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El anarquismo de Bakunin: su traición a Marx

Desde la perspectiva de Mijaíl Bakunin, le echamos un vistazo al anarquismo y al porqué se dice que traicionó al marxismo.

En mis clases de Gobierno, hemos visto muchos teóricos interesantes, buenos textos y diferentes perspectivas para abarcar todo lo que implica la distribución, la organización y la administración del poder. Una facultad que recae en los gobernantes, que a su vez están al servicio de todos los ciudadanos.

Bueno, ese es su deber cuando hablamos en términos modernos con todos los elementos a tomar en cuenta en el marco democrático. Pero, uno de los aspectos más relevantes fue cuando escribí aproximadamente diez ensayos para esta cátedra. Es entonces cuando me topé con el poder político y la perspectiva de revolución en palabras de Mijaíl Bakunin. Hablamos de un filósofo que llegó a cruzarse con Karl Marx en algún momento.

Conociendo a Bakunin

Cuando empecé a leer, no sabía de quién se trataba. Pensé que además de pertenecer a la izquierda, apoyaba las ideas marxistas y era considerado comunista. El estudio y la investigación me permitieron aclarar ciertas dudas.

Pues bien, Bakunin es considerado el “padre del anarquismo”. Además, fue miembro de la francmasonería, ya que buscaba utilizar la masonería como un instrumento de las luchas sociales y de las ideas anarquistas.

También fue un apasionado de las sociedades clandestinas y radicales. Fue un asiduo en las barricadas, o bien apoyándolas de una u otra manera, hasta el punto de participar en todas las insurrecciones de las que tuvo noticia.

Su traición a la causa

En el año 1869, fundó la organización semiclandestina Alianza Democrática y Social. Desde ella se opuso en calidad de dirigente del grupo a Karl Marx en la I Internacional. Tal enfrentamiento concluyó con la expulsión de Bakunin en 1872, llevando a que su pensamiento sea menospreciado y rechazado por los verdaderos militantes de la izquierda.

Uno de los aspectos más destacados de su vida es que la mayor parte de ella vivió en Suiza. Estuvo sumido en la miseria, mientras planeaba conspiraciones que nunca llegaron a realizarse.

La revolución

En un primer momento, Bakunin estableció que la revolución puede ser considerada el criterio con el que se suelen medir los procesos históricos, para así definir si estos son deshumanizados o no.

De esta forma, se plantea que los procesos revolucionarios implican una ruptura del sistema político. También del orden imperante, de manera que se busca un verdadero cambio institucional para ser referido de esa manera, permitiendo que la sociedad en cuestión pueda verse transformada mediante las ideas innovadoras.

Pero este tipo de eventos no suelen tener objetivos claros. Muchas veces se quedan en convicciones y planes que nunca se logran llevar a cabo. Simplemente porque no cumplen con sus promesas, sino que más bien se instaura un nuevo gobernante y todo continúa igual porque solo fue utilizado como mecanismo para la llegada al poder. Es un factor primordial cuando tratamos de confirmar si es una revolución verdadera o no.

Al menos en Venezuela, tenemos el caso de Hugo Chávez. Este aludía en su discurso a la revolución y en todo lo que fue la construcción e institucionalización de su figura, aspecto que comparte con el enfoque marxista.

La violencia, un mal necesario

Para Bakunin, la violencia es un “mal necesario”. Esta se emplea para acabar con las realidades violentas, ya que ninguna clase privilegiada y opresora ha cedido de manera pacífica o voluntaria el poder, o al grado de influencia que posee. Es por ello que planeó tantas conspiraciones y alzamientos a lo largo de su vida.

Sin embargo, lo más llamativo es que expresa que una vez finalizada la revolución (real, donde se experimenten cambios a nivel estructural), se le dé un trato humano a quienes fueron los opresores. Esto implica enseñarles a vivir y a trabajar como lo hacen los “revolucionarios”.

Y esto es una premisa muy interesante. En muchas corrientes ideológicas se rechaza rotundamente la incorporación de aquellas personas que piensan distinto.

Por otra parte, cuando habla del individuo revolucionario, este pertenece al “pueblo”, que es el único que puede realizar un alzamiento porque no se encuentra condicionado y no ha sido corrompido por el poder.

Diferencias sustanciales

Y aquí se divorcia completamente de los postulados propuestos por Marx. Bakunin rechaza la concepción de “clase del proletariado”. Mijaíl las califica como inseparable de las de Estado y Poder, por lo que al plantear la dictadura del proletariado, que se basa en la conquista del poder político de este grupo desde una perspectiva marxista, sostiene que este es un agente potencialmente corruptor y desmoralizador.

Es por lo que reitera que el pueblo es quien encabeza el proceso revolucionario. Es el que alza líderes individuales que velen por los intereses del colectivo y procuren el bien común antes que el suyo, como sucede realmente. Y esa es una de las razones por las cuales es señalado como un anarquista con ideas bastante distópicas.

Además, la revolución que se inicie debe involucrarlos a todos en unidad. Sin separar grupos por cuestiones de raza, etnia, religión, género, o cualquier otro factor que pueda segmentarlos. Con ello cree que la revolución debe ser general y tiene que perseguir, a su vez, la emancipación política y social, debido a que las instituciones establecidas han sido creadas para defender y proteger al sistema opresor.

En otros de los casos más llamativos, podría destacarse a España. Aquí el bloque de la izquierda advierte que la derecha ha perpetuado las instituciones heredadas de la dictadura franquista. Además, no permiten la igualdad, el desarrollo integral, la sustentabilidad ambiental y así con otros postulados, por lo que proponen la redacción de un nuevo texto constitucional.