Protestas de maestros revelan las contradicciones en Venezuela
Para comprender las recientes protestas laborales en Venezuela, hay que saber separar el grano de la paja y no confundir las contradicciones con retrocesos, ni los reclamos con intentos sediciosos.
Las protestas que se llevan a cabo en Venezuela son eminentemente reivindicativas. Las huellas de un bloqueo económico (que no ha terminado del todo), dejaron al gobierno de Maduro con poca capacidad de maniobra, y el malestar social resulta lógico y evidente.
Sin embargo, no hay que olvidar que las contradicciones surgen en momentos decisivos, donde probablemente algunos jueguen un doble papel. Mientras algunos se mantienen coherentes, otros se dedican a pescar en río revuelto.
Consideraciones previas
Salgamos de lo abstracto. En Venezuela se da, entre quienes simpatizan con el chavismo, un choque de visiones no violento pero con bordes bien definidos, entre monetaristas que defienden con furia la dolarización y el avance en ciertas políticas neoliberales, y quienes consideran que esto se trata de políticas superadas que a la larga no son sostenibles.
Venezuela tiene un aparato estatal bastante grande. De él dependen sectores como el educativo, el de salud, el universitario, y algunas industrias como la petrolera y eléctrica.
Estamos hablando de unos 5.509.563 de trabajadores públicos. Casi un 20% de la masa trabajadora de Venezuela.
Lo que fue y lo que es
En el peor momento del bloqueo económico promovido por EEUU, Venezuela no percibió un dólar por la venta de su petróleo. Insólitamente no dejó de pagar nóminas, ni hubo despidos masivos. No obstante, tampoco hubo aumentos, y la hiperinflación terminó expulsando a los trabajadores fuera del país o, al menos, fuera del sector público.
Pero actualmente las condiciones son diferentes. Con un índice inflacionario notoriamente más bajo (de un dígito), un crecimiento sostenido y aparentemente indetenible, y con muchas menos barreras para la venta de un petróleo más caro, la capacidad de respuesta del estado venezolano es, sin duda alguna, bastante mayor.
En marzo de 2022, Nicolás Maduro prometió la segunda indexación del salario al Petro, una criptomoneda venezolana lanzada en el peor momento del bloqueo, y que circula dentro del país gracias a los propios mecanismos creados por el gobierno. Dicha indexación pasa de pagar 7 $ dólares de salario básico, a 40$.
La mejora se sintió en todos los estratos sociales, y la capacidad de consumo y bienestar aumentó. Todo coincidió con el alivio de sanciones, anunciado por EEUU también en marzo de 2022, y el contexto hacía presumir que la época más difícil había llegado a su fin.
El instructivo ONAPRE
La Oficina Nacional de Presupuesto de Venezuela (ONAPRE), dictó un manual para el pago a los empleados de la administración pública en mayo de 2022, en el cual no se cumplía con el aumento prometido por Nicolás Maduro, y además se retrocedía en el de las bonificaciones y beneficios salariales.
Este instructivo fue demandado de nulidad por un grupo de trabajadores de las universidades y del sector de la salud, donde al mismo tiempo solicitaron una medida de amparo cautelar ante el Tribunal Supremo de Justicia.
En julio de 2022, la medida cautelar fue negada por el Tribunal Supremo de Justicia, pero el recurso de nulidad fue admitido para su decisión. Esto significa que el asunto sigue pendiente por resolverse y este instructivo, que retrocede en los derechos laborales, podría quedar sin efecto en cualquier momento.
¿Por qué son más visibles las protestas?
El cumplimiento parcial del pago del bono vacacional al sector educativo fue el detonante de las protestas que se reseñan en medios y redes.
Las consignas solo exigen el cumplimiento total del pago del bono que ha querido ser fraccionado por un grupo de funcionarios del ministerio de Finanzas, y de los ministerios de Educación y Educación Universitaria.
Es necesario decirlo, en estas protestas nadie pide que Maduro se vaya. Tampoco se toca algún punto que tenga que ver con la gobernabilidad del país. Se trata de asuntos exclusivamente reivindicativos.
Las movilizaciones se han realizado, hasta el momento, sin que se registren hechos de violencia, aun cuando la presión desde ambas partes es fuerte, sobre todo en el terreno mediático y de las redes sociales.
Opacidad
María Isabel Portillo, Doctora en Ciencias Políticas y profesora universitaria, identifica algunos detonantes del conflicto laboral:
“Ha habido, lamentablemente, una opacidad a la hora de saberse cuáles son las decisiones que se están tomando. Hay una atemporalidad que sería la otra cosa, una cosa es lo que ocurre, y tú te enteras tiempo después… Hay un desmejoramiento sustancial de los salarios, las bonificaciones y los beneficios salariales que están dentro de los contratos colectivos”, destaca Portillo.
Pescando en río revuelto
Entre las personas y dirigentes sindicales que solicitan la nulidad del instructivo ONAPRE y el pago total de beneficios laborales, no figura como es lógico, ningún líder de la derecha venezolana.
A pesar de las duras críticas mutuas entre voceros del chavismo en la oficialidad, y quienes consideran que debe corregirse la política económica, ha sido de ese lado de la acera que se ha tratado este problema social. La derecha ha querido pronunciarse, pero al calor de un debate que no han generado.
Primero Justicia, después Voluntad Popular, se pronunciaron a comienzos del mes de agosto, cuatro después que el chavismo encendiera en su propio patio el debate sobre cómo debe llevarse la política económica, y si se debe dar o no prioridad a la llamada indexación salarial.
El oro, las dificultades y lo que puede suceder
Las protestas suceden y al mismo tiempo se producen diálogos. Aun cuando los trabajadores siguen inconformes, y varias organizaciones sociales internacionales de izquierdas como la CLACSO, suscriben ese malestar, el tiempo de las soluciones corre, al igual que las dificultades en tiempo real.
El presidente Nicolás Maduro, había solicitado la devolución de 1000 millones de dólares en oro retenidos en un Banco de Inglaterra. A finales de julio le fue negado, en virtud del desconocimiento que Reino Unido hace de su gobierno. Estos siguen reconocimiento al “gobierno interino” de Juan Guaidó.
Sin embargo, el presidente del Banco central de Venezuela, Calixto Ortega, declaró a la agencia Bloomberg que este fallo que está siendo apelado por el país podría cambiar, ya que tienen pruebas del reconocimiento que el Reino Unido hace del gobierno de Maduro, a través de correspondencias entre la Reina Isabel y el presidente venezolano.
El retorno de estos recursos a Venezuela desahogarían al gobierno de Maduro, permitiéndole mayores márgenes de maniobra.
Esta hipótesis se cumplirá, si la voluntad política favorable a los trabajadores dentro del gobierno de Nicolás Maduro, logra imponerse sobre las tendencias que prefieren el recorte de gasto público.