No era la democracia, sino los recursos: Occidente recurre a Venezuela tras la invasión rusa a Ucrania
Suavizar dichos elementos de coerción económica contra Venezuela equivaldría a aceptar el mal menor para los norteamericanos si piensan de manera pragmática y oportunista.
Es pasado sábado Venezuela manifestó a la Unión Europea (UE) su “disposición de diálogo” y pidió “levantar” sanciones, en una reunión en Turquía entre su Ministro de Relaciones Exteriores, Félix Plasencia, y el jefe de la diplomacia del bloque, Josep Borrell.
Dicha reunión de alto nivel se lleva a cabo una semana después de que enviados del gobierno de Estados Unidos (EEUU) visitaran Caracas para reunirse con el presidente venezolano, Nicolás Maduro, en un contexto donde la Casa Blanca impuso a Rusia un embargo contra su petróleo por su invasión a Ucrania.
Entre los temas tratados en el referido encuentro figuran el relajar las sanciones relacionadas con el petróleo. Todo ello considerando que Petróleos de Venezuela (PDVSA), la empresa estatal petrolera de Venezuela, tiene las mayores reservas de crudo del mundo.
Esto trae para el presidente de EEUU, Joe Biden, un complejo escenario de negociaciones con países no aliados para sustituir el ahora inexistente suministro de petróleo proveniente de Rusia. En este sentido, una muy posible fuente de crudo es Venezuela.
Sin embargo, el gobierno del presidente Nicolás Maduro requiere de ciertas condiciones previas para acceder a una efectiva negociación con EEUU, en vista que se encuentra sometido por este último a duras sanciones económicas desde 2017.
“Esas sanciones tienen que ser eliminadas”, así lo afirma la parte venezolana, como condición para que se normalicen las relaciones y el comercio de hidrocarburos con EEUU. “Son inaceptables y violatorias del derecho internacional y de la dinámica entre naciones civilizadas”, afirmó Félix Plasencia, con respecto a las sanciones económicas.
Suavizar dichos elementos de coerción económica equivaldría a aceptar el mal menor para los norteamericanos si piensan de manera pragmática y oportunista. Asimismo, para el gobierno venezolano es imperativo el reconocimiento formal del Gobierno de EEUU de la presidencia de Nicolás Maduro y el descarte de su apoyo a Juan Guaidó como estrategia injerencista.
A pesar de que la producción de PDVSA ha disminuido, con la suficiente inversión y anulando las diferentes sanciones económicas, podría reemplazar fácilmente los 245 millones de barriles de crudo y productos relacionados que EEUU obtuvo de Rusia en 2021. Esto último representó el 8% del total de las importaciones estadounidenses.
La sustitución del petróleo ruso es, sin embargo, vital para limitar el aumento de los precios de la gasolina en EEUU, otra sensible preocupación política de Biden. En cualquier caso, el imperativo de enfrentarse al presidente ruso Vladímir Putin está resultando una lección de realismo político.
En la reciente votación en Naciones Unidas en la que se condenó la agresión de Rusia a Ucrania, el Gobierno de Maduro se abstuvo en lugar de votar en contra, lo que sí hicieron otros aliados de Rusia como Siria o Bielorrusia. Con esta acción se creen que hay en Caracas una actitud “más pragmática” y pasos bien calculados.
Sin embargo, el ministro de Exteriores venezolano aseguró durante el Foro en Turquía que Venezuela es un “aliado comprometido” de Rusia, pero está abierto a hacer negocios con EEUU “Somos aliados comprometidos del Gobierno de Rusia y respetamos a su presidente, (Vladímir) Putin, como un miembro responsable de la comunidad internacional y estamos convencidos de que hará lo mejor para el pueblo“, dijo Plasencia.
Al mismo tiempo, Plasencia respaldó rotundamente un hipotético regreso de las compañías petrolíferas estadounidenses a Venezuela tras los contactos de alto nivel con Washington, la semana pasada.
“Hacemos negocios de petróleo con empresas estadounidenses desde hace cien años. Nunca les pedimos abandonar al país. Espero que respeten la soberanía y legitimidad de mi país. Si lo respetan, podemos hacer mucho juntos en el negocio del petróleo“, dijo el ministro.
El coqueteo entre La UE y Venezuela solo ha hecho patente la idea de que el neoliberalismo es tan ubicuo que ni siquiera entiende las ideologías, solo con la intención deliberada de remodelar la vida humana bajo sus preceptos y cambiar el centro del poder.
Para el neoliberalismo, la competencia es la característica fundamental de las relaciones sociales. Afirma que “el mercado” produce beneficios que no se podrían conseguir mediante la planificación, y convierte tanto a los ciudadanos como a los Estado en consumidores cuyas opciones democráticas se reducen a un juego de demanda y oferta, un mercado cuya moneda de cambio es el pragmatismo político, proceso que premia además la praxis capitalista.
Cuando el neoliberalismo no puede imponer sus principios en un país, los imponen a través de tratados de carácter internacional que incluyen instrumentos de arbitraje entre inversores y Estados, es decir, instancias externas donde las corporaciones pueden presionar para producir los cambios políticos acorde a sus intereses. De esta forma, la democracia queda reducida a un mero teatro.