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Cumbre de las Américas: Manual de cómo perder la hegemonía

En esta IX Cumbre de las Américas EE.UU. ha dejado ver como su hegemonía disminuye. El principal cuestionamiento es la exclusión.

EE.UU. sienta cátedra de cómo perder la hegemonía en pocos pasos, o al menos, dejarlo ver a la aldea global entera. El principal error (por decir lo menos), es excluir a tres países de una convocatoria que solía reunir a alineados y no alineados.

Andrés Manuel López Obrador, es quien lideriza el grupo de países que protestan la exclusión de Venezuela, Cuba y Nicaragua, en correspondencia con una doctrina diplomática que lleva décadas en México, pero que AMLO ha sabido llevar a otro nivel.

Lo cierto, es que EE.UU. no tiene el mismo alcance e influencia que hasta hace 10 años, donde la primavera del Latinoamericanismo se acababa temporalmente, y donde la derecha crecía como la espuma empujada por el efecto temporal de los lawfares.

Otra muestra real de la pérdida de dominio de los EE.UU., es que la CELAC se atreve, en el propio escenario de la Cumbre de las Américas, a convocar a Biden a una cumbre donde sí podrán estar todos, y donde el anfitrión no se tomará para sí el derecho de admisión.

Haz la guerra y perderás

La guerra entre Rusia y Ucrania es una bisagra, un hito que marca el antes y después de un orden mundial donde EE.UU. podría quedar bastante disminuido como imperio perdiendo su hegemonía, mientras Rusia aparenta haber aprovechado muy bien los efectos del bloqueo promovido por EE.UU., junto a la Unión Europea.

Los bloqueos y las guerras no le funcionan tan bien a los EE.UU. Jamás reconocerá el efecto boomerang, pero hay que cosas que ya simplemente son imposibles de esconder.

Una cosa es resultante de la otra. La guerra atiza la exclusión y la desigualdad utilizando, entre otras herramientas, la del bloqueo económico. Estas dos generan la ahora considerada “amenaza” de la migración.

Esto afecta a todos; sobre todo, al orden mundial donde EE.UU. predomina aún.

Ahora los latinoamericanos vuelven a reclamar su espacio, su posibilidad de decidir para los latinoamericanos; y la Doctrina Monroe sufre, con pronóstico reservado.

Aplicar la “cancelación”

El primer motivo que ha dado EE.UU. es la exclusión. La Cumbre de las Américas que se realizó en Los Ángeles tuvo el importante peso de la ausencia de varios mandatarios de los países invitados, quienes decidieron no asistir en protesta pública a la exclusión de Nicaragua, Venezuela y Cuba.

Queda claro que la “cancelación”, no le funciona tácticamente a los EEUU para sostener su hegemonía.

Aunque en principio se tratara de los 3, luego EE.UU. quiso hacer la excepción con Cuba, a quien no podría excluir de los acuerdos relacionados con el COVID-19, donde la isla ha sido un ejemplo de gestión de la pandemia y de solidaridad con la emergencia mundial.

Consideramos que es un grave error y que nadie tiene derecho a excluir a otro; no aceptamos el principio de intervención para definir unilateralmente quien viene y quien no viene”, planteó categóricamente Marcelo Ebrard, Canciller de México.

Joe Biden quería inaugurar la Cumbre junto a AMLO, pero este gesto fue ignorado por el mandatario mexicano, que sostuvo su posición hasta el final.

Tampoco asistieron Xiomara Castro de Honduras, Luis Arce de Bolivia, ni Nayib Bukele de El Salvador, entre otros presidentes que prefirieron enviar delegaciones para sumarse a la protesta por la exclusión en la cita hemisférica.

Profundizar las desigualdades

En este particular, el presidente de Bolivia Luis Arce, ha señalado con cifras precisas las consecuencias actuales de las profundas desigualdades que chocan con el “espíritu equitativo” de la Cumbre de Las Américas que se contradijo hasta en su eslogan.

Las desigualdades en todo el mundo, y especialmente en Latinoamérica, se acentuaron con la llegada de la pandemia del COVID-19.

Nuestros esfuerzos deben estar dirigidos, prioritariamente, a los 240 millones de personas en la región que aún no han recibido ni una sola dosis de la vacuna contra el COVID-19. Debemos duplicar los esfuerzos y lograr una distribución más equitativa y oportuna de las vacunas”, afirmó Luis Arce.

El modelo económico neoliberal impuesto por el FMI, acabó con los avances sociales logrados en países como Ecuador, Argentina, Honduras, y Brasil. Las brechas se profundizaron y fenómenos como la migración son ahora considerados una “amenaza”, que pretende abordarse desde la contención y no con soluciones estructurales.

Llegar más lejos con la injerencia

En el marco de esta Cumbre de las Américas, las delegaciones de Bolivia y Argentina incluyeron un párrafo en el documento final que precisa las funciones de la Misión de Observación Electoral de la OEA, cuyo dictamen sirvió para justificar el golpe de Estado en Bolivia en el año 2019.

Las misiones de observación no pueden ser un mecanismo de intervención en los demás países”, informó la delegación boliviana.

Lo cierto, es que la injerencia descarada de los EE.UU. en acciones antidemocráticas como las promovidas en 2019 en Bolivia con el golpe y en Venezuela con el experimento “Juan Guaidó”; han dado razones para establecer severos reclamos por parte de algunos países Latinoamericanos que reclaman respeto por su autodeterminación, restando hegemonía al gigante del norte.

Los bloqueos y sanciones

Fruto del mismo árbol envenenado de la injerencia y la guerra son las sanciones económicas y el bloqueo, que en lugar de conseguir que los gobiernos dobleguen, han incrementado los cuestionamientos a la política exterior norteamericana, poniendo en jaque su hegemonía.

Venezuela finalmente no cedió. Cuba tampoco. EE.UU. recalcula, pero sabe que las sanciones son un camino hacia el abismo.

Pronto la Unión Europea recibirá una lección similar con la política de bloqueo a Rusia, pero seguramente, las consecuencias sociales serán todavía más desastrosas para países que ya habían olvidado el lado más amargo de la guerra, el del hambre y la escasez.