La OEA frente la CELAC: Imposición vs Cooperación
Dos modelos, el de la integración en base a la cooperación y la complementariedad, frente al de la imposición neoliberal.
Ecuador presenciará el próximo 11 de abril el segundo y definitivo capítulo de la carrera presidencial que puede cambiar el rumbo del proceso de integración latinoamericana, que se debate entre el modelo de imposición e injerencismo representado por la OEA, y el de la cooperación y la complementariedad que son las banderas de la CELAC.
En lo que Sergio Guerra Villaboy denominó los “Laberintos de la Integración Latinoamericana”, el debate bicentenario entre ambos modelos representados hoy por la CELAC y la OEA, confrontan al bolivarianismo y al monroísmo en una disputa que se mantiene vigente con más fuerza desde la creación de la UNASUR, en contraposición al Consenso de Washington.
En el caso específico de Ecuador, la OEA es nuevamente observador de su proceso electoral y en el informe preliminar se omiten detalles del proceso que revelaron las desventajas previas que tuvo, y aún tiene, la Unión por la Esperanza (UNES).
Nueva confrontación de modelos
El avance de la derecha en Latinoamérica significó la ralentización del proceso de integración regional concretado en organismos como la UNASUR, el ALBA-TCP, y la CELAC, en particular este último instrumento nació en la etapa final de la vida del Presidente Hugo Chávez, y por ello no pudo avanzar en muchos de sus objetivos estratégicos.
Ecuador en la década del correísmo fue un actor importante en el impulso de la CELAC, y un soporte para el ALBA-TCP y la UNASUR. Rafael Correa y Ecuador se adhirieron al modelo bolivariano de integración y ello supuso muchas ventajas políticas, sociales y económicas para ese país.
La democracia en Ecuador estaba fortalecida por un alto apoyo popular, y en los momentos en los cuales se vio amenazada fue esa fortaleza la que sirvió para mantener la estabilidad institucional.
Cuando Correa pudo haber sido derrocado por fuerzas policiales alentadas por EEUU, la OEA no activó ningún mecanismo eficaz para garantizar la continuidad democrática del sistema político ecuatoriano, en su lugar, el ALBA y la UNASUR generaron pronunciamientos contundentes de rechazo al intento de golpe.
Actualmente, la OEA tiene una posición de altísima relevancia en el proceso electoral de Ecuador, como consecuencia de la adopción del modelo monroista y panamericano tras la traición de Lenín Moreno a la Revolución Ciudadana y su separación de la UNASUR a la cual expulsó de su país.
La confrontación se mantiene y de ganar Andrés Arauz la brújula se ajustará de nuevo al proyecto continental bolivariano, martiano y alfarista.
La OEA en Ecuador
El 21 de febrero de 2020, la Organización de Estados Americanos (OEA), publicó el informe preliminar de la Misión de Observación Electoral que presenció los comicios del 7 de febrero, en los que resultó ganador Andrés Arauz y la UNES obtuvo la mayor fuerza legislativa en la Asamblea Nacional.
Este informe luce formalmente imparcial y bastante completo, describe cada una de las etapas del proceso emitiendo opiniones que a primera vista parecen avalar la transparencia del acto electoral del 7 de febrero.
Sin embargo, el informe menciona muy poco acerca de las reclamaciones del electorado que no pudo acceder adecuadamente a los centros de votación. Posteriormente recomienda mayores garantías durante la jornada electoral, pero no menciona detalles de los sucesos presentados por ejemplo en la provincia de Guayas denunciados por la Asambleísta electa Pierina Correa.
Por otra parte, con relación a las reclamaciones el informe favorece las realizadas por Pachakutik y Yaku Pérez la Misión Observadora hizo un llamado a que estas sean resueltas. Caso contrario el de las reclamaciones efectuadas por la UNES, que no son apenas mencionadas en la fase preelectoral.
Las objeciones señaladas por Pachakutik, buscaron ensombrecer la victoria de Arauz y en última instancia aplazar el segundo momento electoral fijado para el 11 de abril de modo que se reduzcan las posibilidades de retornar al poder de Revolución Ciudadana.
El papel que la CELAC tiene en el resguardo de la democracia latinoamericana
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), no nació para garantizar la supremacía de ninguno de sus miembros sobre los otros, y en tal sentido, proclama la igualdad soberana de los estados, esta orientación marca una de las más claras diferencias con el modelo institucionalizado por la OEA.
El acompañamiento es la principal tarea en aras de colaborar con el normal desenvolvimiento del acto electoral, fuera de emplazar, el respeto a la soberanía de cada pueblo, llama a apoyar la resolución de conflictos con estricta sujeción a las leyes de cada país.
Este paradigma no le conviene a la hegemonía norteamericana, por ello su intervención en el retroceso de la izquierda y su modelo de integración, de igual forma, incentiva la conflictividad interna en América Latina apoyando factores golpistas que dicen defender la democracia y ello es algo que la OEA simplemente invisibiliza.