El maltrato a Jorge Glas lo aboca a una huelga de hambre
Jorge Glas, el vicepresidente constitucional de Ecuador depuesto por Lenín Moreno en un proceso judicial que después de un año no tiene sentencia en firme por la falta de pruebas, se ha visto obligado por la persecución que sufre, a declararse en huelga de hambre como último recurso para conseguir su libertad.
El régimen de Lenín Moreno lo acusó de enriquecerse ilegalmente dentro de la trama de corrupción de la empresa brasileña Odebrecht. Pese a que no se han presentado pruebas que vinculen a Jorge Glas con el caso, ni un posible enriquecimiento repentino, la justicia ecuatoriana lo encarceló.
Jorge Glas es uno de los principales líderes de la Revolución Ciudadana de Rafael Correa, por lo que ha sido objeto de una persecución revestida en los medios de comunicación ecuatorianos, en poder de la banca y los grandes empresarios, de una lucha contra la corrupción. Juristas de prestigio internacional declaran que la justicia de Ecuador está cooptada por Lenín Moreno y que solo sirve para perseguir a la oposición, una postura también compartida por organizaciones como la INTERPOL, que rechazó la petición de la justicia ecuatoriana de detener a Correa por considerar su juicio una farsa.
El vicepresidente elegido en las urnas por los ecuatorianos lleva más de un año en la cárcel siendo inocente, y ahora su situación se ha visto empeorada porque el ejecutivo de Moreno ha decidido castigarlo a él porque un tercer país ha concedido asilo político a Fernando Alvarado, secretario de comunicación durante la administración de Rafael Correa.
Parece que la Comunidad Internacional sí aprecia una persecución contra la izquierda de Ecuador, por lo que Fernando Alvarado recibió asilo. Una situación que ha parecido enfadar al presidente de la nación suramericana, que al no poder actuar contra el exsecretario de comunicación ha liberado su rabia contra Jorge Glas. Quién ha sido trasladado de prisión.
Un cambio que lo sitúa más lejos de su familia y sus amigos, que supone un golpe moral enorme al no haber sido avisado, y más en su delicado estado de salud. Al no hallar salida por los cauces democráticos, dinamitados por Lenín Moreno, Jorge Glas ha decidido comenzar una huelga de hambre.
Con esa decisión el vicepresidente constitucional echa un pulso a la última dictadura establecida en Suramérica, ya que el coste político para Lenín Moreno si se produjeran complicaciones en la salud de Jorge Glas podría ser demasiado alto. Al actual presidente ya le cuesta convencer al 30% de los ecuatorianos –sus niveles de credibilidad son bajísimos según encuestas– teniendo todo el aparato mediático del país, por lo que el relato sobre Glas que está manteniendo ahora se convertiría en cenizas con la primera complicación en la salud del dirigente de la izquierda.