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Colombia, historia de una política servil

La política exterior de Colombia ha estado marcada por una postura servil a los intereses de los EEUU.

La política exterior de Colombia no sólo ha sido seguidista de los EE.UU., sino prácticamente servil a sus intereses, siendo prácticamente una especie de enclave del Comando Sur.

Con prevalencia de lo militar, la postura de Colombia ante los EE.UU. abarca otras áreas: la económica, la diplomática y la social; que subyace a la adopción total del modelo económico neoliberal, y que involucra también la defensa a ultranza del paradigma de la seguridad nacional.

Pero ello es una consecuencia, no solamente de la doctrina militar de los EE.UU.; aunado a ello está el interés directo sobre la producción de cocaína que realiza Colombia, y la verdadera vinculación de Norteamérica con el gran negocio del narcotráfico.

Algunos rasgos de la subordinación

Existen tres grandes áreas donde Colombia es abiertamente servil a los EE.UU.: 1. La persecución al comunismo y a la izquierda en general, 2. La adopción del modelo económico, 3. La política exterior y doctrina militar.

Eso por mencionar los más resaltantes, de allí derivan todas las manifestaciones concretas en alianzas y oposiciones, dentro del escenario regional, y todo lo que va en pro de mantener a Colombia como actor y prácticamente títere de los EE.UU.

La subordinación militar

La adopción sin restricciones de la doctrina militar de la seguridad nacional se concretó en 1949, un año después del asesinato del líder Jorge Eliécer Gaitán, en el período presidencial de Mariano Ospina Pérez.

El principal operador diplomático de estos acuerdos fue Gonzalo Restrepo Jaramillo, embajador de Colombia en EE.UU. desde 1947 (antes del asesinado de Gaitán) hasta 1949, cuando se convirtió en el primer canciller de Laureano Gómez.

Bajo la forma de acuerdos en 1949, Colombia y EE.UU. acordaron establecer misiones en el territorio colombiano, y desde allí, el ejército norteamericano quedó autorizado para entrenar su ejército.

Economía servil

En 1951, se trataba del café.

EE.UU. necesitaba que Colombia borrara cualquier restricción para la importación de café por parte de la potencia norteamericana. Colombia asumió en 26 ítems, todas las medidas comerciales y aduaneras necesarias para facilitar el control de los EE.UU.

Apertura total a los productos estadounidenses, regulación de las expropiaciones, libre circulación del dólar y pocas obligaciones para las empresas extranjeras que explotaban petróleo y metales preciosos, componían las cláusulas del primer tratado de cooperación económica entre Colombia y EE.UU.

Este tratado tenía igualmente como impulsor al ex embajador y ahora Canciller, Gonzalo Restrepo Jaramillo.

El Plan Colombia

Otro hito de la relación servil de Colombia a los EE.UU., es el Plan Colombia, donde la lucha contra el narcotráfico fue la nueva fachada de una asociación entre EE.UU. y Colombia, que en esta ocasión le daría mayores facultades a la potencia norteamericana.

El historiador venezolano Juan Romero, advierte en su investigación de 2004, “Plan Colombia: nueva definición de sujetos hegemónicos en Latinoamérica y su impacto en el proceso venezolano”, que con el Plan Colombia, este país se convirtió en un socio de primer orden para EE.UU.

 

El alcance del Plan Colombia

Por otra parte, Romero precisa los alcances del acuerdo subyacente en el Plan Colombia, que revela el grado de servilismo que adquiere la política colombiana.

Eso significa: 1) una agresiva campaña contra la extensión de cultivos (de droga) en tierras colombianas, 2) una firme política de castigos judiciales, que puede llegar a incluir la extradición a Tribunales Norteamericanos implicados en el tráfico de drogas, 3) campañas militares contra la insurgencia y sus bases de acción en territorio colombiano”, detalla Juan Romero.

Según Romero, la intención de EE.UU. con el Plan Colombia no sólo era poder controlar el negocio de la droga, sino también posicionarse militarmente para tomar control, eventualmente, de la cuenca binacional del Río Catatumbo, una zona que Colombia comparte con Venezuela.

Nada nuevo bajo el Sol

La alianza de la oligarquía colombiana con los EE.UU., no comienza en los años 40 con la posguerra y el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.

El servilismo colombiano tiene en Francisco de Paula Santander, su primer referente.

En 1826, el Congreso Anfictiónico de Panamá, tuvo en Santander un agente que desvirtuó la agenda pautada por Simón Bolívar e impidió que se concretara el objetivo estratégico: crear una unión suramericana dispuesta a enfrentar nuevas amenazas imperiales, entre ellas, la que comenzaba a representar la expansión de los EE.UU.

Este choque de visiones tuvo a principios del siglo XXI un nuevo capítulo: la oposición de Hugo Chávez Frías, tanto al Plan Colombia como a la sujeción del vecino país de Venezuela a la doctrina militar y política exterior norteamericana.

Estados Unidos pretende convertir a Colombia en el Israel de América Latina”, señaló Hugo Chávez.

 

Colombia como impulsor de la OTAN

Colombia ha sido uno de los principales impulsores de la alianza de gobiernos de derecha. Actualmente lidera la Alianza del Pacífico, y ha manifestado su intención de colaborar con la OTAN.

En 2019, Colombia tuvo una participación especial en el intento de invasión a Venezuela protagonizado por Juan Guaidó mediante el supuesto ingreso de ayuda humanitaria.

Recientemente, el Embajador de Venezuela ante la ONU, Samuel Moncada, señalo que Donald Trump y Juan Guaidó acordaron planes de operaciones de guerra irregular contra Venezuela, donde Colombia sería el centro de entrenamiento.

Juan Guaidó lideró un proyecto de gobierno paralelo a Nicolás Maduro, apoyado por los EE.UU.

Guaidó siempre tuvo reconocimiento por parte del gobierno colombiano, actualmente, está siendo investigado por hechos de corrupción, y daño al patrimonio de Venezuela.