España se acomoda y huye en su posición con el Sahara Occidental
A día de hoy y tras varias declaraciones un tanto sorprendentes en diferentes frentes de la diplomacia española, no se sabe bien qué pasos pretende seguir España con respecto a su cambio de posición en el caso del Sahara Occidental.
El silencio escandaloso sobre el Sahara Occidental por parte del diplomático encargado de representar a España, el 3 de octubre en la cuarta comisión para la descolonización de la ONU, viene a cerrar una cadena de acontecimientos políticos que, en los últimos días, ha vuelto a poner en la palestra pública el tema del Sahara, su autonomía y su histórica relación con España.
La declaración
Sorprendentemente, el diplomático, dando al traste con su intervención ante el resto de los países presentes, comentó que “lo que decía era que habíamos hablado con el secretariado para avisar que íbamos a eliminar nuestra inscripción en la lista de oradores para hoy. Muchas gracias”.
España es un país que hoy en día pertenece a ese exclusivo grupo que, junto a EEUU, Reino Unido y Francia, aún detenta capacidades administrativas sobre territorios lejanos. Decidir hacerse a un lado en esta comisión responsable de plantear procesos de descolonización global es, cuanto menos, discutible.
Para algunos, esta posición acomodada, da paso a múltiples interpretaciones que apuntan a intereses políticos superiores.
Las Palmas
Otro tanto ocurrió días antes. El 29 de septiembre, José Luis Rodríguez Zapatero viajó a Las Palmas en el marco de una jornada dedicada al asunto saharaui. Allí dio apoyo a las tensas y controvertidas declaraciones ofrecidas por Pedro Sánchez en marzo. “La posición del presidente Sánchez es valiente y acertada”, y agregó que “solo las posiciones valientes y difíciles son las que merecen la pena en política”.
Esta declaración, dada a los medios presentes en la I Conferencia Internacional por la Paz y la Seguridad en el Sahara Occidental, viene a hacer las veces de justificación histórica ante el cambio dado por la Moncloa en este espinoso asunto.
Recordemos que en marzo, Pedro Sánchez, en un cambio en la política internacional española de cara al conflicto Sahara – Marruecos, ha dicho que España “reconoce la importancia que tiene la cuestión del Sahara para Marruecos”. Sin embargo, añadió que “considera la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver este contencioso”.
Como puede notarse, los últimos movimientos realizados por la diplomacia española, responsable en teoría de buscar caminos amplios para la resolución del conflicto, dan un paso hacia atrás movido por asuntos geopolíticos.
La guerra y el gas
A medida que se observan los cambios y acciones del gobierno, van surgiendo claramente los elementos relacionados con intereses económicos. Se percibe en las negociaciones de los países del norte de África, y su influencia en el tema energético, que España busca una salida eficaz con respecto a los inconvenientes surgidos por el tema ruso-ucraniano. Sin embargo, esto choca con la idea de sus socios de coalición, Unidas Podemos. El grupo morado no está de acuerdo con la posición del PSOE en este espinoso asunto.
La asamblea General
Por último, en este devenir de acontecimientos, nos encontramos con las últimas declaraciones realizadas por el presidente del Gobierno. Las hizo el pasado lunes en la ciudad de Nueva York, durante su participación en la asamblea general de las Naciones Unidas.
“No podemos arrastrar conflictos del siglo pasado. Por eso, en lo que respecta a una zona muy importante para España como es el Sahara Occidental, España apoya una solución política mutuamente aceptable en el marco de la carta de Naciones Unidas y de las resoluciones del Consejo de Seguridad. En ese sentido, la labor del enviado personal del secretario general de Naciones Unidas me parece fundamental. Y quiero decir que cuenta con el respaldo total del Gobierno de España”.
Como se ve, ha evitado a toda costa hacer mención de lo expuesto en el mes de marzo. Con ello ha dado un espaldarazo a la organización internacional.