Afrodescendientes: obligadas a ser valientes
Las mujeres afrodescendientes continúan su lucha para erradicar la desigualdad y la discriminación desde todos los espacios.
El pasado 25 de julio se celebró el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente durante el Primer Encuentro de Mujeres Afrolatinas, Afrocaribeñas y de la Diáspora. Esta es una forma de reconocer el trabajo que realizan mujeres de ascendencia africana en la lucha contra la discriminación racial, el sexismo, la pobreza y la marginación.
Aunque hemos hablado un poco sobre el feminismo interseccional, aclarando la premisa de que las mujeres negras se ven afectadas por dos ejes: el género y la raza, también se repasaron algunos hitos marcados por mujeres afrodescendientes. Aquellas que lograron un impacto positivo en la historia generando cambios que han abierto la puerta a otras generaciones, como es el caso de Rosa Parks, Angela Davis, Katherine Johnson y Michelle Obama.
Un largo camino por delante
Lo cierto es que, a pesar de la larga lista de mujeres que han luchado por la igualdad, la inclusión y la no discriminación, todavía hay sociedades que estructuralmente dejan ver un problema de esta clase. Porque si cuestiones como esas forman parte de escenarios más informales, también estarán en el ámbito educativo y laboral.
Y sí, mi estimado lector, esto viene desde el comentario que hemos normalizado: “ella es bonita, aunque es negrita” y “probablemente sea un maleante, ¡mira su color de piel!”, hasta aquellos que imponen reglas que oprimen a las personas afrodescendientes, como el caso de que no los dejen ingresar a sitios elegantes o VIP por su “mal aspecto”, o les obliguen a alisar su cabello porque el afro es “desordenado y/o quita presencia”.
Cuando analizamos este tipo de situaciones es bastante…¿extraño y sin sentido? Porque, al menos en América, las sociedades son heterogéneas y hay una gran diversidad debido a la mezcla racial que se originó en la época colonial, más tarde cuando estos países recibieron todo tipo de personas debido a las guerras u otras razones que movieron los flujos migratorios.
Fijando objetivos
Este día fue establecido para visibilizar la lucha por el reconocimiento de la presencia, protagonismo y ejemplaridad de las mujeres con estas características, rechazando todos los hechos de violencia que reflejan la perspectiva de eliminación de familias y lideresas afrodescendientes en nuestra región.
Bajo una óptica crítica, las mujeres tienden a experimentar el mismo grado de desigualdad tomando en cuenta el sistema social de antaño, el cual se regía por el patriarcado y creencias falocentristas, que fueron aferrándose a los cimientos.
Pero, aún hay muchas mujeres que sufren el doble de desigualdad, discriminación, violencia, exclusión y demás problemas coyunturales por su color de piel, etnia, grupo económico o político, e ideología. Esto se viene dando desde la época colonial y todavía están vigentes en la modernidad.
Haciendo un rápido repaso, una de mis bisabuelas maternas era afrodescendiente, y en sus tiempos de relatar historias, hablaba sobre que existían muchos prejuicios generados durante la colonia que habían sido heredados. Hasta tal punto de que no se les incluía en las actividades económicas e intelectuales, pero aún así logró aprender enfermería.
Y a la luz de los hechos comprobados por los historiadores, este punto es totalmente real. Así que uno de los principales objetivos es que todas las mujeres sean respetadas por igual, indiferentemente de su color, etnia, raza o clase.
En el marco de una sociedad igualitaria fuera de exclusión, esto es posible, pero es cuestión de educación, romper estereotipos, promover la paz y asumir los esquemas sociales que nos permiten convivir en armonía.
Una pequeña excepción
Según el Banco Interamericano de Desarrollo, en Panamá las mujeres afrodescendientes tienen el nivel educativo más alto de todos los grupos raciales y étnicos. Son, de momento, la excepción, y aún ahí existen todavía barreras de acceso a servicios sociales y oportunidades laborales.
Pero, los obstáculos son visibles: hay desigualdad en oportunidades laborales, los afrodescendientes tienen menores ingresos, tasas de ahorro más bajas y menores probabilidades de tener acceso a créditos bancarios.
En lo estético
De los creadores de “eres una negra bonita”, llega “una negra con rasgos finos”, y todos aquí sabemos que eso está muy lejos de ser un halago, pues conlleva a una negación implícita de las facciones afrodescendientes como lo aceptado, deseable o bonito.
Otro de los comentarios más frecuentes es referirse al cabello rizado —en sus diferentes variantes— como “pelo malo”, porque es considerado como inapropiado e impresentable en escenarios formales. Y la favorita de algunos de mis familiares, cuando una mujer negra tiene hijos o se empareja con un hombre, dicen que “mejoró la raza”. ¡Y sí! Todos estos dichos e ideas denotan un lenguaje discriminatorio.
De ahí que, la textura del cabello es una característica muy susceptible a burlas y rechazo desde las edades tempranas. Especialmente en las mujeres, para las afrodescendientes tiende a ser algo muy criticado. Para batallar contra ello, en Panamá desde 2012 se conmemora el día de la trenza, después de constantes denuncias por la prohibición a las niñas de usar estos peinados en los colegios.
¿Y en lo profesional, qué?
La formación de los prejuicios da un salto gigante desde el concepto de belleza estética hasta el campo laboral. Esto es así porque uno de los estereotipos más comunes que condiciona y limita a las féminas afrodescendientes es que deben estar delegadas a ser empleadas domésticas, cocineras o practicar cualquier actividad económica informal. ¡Eh, no! Ellas también pueden ejercer cargos corporativos, políticos o cualquier ámbito al que deseen aspirar.