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La “Copa de la Vergüenza”: explotación en Catar

Varias organizaciones hacen presión a Catar y a la FIFA para que respondan ante las muertes y heridos por la explotación y el trabajo forzado.

Se sabe que Catar tiene un historial bastante deficiente en materia de derechos humanos. Sin embargo, eso no impidió que la FIFA decidiera realizar la Copa del Mundo en dicho país.

A pesar de que intentaron limitar las críticas e incluso desviar la atención del boicot masivo, un importante porcentaje de la población mundial se negó a fingir que no está sucediendo nada.

Eso trajo consigo preocupaciones desde diferentes sectores y gremios. Estos insistieron en las restricciones a la libertad de expresión y de reunión pacífica, las políticas estatales que discriminan y facilitan la violencia contra las mujeres, y el trato inhumano que reciben los miembros de la comunidad LGBTI.

Por ello, este evento tan emblemático pasó a ser llamado la “Copa de la Vergüenza”. Y es que también cuenta con la explotación y negligencia laboral de aquellos que participaron en las construcciones de los grandes estadios.

Deja mucho que decir en relación a que durante el año 2017, la FIFA adoptó una política de derechos humanos que no ha cumplido. Se había comprometido a velar por ellos, reiterando que “tomarían las medidas adecuadas para su protección, incluso utilizando su influencia con las autoridades pertinentes”. No ha sido así.

Trabajo forzado, sueldos miserables y muertes

Entre los más afectados están los migrantes procedentes de Bangladesh, India y Nepal. Llegaron a sufrir jornadas laborales de casi 20 horas, siete días a la semana y a 50 grados centígrados. Alrededor de 6.500 trabajadores habían fallecido para mitad de año.

Sin embargo, no es la primera vez que esto sucede, y es que Amnistía Internacional denunció anteriormente violaciones de derechos humanos en la celebración de otros mundiales.

“Desde Sudáfrica en 2010, cuando iban a desalojar a personas para poder construir estadios nuevos, hasta Rusia en el 2018, donde se denunció la anexión de Crimea o de Georgia. Esto apunta a que es muy probable que siga pasando, porque lleva ocurriendo mucho tiempo”, asegura Ricard Taboada, miembro de Amnistía Internacional.

De esta forma, cientos de miles de trabajadores inmigrantes en Catar no han recibido una indemnización económica, ni ninguna otra reparación por los abusos laborales que sufrieron durante la construcción y el mantenimiento de la infraestructura.

Según Human Rights Watch, los abusos incluyen: muertes y lesiones sin explicación, y el robo de salarios y tarifas de contratación exorbitantes. Por esa razón, la organización lanzó una campaña llamada “#PayUpFIFA”.

El amplio repertorio de violaciones de derechos humanos 

A lo largo de la última década, grupos de derechos humanos han documentado los abusos generalizados a los que se enfrentan los trabajadores bajo el sistema de kafala (patrocinio) de Catar, que puede dar lugar a trabajos forzosos.

Y a pesar de las reformas laborales que las autoridades introdujeron, en respuesta a una denuncia por trabajo forzoso ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Human Rights Watch documentó el robo de salarios. Ocurrió durante cinco meses en una importante empresa comercial y de construcción catarí en proyectos relacionados con la FIFA.

“La Copa del Mundo atrae una inmensa atención de los medios de comunicación internacionales y de los aficionados. Sin embargo, hay un lado oscuro del torneo que está eclipsando el fútbol”, manifestó Minky Worden, directora de iniciativas globales de Human Rights Watch.

“El legado de la Copa Mundial de 2022 dependerá de si Catar remedia con la FIFA las muertes y otros abusos que sufrieron los trabajadores migrantes que construyeron el torneo, aplica las recientes reformas laborales y protege los derechos humanos para todos en Catar, no solo para los aficionados y futbolistas visitantes”.

El comportamiento reprochable de la FIFA

Aunado a todas esas situaciones reportadas en los últimos meses, la FIFA actuó de manera negligente y de dudosa ética al conceder a Catar la organización del Mundial en 2010.

Pasaron por alto, no solo la deficiencia en la protección y defensa de los derechos humanos, sino también las condiciones adecuadas sobre los trabajadores migrantes que serían necesarios para construir la enorme infraestructura.

Además, era evidente que al carecer Catar de la infraestructura necesaria para albergar un evento de tal magnitud como el Mundial, requerirían de millones de trabajadores. Sin embargo, solo se aprovecharon de los migrantes para construirla y darle servicio.

Con la explotación laboral, trabajos forzados, tratos crueles, pagos atrasados de salarios paupérrimos y otros actos, se construyeron ocho estadios. Además, se realizó la ampliación del aeropuerto, un nuevo metro, múltiples hoteles y otras infraestructuras clave. Todo ello con un costo estimado de 220.000 millones de dólares.

Aunque hayan sido advertidos e informados sobre la situación, podría decirse que la FIFA tuvo un comportamiento muy criticable. Debería responder por esto, ya que no impuso las condiciones estrictas para proteger a los empleados.