El legado de Ruth Bader Ginsburg: su lucha por la igualdad
Bader Ginsburg fue una mujer que hizo historia con sus ideas progresistas para la época, y logró batallar contra la discriminación de género.
Despedimos el mes de septiembre recordando el legado de la exjueza del Tribunal Supremo, Ruth Bader Ginsburg. Fue pionera en la lucha por la igualdad de ambos géneros, por ser un símbolo progresista y por convertirse en un icono pop.
Sin duda, Ruth pasó a la historia como la segunda mujer en integrar la Corte Suprema. Y lo hizo a pesar de las diferentes adversidades que encontró a su paso y todo el esfuerzo que dedicó a trazar un camino que abriría la puerta a muchas otras mujeres. De no ser por la difusión de sus ideas y su labor, en dicha estructura no se hubiese reconocido que así como existe una discriminación racial, también hay una de género, lo que permitió que se legislara para derribarla.
Antes de su muerte por cáncer de páncreas, lideró el bloque liberal de la Corte Suprema de los Estados Unidos de América debido a su antigüedad y se mantuvo en el estrado, oponiéndose a una mayoría conservadora durante el gobierno de distintos mandatarios.
Una gran trayectoria
Para el año 1956, empezó a estudiar derecho en la Universidad de Harvard. Solo eran nueve mujeres que compartían generación con 500 hombres. En el campo jurídico, la representación femenina de la época se limitaba solamente a un 3%.
Desde el inicio, una tenaz Ginsburg sabía que se estaba enfrentando a un poderoso gigante: un mundo dominado y diseñado por los hombres. Este hecho no sería suficiente para impedirle lograr graduarse como la primera de su promoción.
Sin embargo, esa victoria no significó nada a nivel laboral. Ningún bufete de abogados la contrató por el mero hecho de ser mujer. Así que se trazó un objetivo claro que la alentaría a continuar: cambiar las leyes para garantizar la igualdad efectiva entre hombres y mujeres.
No fue con marchas o alzamientos como en el caso de otros iconos feministas de la historia, no. Ella decidió apostar por un cambio desde adentro, que fuese sutil y que se extendiera con el transcurrir del tiempo.
Ruth sabía que para obtener un gran triunfo y un cambio radical en la sociedad de su país, era necesario cosechar pequeñas victorias que irían pavimentado el camino y así, paso a paso, desmontar a todos aquellos que afianzaban la discriminación.
Su incansable lucha
Tal como lo explicó en uno de sus documentales autobiográficos, ella entendió que parte de su misión era “educar” a esa mayoría de hombres blancos que ocupaban el Tribunal Supremo, y que creían que no había ningún error en su visión del mundo.
“En esos días, me veía a mí misma como una profesora de infantil porque los jueces no creían que la discriminación de género existiera”, recordaba sonriente, en un documental sobre su vida estrenado en el 2018.
Por tanto, sería en el año 1975 cuando Ginsburg haría ver a los magistrados que la discriminación de género era un problema de fondo que perjudicaba por igual a hombres y mujeres, utilizando una estrategia bastante acertada.
Lo ejemplificó a través del caso de Stephen Wiesenfeld, un hombre al que el Gobierno negó una ayuda económica de viudedad porque estaba reservada para mujeres.
Además de sus habilidades como educadora, desarrolló especialidades en áreas mucho más allá de las libertades civiles y la desigualdad de género en la legislación. Incluso defendió arduamente los derechos de autor.
Más a la izquierda
Aunque al principio, Ruth Bader Ginsburg se ubicaba en el centro-izquierda del espectro político, a medida que la Corte Suprema se llenó de conservadores, se inclinó más a la izquierda. Añadió visiones progresistas que solían escandalizar a los magistrados.
Asimismo, tomó la costumbre de exponer sus argumentos en un escrito que publicaba como voto particular, como cada vez que disentía con la mayoría de los miembros del órgano.
Pero más allá de los temas legales, Ginsburg, con su característica delgadez y sus lentes, pasó a ser un icono de la cultura pop tanto en Estados Unidos como en otras partes del mundo.
Este fenómeno surgió a partir de los blogs, documentales, películas y canciones que la retrataron como una verdadera heroína de los derechos de las mujeres. También fue destacada por su lucha a favor de los principios de igualdad en libertades y derechos.
Cada año se rinde un homenaje a su memoria en la Corte Suprema, al igual que en otras instancias de justicia. Por otro lado, muchos activistas de derechos humanos utilizan su imagen para recordar sus logros cuando ven que estas ideas están bajo ataque.