanto, es fundamental que el público pueda verse identificado y empatice con esas figuras que interactúan en la pantalla, porque la diversidad existe, es una realidad y su representación no es forzada, simplemente responde a la composición social del mundo.