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La historia del polémico botón de «dislike»

Los internautas conocen el botón de «like», el cual tiene su contraparte. A pesar de ser muy criticado, a veces el «dislike» puede ser muy necesario.

Los efectos de la globalización han dado paso a un ecosistema digital que se ha transformado y que está cada vez más hiperconectado, creando comunidades en la que muchos usuarios interactúan dando like y también dislike.

Estos botones son bastante curiosos, ya que con solo un click puedes catalogar cualquier tipo de contenido que estés viendo. Mientras esté publicado, puedes expresar tu opinión al respecto.

Desde fotos en Instagram, vídeos en TikTok o YouTube, leyendo tweets o examinando el muro de Facebook del resto del mundo, saltamos de un contenido a otro. Cuando algo nos agrada o tenemos una respuesta positiva, le damos a un botón que ya forma parte de nosotros: el like o “me gusta”.

Pero lo que pocos saben es que esta función existe desde hace más de 15 años. Con el evidente paso del tiempo, ha evolucionado de formas distintas en cada plataforma o aplicación en la que se ha incorporado.

La idea de crear un botón

Esta acción digital se originó para marcar ciertas publicaciones. Fue propuesta por Leah Pearlman en 2007, diseñadora de FriendsFeed, una web que servía como agregador en tiempo real de noticias de medios, blogs y microblogs.

Pearlman decidió implementar esta función a la página para generar feedback entre los lectores, y saber de esa manera si los contenidos eran de su interés. La versión más rudimentaria del like empezó a popularizarse rápidamente en esa plataforma y se extendió a otras comunidades, como fue el caso de Facebook.

Por eso, el equipo de Mark Zuckerberg apostó por esa innovadora idea, añadiendo el botón a su red social antes de absorber a la empresa de Pearlman en 2009.

Pulgar arriba o corazón 

FriendsFeed empezó utilizando el símbolo de corazón, que llevaba existiendo desde 2005 para destacar las publicaciones. Sin embargo, eso duró muy poco. No terminaba de convencer a las personas y así empezó un proyecto de sustitución bajo el nombre en clave de props.

El nombre de la nueva función pasaría a ser Awesome button, y para crear su icono, valoraron símbolos como las estrellas, el de más (+) y también el del pulgar hacia arriba.

Todos saben cómo termina la historia, porque ahí nace el emblemático símbolo del pulgar hacia arriba que todos asociamos con “nos gusta el contenido”.

Por esa razón, el equipo de Facebook intentó implementarlo a su red desde su creación. En cambio, la idea no terminaba de convencer a Mark Zuckerberg, y pasó por un riguroso proceso para tomar la decisión.

Según las fuentes, Zuckerberg desconocía si la interacción con el botón sería pública o privada para los usuarios, y creía que podía acabar con el éxito del botón «compartir».

Asimismo, un error provocó la aparición del like en la página, hecho que fue muy comentado por los medios de comunicación y los miembros de la comunidad.

Los responsables para lograr su adhesión fueron Jonathan Pines, Jared Morgernstern y Soleio Cuervo. Estos persuadieron a Zuckerberg alegando que la función no reduciría la interacción, sino que solo la aumentaría.

Los datos no mienten, así que cuando se recolectó la suficiente información, se autorizó la incorporación del botón en febrero de 2009. Debido a su exponencial éxito, se terminó convirtiendo en parte integral de la interacción de otras plataformas y redes sociales.

Huir del “no me gusta”

Cuando YouTube fue rediseñado en 2010, incorporó esta función y sustituyó al sistema de estrellas anterior. La plataforma también añadió el botón de dislike o «no me gusta», con el fin de obtener también datos negativos de los vídeos publicados, tanto para el sitio web como para aquellos que subían los contenidos.

En el caso de Facebook, no se adoptó esta idea porque solo buscaban reacciones positivas de sus usuarios. Dicha perspectiva se mantiene en la actualidad, puesto que Mark Zuckerberg todavía rechaza el botón del dislike.

Por su parte, compañías como Twitter o Instagram (antes de ser comprada por Meta), con el fin de presentar algo diferente a Facebook, adoptaron el dibujo del corazón como señal de «me gusta», y así se han mantenido en la actualidad.

Para no añadirlo de manera explícita, Facebook decidió ampliar su catálogo de reacciones con varios emoticonos además del clásico like. En la actualidad tenemos: “me encanta”, “me entristece”, “me enfada”, “me divierte” y “me asombra”.

Se supone que para evitar una avalancha masiva de odio, Zuckerberg fue más sutil y coloco el “me enfada” para que haya cierta medición sobre los contenidos que no le gustan a la audiencia.

¿Dónde queda la contraparte?

Es cierto que el botón de “no me gusta” ha sido objeto de críticas y rechazo por parte de los creadores de contenido, quienes generalmente son los más afectados.

Por eso, YouTube realizó un cambio en 2021 para ocultar el número de personas que habían presionado el botón. En la actualidad es un dato que solo puede ver el creador.

Muchos usuarios sostienen que los datos que se obtienen de él son valiosos para las plataformas. Debido a ello, algunos servicios de streaming lo tienen incorporado, y algunas redes sociales lo han añadido a la sección de comentarios.

Y entre ellas está TikTok, plataforma que anunció en el mes de abril que se encontraba probando una herramienta que permitiría identificar aquellos comentarios que fuesen irrelevantes o inapropiados. De ahí vemos la incorporación del botón de “no me gusta” en los comentarios.

A través de su cuenta de Twitter, indicaron que se trata de una herramienta para que la propia plataforma muestre los mejores comentarios. Los dislikes no serán públicos y no generarán notificaciones.

Esto quiere decir que las personas no sabrán si un comentario fue calificado como no importante. Solamente los responsables de TikTok tendrán acceso a estas estadísticas.

De este modo, se trata de una herramienta para controlar los mensajes de odio que se publican en las redes y, si se llega a dar la necesidad, eliminarlos y que así exista una mayor moderación.