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Honduras entre el seguidismo o la ruptura

Honduras tiene una postura firme de ruptura con el neoliberalismo. Sin embargo, esto no pasa necesariamente por una oposición frontal al imperialismo estadounidense.

Honduras tiene una postura firme de ruptura con el neoliberalismo. Sin embargo, esto no pasa necesariamente por una oposición frontal al imperialismo estadounidense, que en definitiva, es quien impone el dominio neoliberal.

El hecho de quebrar la narco dictadura, no significa, en el caso de Honduras; que se deje a un lado cierto seguidismo con las políticas de EE.UU.

En las primeras semanas de gobierno, Xiomara Castro ha recibido apoyo público y activo, del Departamento de Estado y del Comando Sur.

Una de las primeras visitas, fue la de Laura Richardson, jefa del Comando Sur, quien mostró interés por conocer y hacerse imágenes con la primera presidenta de Honduras.

Las colaboraciones

Honduras y EE.UU. mantienen fuertes relaciones bilaterales por varios asuntos, declarados y no declarados.

Entre las razones públicas y notorias está la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, la cooperación económica, y los derechos humanos.

Los motivos no declarados, son el control de recursos naturales como el agua, la minería, y la energía; todas operadas por trasnacionales.

Hay otro asunto no menos importante, la alineación seguidista de Honduras en el escenario diplomático de las Américas, donde EE.UU. no está dispuesto a perder su hegemonía.

 

El asunto de Juan Orlando Hernández

La captura y extradición de Juan Orlando Hernández es una manifestación contundente de apoyo de los EE.UU., al gobierno de Xiomara Castro y un zarpazo a la narco dictadura. También se puede decir que es una especie de cuenta pendiente.

Uno de los promotores de lo que muchos consideran un acto de justicia nacional, es el hoy Secretario de Seguridad de Xiomara Castro, Ramón Sabillón.

Sabillón fue perseguido y exiliado por las mafias de Juan Orlando Hernández. El ex jefe de la policía terminó asilado en EE.UU., y apenas consumado su retorno, se saldó la cuenta pendiente con su adversario expresidente, ahora acusado por narcotráfico.

La ruptura

Xiomara Castro ha cumplido con varios de los asuntos de honor incluidos en su programa de gobierno, y esto no siempre le cae bien a su poderoso aliado.

La derogación de las ZEDE, y la nacionalización de la energía eléctrica son asuntos que “preocupan”, a los EE.UU.

La reforma eléctrica es una decisión que excluye el control extranjero sobre la administración del sistema eléctrico nacional, un sector que ha sido un gran negocio para empresas trasnacionales.

Se trata de una clara ruptura con el neoliberalismo, y los EE.UU. responden inmediatamente, en nombre de la inversión extranjera.

La reforma energética es crítica para el desarrollo económico. Estamos analizando y nos preocupa el efecto que tendrá sobre la inversión extranjera y la independencia de la agencia reguladora”, declaró la embajadora de EE.UU. en Honduras, Laura Dogu.

Medir los pasos

Los movimientos de la presidenta de Honduras, lucen bastante interesantes, y no pueden ser analizados superficialmente.

Tampoco pueden ser vistos exclusivamente con el lente de la propaganda que no sabe de complejidades, ni de las sutiles formas de injerencia que no pueden eliminarse de la noche a la mañana.

El gobierno de Xiomara Castro se reúne, casi al mismo tiempo, con el Fondo Monetario Internacional, y con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien junto a otros mandatarios lidera un nuevo movimiento impulsor de la integración latinoamericana.

Xiomara Castro no puede rechazar en principio ninguna cooperación, pues la narcodictadura le ha dejado un país quebrado.

Pero sus acciones denotan una incuestionable ruptura con el sistema dominante. Xiomara Castro prioriza al ser humano, antes que a los grandes capitales, resuelve la deuda social, y se identifica con sus homólogos no alineados, o no serviles a los EE.UU.