El “Proyecto de País” de Yolanda Díaz no cabe en el Régimen del 78
Las reformas radicales de Yolanda Díaz son realizables tras llevar a cabo un nuevo contrato social que deje atrás el Régimen del 78.
En la dicotomía de “reforma o ruptura“, Yolanda Díaz se ha posicionado en la “reforma radical“, es decir, una reforma que tendrá efecto sobre la raíz de los problemas que el actual sistema neoliberal español padece.
La apuesta es acertada en el sentido político, puesto que la sociedad española se encuentra lejos de una etapa previa a un proceso de revolución, por lo que haber escogido “ruptura” sería un límite enorme a la hora de sumar al “Proyecto de País“. Por supuesto habría sido, románticamente hablando, un gusto para los sectores más a la izquierda de Unidas Podemos.
Sin embargo, acompañar a la “reforma” con “radical“, deja ver que la líder del Partido Comunista de España (PCE) y del espacio de Unidas Podemos (UP) no se va a conformar con la aplicación de una serie de medidas cosméticas anunciadas con discurso casi revolucionario, tal y como suele hacer su socio de gobierno, el Partido Socialista Español (PSOE).
Eso implica necesariamente que Yolanda Díaz se va a mantener en el espacio de la izquierda alternativa, la que tiene propuestas contra el neoliberalismo que realmente tienen un impacto en la realidad cotidiana de los y las ciudadanas. Ya lo ha demostrado con los ERTEs, la Ley Rider, los aumentos del SMI, la próxima reforma laboral y la derogación de la de Mariano Rajoy.
Son medidas radicales teniendo en cuenta el escenario político y social español. En el primero existen dos variables fundamentales, la primera es que su espacio político no tiene la correlación de fuerzas a su favor; y la segunda es el desgaste de la derecha a cada paso que da el gobierno de coalición. En el social, la población está desmovilizada, y el poder hegemónico de la izquierda en plena recuperación, por lo que cuestiones más radicales ahora mismo no son posibles.
De ahí que la estrategia de la Vicepresidenta Segunda pase por realizar durante los próximos meses una gira por todo el país, para iniciar un diálogo social que comience a despertar a la sociedad, con el fin de que comience a movilizarse y a debatir sobre cuestiones políticas que a día de hoy son un tabú.
En ese nuevo escenario se podrán formular nuevas propuestas cuyo reformismo radical se encargue de otras raíces del Régimen del 78 que aún no han podido ser atendidas.
Como por ejemplo una reforma fiscal progresiva, un nuevo modelo territorial que respete a los diferentes pueblos del Estado español, el apoyo económico a la Ley de Dependencia, la investigación de las principales fortunas españolas nacidas durante el expolio de la dictadura, el fin de patriarcado con un impulso gubernamental, la apuesta por la sanidad y educación públicas, la puesta en marcha de un sistema productivo que respete a la naturaleza y proteja los derechos de los y las trabajadoras, el acceso a una vivienda digna, la aplicación de herramientas democráticas que permitan no solo elegir de manera periódica al Jefe del Estado, sino también poder someter a referéndum a cualquier cargo público.
El mayor obstáculo para alcanzar esas metas es la propia Constitución de 1978, ya que su redacción favorece la aplicación del neoliberalismo, limitando muchas medidas que la propia Yolanda Díaz ha defendido en el Congreso de los Diputados.
El actual sistema, parido entre los sectores más moderados del franquismo junto con EEUU y Alemania, no representa a la sociedad actual, puesto que la mayoría de la ciudadanía no ha participado ni en la redacción ni en la votación de la actual Carta Magna, y ésta no ha sido sometida a unas profundas reformas que la hayan actualizado, habiendo permitido además una corrupción institucional que ha tocado a todos los poderes.
Los cambios que han de hacerse son tantos y tan profundos para asegurar que las reformas radicales que Yolanda Díaz espera poder realizar, requieren de un nuevo contrato social, es decir, una nueva constitución que represente los intereses actuales de la mayoría social.