El héroe: supera traumas y lucha por el bien común
El concepto de "héroe" trasciende a la antigüedad, cuando se hablaba de un personaje que vela por el bienestar colectivo.
La mayoría de las veces la figura del héroe se le adjudica a los personajes principales de las historias, siguiendo un antigüo concepto que representa la dinámica entre el bien y el mal, junto con su constante lucha para saber cuál predominará.
De ahí también surgen sociedades distópicas, donde es necesario la aparición de un protagonista que lidere una batalla contra el villano y salve el día.
Lo vemos en series, películas, cómics, novelas, videojuegos y en cualquier contenido que se pueda consumir, porque aunque no implique el uso o presencia de poderes o habilidades “mágicas”, siempre habrá un personaje de convicción inquebrantable, valores y principios que procure lograr un objetivo: el bien común.
Pero, al trasladarlo a la categoría exacta de superhéroes, es muy común que el público conecte y empatice de manera muy rápida con los mismos. En algunas ocasiones, ellos sacrifican sus vidas por salvar a la humanidad o llevan una doble vida, en la que mediante un disfraz pasan desapercibidos.
¿Por qué empatizamos tanto con ellos?
Si bien para algunos, el ser humano por naturaleza no es bueno, idea que comparten diversos pensadores a lo largo de las épocas; siempre se ven atraídos por sujetos que sean generosos, entregados, humildes, serviciales y que usan sus habilidades de manera positiva y en beneficio de la comunidad.
Por tanto, los superhéroes encaran valores que tienen el propósito de inspirar a las diversas sociedades y que estas puedan convivir en paz.
Asimismo, está el hecho de que las narrativas que envuelven a los heroicos protagonistas suelen estar dotados de diversión, aventuras, coloridos escenarios y diálogos reflexivos sobre la responsabilidad.
En segundo lugar, se puede destacar que estas historias permiten que los seres humanos desarrollen una personalidad fuerte, soportada en una alta autoestima y confianza en sí mismos.
Por otro lado, en un estudio elaborado por el psicólogo clínico Robin Rosenberg se señala que las historias de origen nos ayudan a hacer frente a la adversidad en nuestras propias vidas, permitiéndonos “encontrar significado en la pérdida y el trauma, descubrir nuestras fortalezas y usarlas para un buen propósito“.
Eso se puede sintetizar en una idea: creamos superhéroes básicamente para recordar que podemos ser valientes y vencer el mal, porque necesitamos esas figuras que nos inspiran a enfrentar las adversidades que surgen diariamente. Por ello, es que el concepto de los superhéroes no se reducen a la mera motivación de obtener fortuna, fama y poder.
Son mecanismos para afrontar el pasado
Muchas personas han tenido que lidiar con pasados y experiencias traumáticas de diferentes tipos, lo cual se asemeja a los orígenes de diversos héroes que actualmente son muy populares, entre ellos: Batman, el Capitán América, Naruto, etcétera.
Porque muchos de nosotros nos involucramos y apoyamos causas que tengan sentido según nuestras experiencias, más aún si se trató de alguna tragedia o situación llena de drama y emoción. Tal es el caso de los personajes que luchan contra el crimen. Además, estas historias representan mecanismos de ayuda para descubrir puntos fuertes y usarlos para propósitos positivos.
Lo más interesante es que le dan sentido a la pérdida y a los traumas, permitiendo que seamos capaces de superar todas las circunstancias terribles que hayamos padecido en determinado momento, para aprender de ellas y resurgir como el fénix (entiéndase la referencia al nombre de nuestro equipo).
Evidentemente, los superhéroes aportan herramientas para que una gran parte de la población aprenda a empatizar, cultivar la ciudadanía y el sentido de pertenencia que los lleve a querer defender lo que sea bueno para toda la sociedad.
Por esta razón, el contenido de superhéroes nos puede ayudar a creer, a formar una personalidad sana y equilibrada que servirá de educación para la vida social.
“La heroicidad es la cualidad, la virtud, el carácter propio de héroe, es decir, la grandeza de alma, la generosidad, la sublimidad que inspiran los altos pensamientos; produce los bellos sentimientos, ejecuta acciones superiores dignas de admiración y de respeto”
—Pedro María de Olive.