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El burdo bulo contra la ministra de igualdad

La manipulación de los medios de comunicación ha llegado a niveles de descaro, esta vez dirigida a la ministra de igualdad.

Un mismo hecho tiene tantas interpretaciones como personas lo observen, pero la verdad solo tiene un camino. Y si el hecho es grabado por varias cámaras, entonces las interpretaciones dadas por cada persona pueden ser analizadas con calma y dadas por correctas o manipuladoras.

Por razones oficiales que nunca sabremos, la ministra de Igualdad no pudo responder, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, a las preguntas de varios periodistas sobre los crímenes contra inmigrantes recientemente ocurridos en la valla de Melilla; una ministra del PSOE se encargó de responder y silenciar a la ministra de Igualdad.

Posteriormente, varios medios de comunicación abordaron a la ministra de UP para conocer esa opinión que no pudo expresar en la rueda de prensa citada que, dicho sea de paso, no es asunto de competencia de su Ministerio.

Se ven los micrófonos de varias cadenas privadas y de un canal de la televisión pública. Quien viera la intervención de la ministra en la pública conoció la versión íntegra, las palabras vertidas, que es como decir la verdad de sus declaraciones.

El telespectador escuchó su opinión sobre lo acontecido en la vergonzosa valla de Melilla y la disposición de la ministra a que siempre conozcan su opinión.

Quien viera o escuchara las declaraciones de la ministra en algunas cadenas o emisoras privadas no pudo conocer la verdad de sus declaraciones.

Al ofrecer el vídeo o la grabación de su intervención omiten la opinión y solo emiten las veces que muestra su disposición a que siempre conozcan su opinión.

Hacen falso debate o directamente se mofan de que repita su disposición a que siempre conozcan su opinión pero no acabe dándola, sencillamente, porque la han ocultado ex profeso a sus espectadores u oyentes.

En las autoproclamadas democracias occidentales esta manipulación habría terminado con la carrera periodística del más afamado, habría arruinado un prestigio de años en la pantalla o el micrófono.

En eso España es distinta, la cultura democrática que comenzó a adquirir el pueblo español después de cuarenta años de dictadura fue cercenada de raíz por el antimarxista Felipe González, con lo que esta clara manipulación de la verdad no tendrá consecuencias para ningún medio; incluso será recompensada por los poderes ocultos que en primera instancia torpedearon las negociaciones para llegar a un gobierno de coalición y al no conseguirlo han fomentado bulos desde enero de 2020.

Ninguno tan burdo y desmontable como el expuesto, incluso para los telespectadores que practican conscientemente la ignorancia intencionada.

No será el último, arreciarán cuando Díaz intente sumar. Esos medios tienen encomendado, en detrimento de la verdad, restar.