Picasso en el Museo Ruso de Málaga (III): Libertad y vida
Una vez más, vamos a repasar algunas obras de Picasso en el Museo Ruso de Málaga. Esta tercera y última parte se complementa con las dos anteriores. Disfrutad.
Volvemos a Picasso, en este ya último capítulo de la exhibición de los fondos de la Fundación de su casa natal malagueña.
Y no dejamos de sorprendernos ante la enorme capacidad de Picasso para captar la esencia, el alma de las cosas. Increíble su facilidad para atrapar el ser de todo aquello a lo que se enfrenta. Y a veces solamente, como aquel que dice, con tres trazos.
Esa capacidad, consustancial por otra parte a todos los pintores dignos de tal título que en el mundo han sido, no deja de sorprendernos la enorme facilidad con la que se revela en pintores como Barceló y nuestro admirado Hockney. Espero que estéis de acuerdo.
Terminamos tranquilamente con la visita
Naturalezas muertas
Aquí vais a encontrar piezas de muy distinta factura, lo que en términos musicales podríamos con un poco de atrevimiento denominar Suite Sinfónica, propuestas que se basan en la geometrización, la transparencia y el color, y otras que optan por las sombras o los perfiles contundentes.
Disfrutadlas y ampliadlas si podéis.
El rostro del hombre
Nos lleva aquí Picasso, a través de un ejercicio de autoindagación, hasta los rostros esquemáticos que reivindican el mundo clásico (vía Renacimiento).
De la serie Balzac
El espejo ajeno
Decir que en la segunda mitad de su vida, con Picasso ya absolutamente seguro de su genio, el monstruo quiso reinterpretar a los artistas que mas habían llamado su atención. Especialmente a Lucas Cranach, así como a Velázquez (imprescindible que busquéis su serie de Las Meninas, en este exposición lamentablemente no representadas), a Manet o a Delacroix, e incluso llegó a hacerlo sobre El entierro del Conde de Orgaz.
Una “boutade” de Picasso.
Toros
(Por favor, sin comentarios)
Nos despedimos con una cerámica picassiana que encontramos genial (como casi todo lo que hizo).
Salud y trabajo.