Colombia y Venezuela: cambiará todo
El histórico encuentro entre Gustavo Petro, presidente de Colombia, y Nicolás Maduro, cambiará todo para ambos países y también para una América Latina que presencia el resurgir de la izquierda.
Comenzó noviembre y parece que cambiará todo. La reunión entre Gustavo Petro, de Colombia, y Nicolas Maduro, reconocido hoy más que nunca como primer mandatario de Venezuela, marca un antes y un después, tanto de las relaciones bilaterales, como del orden que se había instalado con desde el ahora extinto núcleo llamado Grupo de Lima.
La victoria de Lula en Brasil ofrece contexto. Este encuentro entre Petro y Maduro, celebrado en Caracas, tiene un trasfondo mucho más amplio. Pasa por la necesidad de asegurar condiciones para el comercio binacional. Por supuesto, también por el retorno de Venezuela a instancias de las cuales salió en ejercicio de su autodeterminación.
Retorno a la CAN y al sistema interamericano
Una de las propuestas que llevó Gustavo Petro a Nicolás Maduro, fue el reingreso de Venezuela a la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y al Sistema Interamericano de DDHH.
Venezuela denunció la Convención Interamericana de DDHH. Posteriormente, formalizó su salida de la Organización de Estados Americanos (OEA), por lo que reingresar al Sistema Interamericano de DDHH no significa automáticamente regresar a la OEA, aunque sería sin duda un acercamiento.
Nicolás Maduro dejó la puerta abierta al reingreso de Venezuela al Sistema Interamericano.
“He sido muy receptivo, y así será en el transcurso de las próximas semanas en relación a este interesante tema planteado por el presidente Gustavo Petro”, manifestó Maduro.
A propósito del retorno de Venezuela a la CAN, Nicolas Maduro asegura que se trata de “buenas noticias para Sudamérica y para la CAN”.
Las implicaciones de esta reunión
Resulta inevitable hacer algunas proyecciones a partir de las implicaciones que desde ya, tiene el encuentro entre Gustavo Petro y Nicolás Maduro en Caracas.
La primera de ellas es el fin del aislamiento para Venezuela. Esto se venía configurando a partir de las conversaciones entre Caracas y Washington y donde, al mismo tiempo, se produce el regreso de la izquierda al poder en casi toda Latinoamérica. El nuevo escenario origina un cambio de contexto que dio origen en 2019 al experimento Guaidó.
Por su parte, para Bogotá se trata igualmente de un asunto de supervivencia. La oligarquía busca destruir la economía colombiana a pesar de que Petro no les ha expropiado absolutamente nada, pero como lo que se debate es el asunto de la tierra, y sobre todo la producción, la reacción es atroz.
Asunto vital
Petro plantea las relaciones con Venezuela como un asunto vital. Por ello, considera que la separación de estos países es “antinatural”.
“Separar las naciones se convierte realmente en una aventura suicida”, sentenció Petro. Y efectivamente se trata de eso, a Colombia y Venezuela le unen problemas, pero también amplias ventajas como lo que hay en la selva amazónica, la posibilidad de compartir recursos estratégicos, e incluso, aquello que tiene que ver con la privilegiada ubicación geográfica que ambos países comparten con una salida por el mar hacia Europa y EEUU.
Cambiará todo para Latinoamérica
Con aspiraciones mucho más pragmáticas, relacionadas con la supervivencia, la izquierda que retoma el poder puede ser calificada como más moderada. Aunque eso sí, los hechos son notablemente más radicales que las palabras o esos calificativos.
Los escenarios de la CELAC y la Unasur, podrán influir en otros de mayor trayectoria y enmarcados en el viejo paradigma de la integración, como la CAN y el MERCOSUR.
Pero el tiempo se agota. Para alcanzar el objetivo común habrá que superar rápidamente las asimetrías. Se debe intentar dejar a un lado debates ideológicos, centrarse en salvar todo lo que deba ser salvado, y poner en su lugar a quienes haya que dejar fuera del territorio latinoamericano.