Picasso en el Museo Ruso de Málaga (II)

Continuamos de nuevo nuestro recorrido por este encantador Museo Ruso de Málaga, y como no puede ser de otra manera, con Picasso, disfrutando de los fondos que tan acertadamente custodia y comparte la Fundación de su casa natal. Que por cierto, me informan en el museo que el ayuntamiento de la ciudad tiene mucho que ver. Así pues, lo cabal es hacer extensiva la felicitación al citado y nunca suficientemente bien ponderado Ayuntamiento de Málaga.

El eterno femenino

En esta sección, los responsables del museo evocan (no sé si en esta ocasión acertadamente), la frase de Goethe, porque según el autor alemán, el eterno femenino reúne a la madre y a la amada en un principio universal que remite a la propia Eva, y que por tanto unifica a las diversas modalidades de la mujer en un modelo universal y platónico.

Nada menos.

No sé si estoy muy de acuerdo, ni tan siquiera de si Picasso lo estuvo, pero tal y como me lo cuentan os lo traslado.

Es verdad que la presencia femenina es absolutamente fundamental en la vida y obra de Picasso, primero rodeado de su madre y hermanas, y posteriormente de sus esposas, amantes y compañeras ocasionales.

Vamos ya a esta sección, comenzando por esta fuente de cerámica.

Y ahora pasamos a los imprescindibles desnudos de esta sección, en la que se combinan vitalismo, deseo e ironía (lo que refleja perfectamente lo que nos ha llegado del carácter de Picasso).

Así veía Picasso un burdel, con el hombre absolutamente empequeñecido y completamente fundido e identificado en sus límites con la prostituta.

Y así veía a la mítica Salomé.

La partida

En 1951, Picasso realizó esta insólita incursión en el mundo medieval, quizás debido a una serie de artículos de L´Humanité sobre una historieta del armero medieval que partía a las cruzadas. Picasso, aprovechó el tema en alguna obra que no se refleja en la exposición, para criticar ácidamente el imperialismo de la guerra de Corea.

Nos queda una visita.

Salud y Trabajo.