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Crónicas de confinamiento por el coronavirus. Conexiones

Anoche me terminé durmiendo a las 23, porque después de los aplausos y terminar de trabajar, cené calabacín con huevo revuelto, y vi con una de las chicas el primer capitulo de The Crown, pero no lo terminamos porque ella tenía que hablar con su novia por teléfono que salía de trabajar.

En increíble como, cuándo todo para, no todo para aunque sea una pandemia y estemos todos de cuarentena. No estamos todos, estamos la gran mayoría encerrados pero mucha gente tiene que seguir trabajando.

8:00

Me desperté con una angustia y desesperación porque había tenido una pesadilla, lo peor era que no me acordaba de ella, solo me levanté agitada con la presión en el pecho de angustia y unas enormes ganas de llorar, horrible.

Me quedé en la cama hasta que se me pasó un poco, no podía parar esa mala sensación que me recorría el cuerpo.

9:00

Me puse en pie como pude, fui al baño y directo a la cocina. Estaba mi amiga desayunando, otro día más que está mal, pero me miró la cara y me preguntó, “Ro, ¿y a ti qué te pasa?”. Le conté la situación y me dijo “es normal que te pase esto al final vos también tenes muchas cosas en la cabeza” como siempre tenía razón, la cabeza no me ha parado estos días y mi subconsciente lo sabe.

10:00

Con el maldito bastardo me puse a conectar bien el wi-fi. El router que estaba conectado en la entrada del departamento no llegaba bien a mi habitación, así que compramos un cable de fibra óptica de 10 metros para conectarlo en el comedor, ahora el wi-fi me llegaba súper bien pero no llegaba a las otras habitaciones.

Entonces decidimos comprar un amplificador, que nos llegó ayer, mientras tanto, el router había quedado en el pasillo para que todos lo pudiésemos usar, el problema era que se veía muy feo allí, y cuando volviera Simba, el perro de mi amiga, se lo iba a llevar puesto y ahí si que a la mierda el router.

Sabiendo esa cuestión, hoy nos pusimos a instalarlo, es una puta mierda ese aparato del demonio, funciona perfectamente pero después de estar una hora reiniciandolo, configurándolo, cambiándolo de lugar, al router también lo tuvimos que mover y reiniciar mil veces, un estrés terrible, la paciencia no es mi fuerte, lo bueno es que al final salió bien y tenemos buen internet en toda la casa.

11:00

Él se puso a hacer su rutina y seguimos nosotras con la nuestra dictada por él claro, casi muero, hoy me costo muchísimo más que otros días, no entiendo por qué, pero por ejemplo haciendo una plancha frontal no pude terminar el tiempo marcado, solo me faltaban 3 segundos pero me derrumbé, terminamos la rutina igualmente, súper cansadas, me acostaría a dormir una siestita, pero tengo que trabajar.

12:30

Me puse con la compu a escribir y tengo que buscar más información para poder hacer las actividades del curso, no sé si ponerme ya o esperar a después de comer.

13:30

Convertí la cuasi paella que quedó de ayer en croquetas e hicimos una ensalada para acompañar, quedaron buenísimas, es algo que hacía mi abuela cuando le quedaba arroz del día anterior, siempre me parecieron riquísimas y me asombró que a todos en casa les gustara.

15:00

Terminando de almorzar y después de otro capítulo de nuestra serie de almuerzo nos pusimos a charlar un poco sobre toda la situación, claramente no hay mucho de qué hablar más de lo que todos sabemos, que no tenemos ni idea de cuándo saldremos de esto, ni en qué condiciones.

16:00

Llegó el momento de ver Élite, hoy solo un capítulo porque una de las chicas, la que no estaba bien, tenía sesión online con la psicóloga, a ver cómo le sienta.

18:00

Me habla mi amigo para comentarme que le había encantado que lo incluyera en el relato anterior y me contó que los habían echado del voluntariado en el que estaban, y que tenían 5 días parea abandonar el lugar.

¿Se puede ser tan hijo de la mierda en esta vida? La respuesta no les sorprenderá, sí lo son. Me puse a ver de qué manera podía ayudarlos porque claro estamos con cuarentena y no solo acá en España, en Argentina también y a diferencia de acá, allá si te ven por la calle te meten al calabozo, sin contar que las fronteras están cerradas y que todo está cerrado.

Literalmente no tienen dónde ir ni como ir y con miedo de que si salen los agarre la policía.

Hablé con el maldito bastardo para ver si él tenia algún contacto, hasta ahora no ha habido suerte, me senté con la compu para ver si podía encontrar algún lugar en el que los pueda recibir pero no hay caso, yo puedo entender que estemos todos cagados por el coronavirus pero a ver, esta situación nos tiene que enseñar a ser solidarios con los demás, no a seguir mirándonos el ombligo como hemos hecho siempre, estoy indignada con la situación y con la gente de mierda que hay.

A mi amiga le sentó de puta madre la sesión con la psicóloga, una buena en este día, ella ya está mejor y me puse muy contenta cuando la vi salir de su habitación con una sonrisa.

20:00

Salimos a aplaudir, hoy más gente se sumó al aplauso, me llena de felicidad esto y más en este momento que creo que la humanidad se está yendo por el inodoro.

20:30

Todavía no encontramos un lugar para que mis amigos puedan hospedarse, vamos a ver si sale algo en las próximas horas o mañana. ¡Que desesperación me da esto! Y encima no poder hacer nada más que desde la computadora ver de algún sitio al que puedan ir. Puta mierda.

21:00

Me contestó mi amigo, me habló de un lugar en el que no podían acogerlos, pero me están dando una mano con los contactos que tienen, al fin alguien decente que se digna a dar una mano y no mirar su ombligo. Esperemos conseguir algo.

Un día más en cuarentena, un día menos para poder salir a la puta calle.

Anteriormente en Crónicas de confinamiento por coronavirus...

1. Crónicas del confinamiento por el coronavirus [Día 6].

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